POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
La calle principal de mi pueblo, es conocida como «La calle Mayor», era y es, una importante via que va desde la punta del pueblo hasta la Plaza del Ayuntamiento.
Hasta principios del siglo XX, así se le denominaba a todo el tramo. Sin embargo, en los primeros años de dicho siglo, se dividió en dos partes. La que une la entrada del pueblo con las conocidas «cuatro esquinas» se le denominó calle O’Donnell y, desde las cuatro esquinas hasta la plaza Mayor, calle Alfonso XII.
A finales de la década de los años 20, el primer tramo quedó como sigue; desde la punta del pueblo hasta la sede de la Inquisición y casa de Elisa Carrillo (la billetera), siguió llamándose c/ O´Donnell y, desde allí a las Cuatro Esquinas, C/ Alfonso XIII.
Fue a raíz de la contienda civil española cuando quedó configurada como está en la actualidad: Desde la entrada al pueblo hasta las Cuatro Esquinas, calle O´Donnell y desde las cuatro esquinas hasta la Plaza Mayor, Calle José Antonio.
Sin embargo, a pesar de que a todo ese tramo de calle se le denominaba, y se le sigue llamando Calle Mayor, era el tramo que va desde la casa de Jesualdo Cascales Carrillo hasta la sede de la Inquisición, y la casa de Elisa Carrillo (la billetera), en donde se celebraban la mayoría de los actos festivos del pueblo.
Sí, en dicho tramo central de la calle, se concentraba el mayor número de ciudadanos y en donde se celebraban los desfiles de carnaval. En las cuatro esquinas, se colocaban el pregonero Torrano y el ayudante Paco (tres pelos), para recitar los edictos municipales, así como para pregonar algún evento importante.
Allí se reunían los trabajadores que acudían para ser contratados por los patronos o los encargados, también llamados cabezaleros. En dicho tramo de calle vivían las personas de mayor abolengo del pueblo y se recreaban los desfiles procesionales. Allí, en la década de los años 1940 a 1950, se aupaban los misioneros sobre el pollo de la Claudia, para arengar a los feligreses que seguíamos los sermones de los predicadores.
También, en dicho tramo de calle, abrían sus puertas los colmados y tabernas más importantes del pueblo. Allí se encontraba ubicado el horno y panadería de Antonio Salinas, la carnicería del Moreno y la posada de «los Parra». Los edificios tenían más prestancia que los del resto del pueblo y, sus balcones se encontraban engalanados con inusual frecuencia.
Recién acabada la contienda civil española del 36 al 39, dicho tramo de calle era el más frecuentado por los jóvenes, donde las mujeres lucían su palmito y sus vestidos recién estrenados. Los jóvenes, cuando estrenábamos alguna ropa o calzado, generalmente era en las fiestas patronales.
Estábamos obligados a pasear por dicha calle Mayor, ante las atentas miradas controladoras de sus vecinos. Como es natural, quién no tenía la suerte de estrenar nada, pasaba de puntillas para no ser visto o bien seguía hasta la Plaza Mayor por las calles de Arriba y Alta: o bien por la calle Binondo.
Sí, en dicho tramo de la Calle Mayor, habitaba el estrato humano más favorecido del pueblo de Ulea.