POR RAFAEL SÁNCHEZ VALERÓN, CRONISTA OFICIAL DE INGENIO (CANARIAS)
El barranco de Guayadeque y sus aguas
El barranco de Guayadeque, declarado monumento natural, posee innumerables atractivos de distinta índole: geológico, geomorfológico, arqueológico, botánico, faunístico, etnográfico; suficientemente estudiados, que son un reclamo para que se visite asiduamente por estudiosos, curiosos y amantes de su belleza paisajística, a lo que añadimos sus recursos hídricos con todo un entramado de ingeniería necesaria para canalizar y distribuir sus aguas, que, si bien, transforman la fisonomía natural de su paisaje, constituye el motor que ha dinamizado el desarrollo económico de los actuales municipios de Ingenio y Agüimes a lo largo de cinco siglos.
Desde su nacimiento en las estribaciones de la Caldera de los Marteles hasta su desembocadura en el Burrero, marca la división entre la zona septentrional y meridional de lo que fue el Señorío Episcopal de Agüimes, desde su creación en 1491, y con posterioridad a 1816 la división entre las dos jurisdicciones que hoy conforman los municipios de Ingenio y Agüimes. En los años posteriores a la terminación de la Conquista y tras la conformación de los heredamientos que regulan la propiedad y distribución de las aguas manantes y subálveas de toda la cuenca alta y media entre la Caldera de los Marteles y la Boca de la Sierra (confluencia de los barrancos de la Sierra con el de Guayadeque), sus aguas se van a distribuir para el riego por gravedad entre las dos vegas a ambos lados del barranco: Vega de Aguatona (Ingenio) bajo la administración del heredamiento Acequia Real de Aguatona y Vega de Agüimes por el heredamiento de Santa María con el 25 %.
Tres son las cajas de reparto construidas en Guayadeque en distintas épocas para regular el caudal de las aguas: la llamada “Caja de General” construida en 1661 (hoy fuera de servicio), para el reparto entre los heredamientos de Ingenio y Agüimes, sustituida por otra a 50 metros de distancia en nivel inferior que data de 1967, levantada en virtud de la creación de la Mancomunidad de Regantes de Ingenio y Agüimes; además de una tercera casi desconocida de reducidas dimensiones, situada en plano superior a unos 70 metros de la primera, casi oculta a los ojos del visitante, conocida por “Caja del Pleito” que constituye el eje central del presente trabajo. Todas en la orilla izquierda del cauce, dentro del término municipal de Ingenio.
Caja y cantonera. Apuntes lexicográficos
El término CAJA, tan diversificado en distintas acepciones en el Diccionario de la Real Academia Española, no figura sin embargo, aplicado al patrimonio hidráulico de Canarias, ni se reseña como tal en el Diccionario Diferencial del Español de Canarias, ni en el Diccionario de la Academia Canaria de la Lengua. Tampoco figura el término CANTONERA bajo ninguna definición relacionada con el agua en el DRAE, pero si se recoge en el DDEC: “pequeño depósito de obra desde el que se distribuye de forma equitativa por medio de compuertas las aguas de riego”. También lo recoge la Academia Canaria de la Lengua: “en un sistema de riego, casilla o depósito para recibir el agua y distribuirla entre sus propietarios”. En ambos casos como vocablo exclusivo de Gran Canaria. Deducimos, por tanto, a la vista de documentos primarios, voz popular y definiciones académicas que CAJA y CANTONERA significan lo mismo al referirnos a un depósito para distribuir el agua, y por tanto CANARISMOS, casi en extinción al no emplearse en el lenguaje popular por la irreversible desaparición de nuestro patrimonio hidráulico, presente en la economía de la Isla durante siglos a través de los heredamientos de aguas, así como la presencia física de estas pequeñas joyas arquitectónicas que van desapareciendo al emplearse modernos sistemas de riego. Los términos “arquillas” y “troneras” para el mismo tipo de arquitectura hidráulica se suelen emplear en otras zonas de la isla.
