LA BUFA DE MONTSERRATE
Sep 09 2019

POR BERNARDO DEL HOYO CALZADA, CRONISTA DE GUADALUPE, ZAC. (MÉXICO)

La formación de este cerro data de hace doscientos millones de años en el periodo geológico del Triásico Superior, cuando un enorme meteorito impacto en este lugar y formó un cráter de más de cuarenta kilómetros de diámetro. El impacto fundió el material y lanzó mucho polvo a la atmosfera, que luego que se asentó, formó una costra de unos 60 centímetros de espesor en un área de 40 kilómetros, que con el tiempo y la lluvia se oxido y el hierro fundido se convirtió en hematites (oxido férrico), por eso se puede ver en la fotografía del Google Earth toda la zona de color rojo, y como dijo el poeta don Ramón López Velarde “un cielo cruel y una tierra colorada”, así tenemos que la tierra colorada no es más que el mineral de hierro oxidado producto de un impacto meteórico. Luego el mismo impacto fracturó la corteza y formó varios volcanes dando origen a la sierra de Zacatecas. El magma derritió parte del meteorito y luego es expulsado en forma de lava a la superficie. Las ricas vetas de plata y otros metales y la lava arrojada a la superficie formaron las bufas en la serranía, de las que hay varias.

Bufa es un pórfido emborrascado, así nos lo dice el mineralogista prusiano don Federico Sonneschmidt a fines del siglo XVIII, en uno de sus libros: “Descripción mineralógica de los principales distritos mineros de México o de Nueva España. 1804”, publicado en Alemania y traducido al español.

“Un pórfido emborrascado y que forma rocas de las llamadas bufas, cubre en muchos parajes la pizarra, especialmente por el lado de la villa de Jerez, en donde se levanta desde el seno de estas formaciones porfíriticas una montaña en forma de campana, que es el cono de basalto llamado la Campana de Jerez”.

En Prusia vio el libro el Varón don Alejandro Humboldt o Alexander von Humboldt (también prusiano), en su libro: “Ensayo político sobre el reino de la Nueva España”, volumen 3, pág. 113, lo cita:

“Un pórfido emborrascado y que forma rocas de las llamadas bufas, cubre en muchos parajes la pizarra, especialmente por el lado de la villa de Jerez, en donde se levanta desde el seno de estas formaciones porfiriticas una montaña en forma de campana, que es el cono de basalto llamado la campana de Jerez”.

En el libro el Museo Mexicano toman esta referencia de lo que es bufa.

Años después en 1861 el geólogo don José Burckard publicó una Carta geológica y cortes de la Serranía de Zacatecas, y en el cerro de la Bufa nos dice “Cerro de las Bufas”, por ser tres las bufas que se les llama también crestones; el crestón chico, donde está el observatorio meteorológico, el crestón grande en el centro que es el que se conoce como Bufa, y el crestón chino, donde está la cueva del chino, como podrán ver en el plano.

Después se dijo que Bufa es vejiga de cerdo, cosa que es totalmente falso y sin fundamento y aun lo siguen diciendo los guías de turismo en Zacatecas.

La Bufa de Montserrate

Montserrat o Montserrate es una montaña en Cataluña, y en su juventud la visitó don Juan de Tolosa antes de partir a la gran aventura en Indias o la Nueva España. Y en la Nueva Galicia participó en la famosa batalla del Peñón del Mixtón, en lo que ahora es el estado de Zacatecas, que tuvo lugar en 1541 y el 14 de febrero de 1542 se funda la actual ciudad de Guadalajara, Jal., en el valle de Atemajac. En ese mismo año los españoles mandaron poblar y fundar algunos pueblos con indios pacíficos para contener o defenderse de las tribus chichimecas. Estos pueblos son: Taltenango, ahora Tlaltenago, Colotlán, Huejucar, Etzosticacan, ahora Susticacan, Tenango, Quitanaque, ahora Atitanac, Tepezala, San José de la Isla, ahora Genaro Codina, entre otros pueblos indígenas.

