Cuando el Consell Valencia de Cultura, presidido por Santiago Grisolía, propuso al Ayuntamiento la idea de bautizar la plaza mayor de la ciudad de Valencia con el nombre de Jaume I, en el VIII centenario del nacimiento del fundador de nuestro Reino, actuó movido por la mejor buena voluntad; pero quizá no se percató ni de los trastornos prácticos que el cambio puede causar ni de otras graves ausencias de homenaje que hay en el callejero de Valencia y en los de las principales ciudades y pueblos de la Comunitat. «Mejorar» la posición del rey Jaume I en el callejero de Valencia es un loable consejo; pero seguramente habría que empezar por hacerlo llegar a ciudades valencianas donde no lo evocan todavía. Con todo, es dudoso que el Consell Valencià de Cultura sea el órgano competente para una labor asesora que desde hace décadas venía siendo confiada a los CRONISTAS de cada pueblo o ciudad.
LA CANCIÓN DEL OLVIDO
Los historiadores nos dirán que algunas de estas ciudades se incorporaron al Reino de Valencia después de Jaime I; o incluso en tiempos muy recientes. Pero el caso es que ciudades como Villena, la Vall d´Uixó, Torrevieja, Morella, Santa Pola y Requena, que no son de escasa población, no tienen calles o plazas dedicadas al rey don Jaime. Las ciudades antiguas, como Valencia o Alzira, suelen tener calles antiguas con el nombre del rey; ciudades de expansión reciente, como Benidorm, incorporaron el nombre del monarca a la toponimia de las zonas de crecimiento. Alicante tiene una calle dedicada al rey cerca de uno de sus principales accesos; y quizá es Castellón la capital valenciana que más rango ha concedido al monarca, que da nombre a una avenida importante del centro.
De las trece viejas ciudades reales representadas en las pinturas murales de la Generalitat, todas tienen calle o plaza dedicada al rey conquistador salvo tres: Callosa, Guardamar y Morella. De las otras trece villas reales, cuatro le olvidan: Peñíscola, Penàguila, Ademuz y Castielfabib. Lo cual no quiere indicar que Jaime I sea un rey olvidado: porque numerosas casas de cultura, centros escolares, casas de juventud o complejos deportivos llevan el nombre del rey en pueblos grandes y ciudades. Como lo llevan docenas de bares y de hoteles en los cuatro puntos cardinales de la región.
NO HAY NORMAS, NO HAY CRONISTA
Sin necesidad de hacer un estudio exhaustivo se puede llegar a la conclusión de que el nombre del rey está presente por igual en los pueblos y ciudades de las tres provincias valencianas y que la excepción se debe al despiste cultural de los ayuntamientos.
No se aprecia malicia en los olvidos: Alicante tiene un especial afecto a este rey aunque una parte de la provincia se incorporó al Reino de Valencia algo más tarde.
En la mayor parte de los pueblos del área metropolitana de Valencia, el nombre de Jaume I está presente. Pero no lo hemos encontrado, sin embargo, en el callejero de ciudades como Burjassot y Manises.
Todo esto, y mil detalles más, viene a decirnos que no hay (ni debe haber) normativa, aunque exista un sentido común que, en ocasiones, es víctima del olvido o la burocracia. Habitualmente, los CRONISTAS LOCALES, agrupados en una institución como los CRONISTAS DEL REINO, hacían de asesores de alcaldes y concejales. Pero esa es una costumbre que ha ido cayendo en desuso, como los cronistas mismo. Baste decir que la ciudad de Valencia no tiene CRONISTA OFICIAL desde que murió, en 2000, el erudito SANTIAGO BRU I VIDAL para entender lo que sin duda ocurre en otras ciudades y pueblos.
El Consell Valencià de Cultura no tiene competencia específica en esta materia aunque hace bien, en su libertad asesora, de proponer y aconsejar. En el caso que ha dado pie a este reportaje -la recomendación del cambio a favor de Jaime I en Valencia- quizá hubiera sido más necesaria una propuesta estimulante para que todas las ciudades y villas del Reino recuerden este VIII centenario real bautizando calles y plazas con el nombre de Jaime I si es que lo tienen ausente del callejero. O para recordar el papel de una institución, la de los CRONISTAS DEL REINO, que en otras ocasiones ha sido eficaz auxiliar del propio Consell.
LAS RAREZAS DE VALENCIA
Valencia tiene en su callejero algunas notables rarezas, fruto de la improvisación o la falta de reflexión. Mientras en el callejero ciudadano hay calles tan asombrosas como las dedicadas a toda clase de barcos -desde el Submarino, el Calarredes y desde el Acorazado al Torpedero— hay ausentes de gran mérito.
En ocasiones hay calles que no se sabe a qué responden o que se utilizan mal. La calle del Gobernador Viejo (un señor que se apellidaba Viejo desde que nació) la traduce el ayuntamiento como Gobernador Vell con evidente error. Valencia todavía no tiene calle, avenida o plaza que lleve el nombre de don Juan Carlos I. El rey, que da nombre genérico a la marina del puerto, no está sin embargo en el nomenclátor urbano. Pero tampoco está su padre, don Juan de Borbón, ni su abuelo, Alfonso XIII. La lista de los reyes de España escasea mucho en el callejero de Valencia, que se olvida no ya del denostado Felipe V, sino de Carlos I o Felipe II.
Entre los políticos universales resulta que tienen calle los líderes Nelson Mandela y Olof Palme pero no la tienen Martin Luther King ni Gandhi. Tampoco están a la vista destacados líderes como De Gaulle, Kennedy o Winston Churchill.
ILUSTRES AUSENCIAS
Valencianos ilustres como Fernando Abril Martorell, Francisco Domingo Ibáñez, Vicent Andrés Estellés, Vicente González Lizondo o Vicente Mortes Alfonso no están en nuestro callejero. No hay criterio para distinguir, por ejemplo, a los valencianos que han llegado a ser ministros o presidente del Gobierno, sea en democracia, dictadura o república. Tampoco están en la lista todos los alcaldes que podrían estar, vivos o fallecidos. Pero es que en nuestro callejero no encontraremos tampoco calles dedicadas a Italia, Rusia, Canadá, Estados Unidos, Australia, China, Japón, Corea, Nueva Zelanda, Grecia, Luxemburgo o Polonia.
No ha habido una decisión, no hay una lógica recomendación para que todos los países importantes del mundo, y los de la nueva Europa de 25 miembros, estén en el callejero valenciano. Ni siquiera se ha decidido que los países participantes en la Copa América que no tengan todavía calle, reciban este recuerdo. Pero aún es más asombroso que no estén todas las regiones españolas en el callejero: Andalucía, Cantabria, La Rioja y el País Vasco no aparecen y Madrid tampoco consta.
Valencia tiene empadronados a 100.000 inmigrantes; pero no tiene calle dedicada a Marruecos. Como no figuran en las guías países latinoamericanos tan entrañables como Méjico, Ecuador, Perú, Costa Rica o Colombia. No hay razones. Es despiste.
Es la canción del olvido.
Fuente: http://www.lasprovincias.es/