Caja del Pleito: situación y características
Se encuentra ubicada esta cantonera de reducidas dimensiones a 393 metros de altitud en el paraje de Hoya del Molino, ocupando la zona izquierda del cauce del barranco de Guayadeque, en la jurisdicción de Ingenio, cercana al centro de interpretación, compuesta de un depósito regulador rectangular terminada en arco de medio punto con tres bocas en el interior de un habitáculo de mampuesto, cantería y argamasa con enfoscado de mortero de cal y techumbre de madera. La cantonera se encuentra completamente obstruida de tierra y basura y en regular estado de conservación, mientras que las paredes se conservan, aunque algo deterioradas y en mal estado la techumbre, careciendo de puerta. Mide el habitáculo 4 metros de largo por tres de ancho y la cantonera interior 3 x 1. Las tres bocas 0,15 metros de ancho por 0,20 de alto.
Cinco siglos de disputas
Aparentemente, esta tosca y olvidada construcción, situada en un lugar aislado del cauce, sin acequias de entrada y salida, con su cantonera casi irreconocible, aún siendo de un gran valor etnográfico a conservar, apenas es representativa por su valores arquitectónicos, si en cambio es muy significativa desde el punto de vista etnográfico por lo que simboliza en cuanto a que su construcción pone fin a muchos años de desencuentros, disputas y litigios entre los heredamientos de Agüimes e Ingenio y que en función de los acontecimientos que hicieron posible su construcción, la voz popular ha sabido darle el adecuado nombre de CAJA DEL PLEITO.
Origen de los conflictos: el tramo de la discordia
Para entender el origen de los conflictos entre ambas comunidades se debe tener en cuenta el área de captación de las aguas manantes y subálveas de los heredamientos de Agüimes e Ingenio. Ya desde tiempo inmemorial queda establecido que las aguas captadas entre las estribaciones de la Caldera de los Marteles (Cabezada del barranco de Guayadeque) en una altitud de 1.550 metros, hasta la Boca de la Sierra (confluencia del barranco de la Sierra con Guayadeque) con 450 metros de altitud, correspondientes al curso alto y medio a lo largo de 8 kms. con una totalidad de seis azadas, eran comunes entre la heredad Acequia Real de Aguatona para el riego en la Vega de Aguatona (zona media del actual municipio de Ingenio) en un 75 % (cuatro azadas y media), y la heredad de Santa María, para regar la Vega de Agüimes en un 25 % (azada y media). Los distintos nacientes en el tramo restante en una longitud de 800 metros entre la Boca de la Sierra y la Caja de Reparto construida en 1661 fueron administrados y explotados exclusivamente por la heredad de Santa María e incorporados a su acequia con el consiguiente aumento del 25 % que le correspondía, explotación que nunca fue aceptada por el heredamiento de Ingenio que consideraba que las aguas de ese tramo también eran comunes en la proporción establecida. La indefinición y ambigüedad de la existencia de esta zona de captación acuífera, asociada a otras relacionadas con el caudal, van a provocar una serie de litigios de manera intermitente entre ambos heredamientos que van a durar 77 años (1841-1918), con un alto coste en procedimientos judiciales y contratación de prestigiosos abogados que van a representar una sangría para los bolsillos de los partícipes, pues tienen que financiarse con continuas derramas, ya que el dinero obtenido por el remate de las aguas del “secuestro” dos días cada mes, no cubrían estos elevados gastos. Se da la paradoja que muchos de los partícipes, la mayoría potentados labradores de ambos pueblos e instituciones eclesiásticas poseen agua en ambos heredamientos enfrentados, especialmente vecinos de Agüimes con aguas en propiedad en la heredad “del Ingenio”.
A partir de la “Caja de Reparto” la zona de captación de las aguas corresponde a los heredamientos de los Parrales para el riego de la Vega de los Parrales en la zona baja de la Villa de Agüimes en una longitud de 3.400 metros, entre 390 y 214 metros de altitud en la confluencia del barranquillo de Adeje con Guayadeque. A partir de este punto y hasta su desembocadura, las aguas nacientes corresponden al heredamiento Principal y Mina del Carrizal. Estos últimos heredamientos también son protagonistas de un virulento conflicto en las dos primeras décadas del siglo XX en razón a la construcción de varias minas que nos llevaría a un nuevo capítulo de conflictos.