Además, después de la guerra del Mixtón se descubrieron las minas de Bolaños, y otras más, y un indio del que no se sabe su nombre, y que había trabajado en las minas de Bolaños paso a vivir a Tenango, en lo que ahora es el municipio de Villanueva, Zac., y se desbalagó al norte donde encontró un placer de plata, y sacó una muestra, que estuvo mostrando a los españoles y dio con Juan de Tolosa, que le interesó mucho, luego fue Juan de Tolosa a Nochiztlán que ya era encomienda de don Miguel de Ibarra, y le mostró el mineral a don Miguel, y se asociaron en la empresa del descubrimiento de esta veta, que el indio les comunicó. Enseguida don Miguel de Ibarra le facilitó 20 indios esclavos de su encomienda y partiendo de Nochiztlán, fueron a Tenango, Villanueva, Zac., y de ahí a Quitanaque, y siguiendo el derrotero comenzó el lugar inhóspito y desconocido para don Juan de Tolosa. Llegó al nuevo descubrimiento el 8 de septiembre de 1546 día en que la Iglesia celebra el nacimiento de la Virgen María, en la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora. Dicen los testigos presentados por Juan de Tolosa en 1550 que tomaron unas tres cargas de mineral y al día siguiente regresaron a Nochiztlán, donde don Miguel y don Diego de Ibarra, analizaron las muestras y ensayándolas encontraron plata y plomo. En menos de un mes regresaron al sitio no sin antes debió de ir Juan de Tolosa a Guadalajara a registrar la mina o el hallazgo, a lo que debió manifestar Juan de Tolosa, que el hallazgo fue en un lugar donde está un cerro parecido al Montserrate, en Cataluña, y decidió ponerle que su mina descubridora se encontraba en el cerro de Monteserrat o el sitio de Montserrate, por el parecido del cerro de la Bufa con el de Montserrate, español. Además, porque en Cataluña se celebraba a Montserrate el 8 de septiembre, al igual que la Natividad de María en varias partes de la cristiandad. Así quedo registrada la mina descubridora de Juan de Tolosa, la del 8 de septiembre con el nombre de la “Mina Descubridora de Montserrate”. Si este lugar se hubiera llamado Zacatecas, entonces el registro de su mina descubridora se llamaría “La Mina Descubridora de Zacatecas.”

El cerro se le conoció como “la Bufa de Monserrate”, y así nos lo dice mi tío el historiador don Eugenio del Hoyo Cabrera en su artículo “Roncesvalles y las Alpujarras en las Lomas de Bracho”. Diego de Ibarra en representación de su tío don Miguel de Ibarra y don Juan de Tolosa, trabajaron la mina descubridora, y el sitio se le conoció como el mineral de Monserrat o Montserrate.

Al poco tiempo, vivía en la ciudad de Guadalajara don Andrés de Villanueva, y se le desbalagó un esclavo, que, teniendo noticias de él, fue en su búsqueda y llegó a Montserrate, donde encontró al esclavo y le gustó el sitio encontrando una mina junto a la mina descubridora, a la que le puso el nombre de Descubridora de Villanueva. Con la bonanza a la que acudieron varios españoles como don Andrés de Villanueva, vino o fue invitado al nuevo descubrimiento el capitán don Cristóbal de Oñate, que había fundado el actual Guadalajara, y encontró minas en Zacatecas y en Panuco, Zac., don Diego de Ibarra encontró la famosa mina de San Bernabé, el 11 de junio de 1548, la primera veta de importancia, porque para 1550 la mina Descubridora de Montserrate, se le conoció como la “Mina Pobre de Miguel de Ibarra”.

También en 1548 don Baltazar Temiño de Bañuelos, el día de San Benito, encontró la Albarrada de San Benito, y con estos hallazgos comenzó la gran bonanza minera que hizo que los españoles le dieron por llamar a real de minas con el nombre de “Las Ricas Minas de los Zacatecas”, por estar este nuevo mineral o real de minas en territorio de los indios zacatecos.

El nombre de Monserrate quedó relegado al olvido, y con el incendio en 1622 de la Parroquia Mayor se perdieron; el archivo parroquial y los registros de minas o denuncios de minas. La mina pobre de Miguel de Ibarra pronto dejó de trabajarse y solo quedó en tajos, y por un documento de fines del siglo XVIII sabemos que la mina descubridora de Monserrate se le conocía como los tajos de Monserrate.