Litigios entre los heredamientos de Ingenio y Agüimes
A principios de la década de 1840 la heredad Acequia Real de Aguatona de Ingenio había construido en este tramo tres presas y un minote para recoger y llevar a su acequia las aguas de escorrentías y subálveas, por lo que las Heredades de Agüimes (Santa María y los Parrales), con administración única, denuncian esta acción en el Juzgado de Las Palmas mediante interdicto, alegando que impedían las filtraciones que engrosaban las de su heredamiento. La sentencia dictada el 23 de junio de 1841 es favorable a los intereses de Agüimes al ser obligada la heredad de Ingenio a destruir las obras efectuadas con pago de costas e indemnización por daños y perjuicios tasados en 2.025 pesos por peritos de las partes, cantidad que la heredad de Ingenio consideró excesiva, por lo que fue apercibida por el Juez de Primera Instancia, que, de no pagarse se procedería por vía de apremio al embargo y remate de bienes equivalentes. Medida que fue apelada ante el Superior Tribunal de la Audiencia Territorial quien confirmó la sentencia en Primera Instancia, sentencia que no fue cumplida por lo que se procedió al embargo, consistente en dos días de agua del total de que se compone dicho heredamiento cada treinta días de dula. Por la incomparecencia de postores y ante la imposibilidad de vender otros bienes equivalentes que tuvieran mejor demanda, se optó por aceptar la oferta de compra de los vecinos de Ingenio: el presbítero Bartolomé Ramírez (hijo de José Ramírez, primer alcalde real de Ingenio) y Sebastiana Vega, en documento firmado en enero de 1844, dinero que debía ser entregado a los Heredamientos de Agüimes.
Por 1845, insiste el heredamiento de Ingenio en que las aguas de Guayadeque en cota superior a la caja de reparto solo pertenecen a Agüimes la cuarta parte, por lo que interpone demanda ordinaria para que se anule la disposición anterior. Se dio el caso que el heredamiento del Carrizal (en cota muy inferior) también entabló interdicto en razón a sentirse perjudicado ya que las aguas recogidas en las balsas y minotes impedían su curso normal hasta Carrizal.
Ya por 1850 Agüimes acepta la realización de las obras, siempre y cuando se estableciera en la caja siete partes, de las que cuatro irían para Ingenio y tres para Agüimes y se contara con el visto bueno del Carrizal. En sentencia de 1850 se absuelve a los heredamientos de Agüimes de la demanda interpuesta afirmándose que las aguas de tramo en litigio tanto de remanientes como de filtraciones le correspondían.
Por 1851 solicitó el heredamiento de Ingenio que se le permitiera llevar a cabo determinadas obras, con carácter de interinidad, para evitar perjuicios irremediables, acordándolo así la Audiencia de las Palmas con la oposición de los heredamientos de Agüimes. En virtud de lo acordado por la Audiencia en 1852, se practicó la diligencia de designación del sitio donde las obras se habían de emplazar, consistentes en presas y madres para recoger aguas superficiales, evitando su profundización con los llamados minotes capaces de interceptar las aguas subterráneas.
El pleito queda larvado, hasta que por 1871 los heredamientos de Agüimes entablan medidas contra Ingenio relativas al examen, medida y nivelaciones en la caja general de registro. El reconocido letrado Antonio López Botas, nombrado por la parte de Agüimes, previniendo la entrada en una nueva litis propone una serie de medidas que debían ser tomadas en consideración por ambas heredades; mientras que las heredades de Agüimes, amparadas en la sentencia de 1841, aunque aún el pleito estaba pendiente, pretendían abrir unas minas en terrenos contiguos a la caja de reparto. La abierta oposición de Ingenio se amparaba en que el aprovechamiento de todas las aguas del barranco de Guayadeque correspondían a los tres heredamientos: Agüimes, el Ingenio y Carrizal, y éstos de común acuerdo debían minar el barranco en la Boca de la Sierra; tal disposición contó con la oposición de los vecinos de Agüimes propietarios de aguas en la heredad de Ingenio que estaban de acuerdo con la explotación en solitario proyectada por Agüimes.