“María Gertrudis Vallejo vecina de esta ciudad como mejor proceda de derecho y en conformidad de Reales Ordenanzas de las del nuevo cuaderno de minas parezco ante Vuestra Señoría y digo: que hago denuncio en forma de una por honda, yerma y despoblada más tiempo del por ellas prevenido que está en el cerro de los tajos de Monserrate a la parte del norte a la falda de él, cuya boca mira al oriente, y esta distante del camino real que va para Vetagrande como cincuenta varas, que se ha llamado el Carmen, y ahora le pongo el Aumento, y su ultimo poseedor fue María de Jesús Herize vecina de esta ciudad y la denuncio con su término y medidas de ciento veinte varas de largo y sesenta en cuadro, y con todas las catas, escarbaderos y minas hondas que en su pertenencia se viere, y en el derecho de prueba daré. Etc.”

Este documento pertenece a Juan Antonio Rivas Carrillo hijo de don Juan Antonio Rivas Cervantes, al que le doy las gracias por mostrármelo y permitirme citarlo.

Los tajos son las antiguas minas que quedan despobladas y con terreros en la superficie, o que fueron minas a tajo abierto, así tenemos los tajos de Panuco, los tajos de otras minas.

En todos los reales de minas existen o existieron las minas descubridoras, y aquí en Zacatecas no fue la excepción. Los historiadores del siglo XVIII, al no tener noticia de la primera mina descubierta, se basaron en lo publicado por el conde de Santiago de la Laguna en la que en una orla encontró escrito que la primera mina fue la de San Bernabé,

“Y porque en cuanto al año de este descubrimiento varían cuantos del han tratado, pondré aquí lo que hallé escrito en un letrero que en la capilla de los Reyes de esta Iglesia Parroquial servía de orla, coronándola alrededor de su solera, hecha a expensas de dicho Baltasar Temiño de Bañuelos, para que sirva de recomendación a lo futuro. Decía pues así: “Año de 1546, día de la Natividad de Nuestra Señora, a 8 de septiembre, entré en estas minas yo Juanes de Tolosa, y año de 1548, día del señor San Sebastián, a 20 de enero entré yo Baltasar Temiño de Bañuelos en estas minas, y en este mismo año, día del señor San Bernabé, a 11 de junio se descubrió la veta de San Bernabé, que fue la primera veta de plata que se descubrió, y en este mismo año, día de san Benito, se descubrió la veta de la Albarrada de San Benito, y este mismo año, día de Todos Santos, se descubrió la veta de Pánuco, y por haberse quemado la iglesia parroquial, año de 1622, a 4 de diciembre, reedificó esta capilla Doña Catalina de Oñate Rivadeneira viuda de don Diego Temiño de Bañuelos”.[1]

En un documento que se encentra en la Biblioteca y Archivo de la Crónica del Estado de Zacatecas, consta sobre la mina descubridora, pero no se trata de la de Montserrat, sino de la de San Bernabé:

“La mina principal de que se trata fue descubierta en este Real el día once de junio del año de mil quinientos cuarenta y seis, siendo la primera, o la que vulgarmente se intitula con el nombre de Descubridora. Su situación, la buena calidad de su veta por lo que la experiencia la acredita en otras minas establecidas y disfrutadas en ella, y los fragmentos de obras que aún se reconocen en aquel rumbo no dejan duda de que cuando se laboreo en remotos tiempos, seria utilísima y de buenas leyes de metal; pero en la actualidad solo se reconoce un paraje desierto, lleno de varias bocas de mina y de tiros hundidos y derrumbados, aterradas enteramente todas las antiguas labores, y llenas de agua; cuyos perennes manantiales corren sin cesar según se reconoce, y finalmente un objeto capaz de formar el concepto más dudoso de su prosperidad.”

Y más adelante dice:

“Certificamos que la mina nombrada San Bernabé y sus anexas, como descubiertas desde el día once de junio de mil quinientos cuarenta y ocho según se percibe de los papeles de minas de este archivo sin haberse vuelto a trabajar con formalidad en la dilatada serie de doscientos y tantos años, se halla tan derrocadas, aterradas, inundadas de agua que no es posible registrarlas, no solo en el interior de ellas, pero aun la superficial veta se aterroriza advirtiendo los horrorosos quebrantos, y hundidos que aparecen de los que progremente esta manando el agua hasta el arroyo inmediato por cuya contiguedad, y la de dos eminentes cerros que tiene a los vientos oriente y poniente es de creer, y con mucha probabilidad que estas sean muy abundantes.”

Continuara.

[1] SALINAS de la Torre Gabriel. Testimonios de Zacatecas. Imprenta Universitaria México, 1946. Págs. 70 y 71.

Fuente: https://historiadeladiocesisdezacatecas.blogspot.com/

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