Por 1872, López Botas con el ingeniero Fernando León y Castillo proponen un arreglo consistente en la construcción de una acequia de argamasa desde la Boca de la Sierra hasta la caja de reparto con gastos proporcionales al caudal de cada una, dividiéndose en mitad los remanientes y filtraciones en la zona; pero exclusivos de la Heredad de Agüimes los demás remanientes que estaba disfrutando. Se llega al final de la década sin acuerdo alguno, acordando la Heredad de Ingenio la continuación de las hostilidades legales, con la oposición de los partícipes vecinos de Agüimes. El pleito continúa en los años finales del siglo XIX con Agüimes manteniendo el mismo criterio en cuanto consideran que desde tiempo inmemorial los herederos de Ingenio no habían podido ni podían hacer presas, zanjas y minotes en el “arroyo” de Guayadeque que cortasen artificialmente los remanentes, filtraciones y derrames, que solamente se podía encañar el agua con piedra seca.
La mina
En la búsqueda de una solución pactada, en 1904, se establece un acuerdo entre los heredamientos de ambos pueblos para la construcción de una mina en la zona del litigio en la que Ingenio percibiría 1/3 y Agüimes 2/3 del agua alumbrada que la Junta General de Ingenio aprueba en 1905 a pesar de las reticencias de una parte de los partícipes por considerar el acuerdo favorable a los intereses de Agüimes. No hay testimonios documentales ni orales, ni tampoco vestigios físicos sobre la existencia de esta proyectada mina.
El pleito de la heredad del Carrizal con las de Agüimes
En las dos primeras décadas del siglo XX se suscita un largo pleito entre el heredamiento Principal y Mina del Carrizal con los de Santa María y Los Parrales de Agüimes, con cierto parecido al que mantiene Agüimes con Ingenio, aunque en otro contexto, al haberse concedido a los agüimenses en 1907 licencia para la construcción de cuatro minas en el tramo de explotación acuífera del heredamiento de los Parrales entre la caja de reparto y la boca del barranco de Adeje en su confluencia con Guayadeque para el alumbramiento de aguas subálveas. Licencia que les fue concedida con el consiguiente perjuicio para el Carrizal que en defensa de sus derechos gana todos los litigios en las distintas instancias de la Isla, pero que apelado por Agüimes al Tribunal Supremo, se da por válida la licencia y las cuatro minas fueron construidas en años posteriores. La participación de los abogados defensores: Maximiano Ramírez Morales (Carrizal) y Juan Melián Alvarado (Agüimes), además de José y Mesa y López; los tres vinculados al todopoderoso Partido Liberal, liderado por Fernando León y Castillo, dieron al pleito una dimensión más allá de lo estrictamente contencioso, que merece un análisis más pormenorizado.
El arreglo. La Caja del Pleito
En 1917, después de muchos años de desencuentros y largas conversaciones e informes de las distintas comisiones, se llega a un acuerdo que fue firmado el 10 de mayo de 1918 en escritura pública ante el notario Agustín Millares Cubas, poniéndose fin a un dilatado y costoso procedimiento que había comenzado el 13 de mayo de 1841 con el interdicto interpuesto por Agüimes.
La transacción consistió en que todas las aguas nacientes en el tramo en litigio se canalizarían para depositarse en la nueva cantonera (Caja del Pleito) que dispondría de tres bocas de salida: dos bocas para la acequia de Agüimes, después de haber tomado el que le correspondía en la caja general de reparto de 1661 y una boca que engrosaría la masa total a repartir en dicha caja de reparto en razón a 75% para Ingenio y 25 % para Agüimes.
Conclusión
Exigua y pírrica solución para Ingenio que solo se beneficiaba de un insignificante caudal. Pasados los años los nacientes se secaron y la Caja del Pleito, entre cañas, tuneras, veroles y tajinastes, languidece en un profundo sueño en una desvencijada habitación del barranco de Guayadeque, completamente olvidada.
Tendría que pasar medio siglo para que se acabaran las hostilidades entre el Heredamiento Acequia Real de Aguatona de Ingenio y Santa María y los Parrales de Agüimes al ser creada en 1967 la “Mancomunidad de Regantes de Ingenio y Agüimes”.