POR ANTONIO BRAVO NIETO, CRONISTA OFICIAL DE MELILLA.
Es un hecho conocido la estrecha vinculación histórica que existe entre el Ducado de Medina Sidonia y la ciudad de Melilla, lo que nos remonta a los orígenes de la ciudad actual, a 1497. Fue en ese año cuando culminaron los preparativos para ocupar y reedificar la ciudad de Melilla, empresa llevada a cabo por el III duque, Juan Alonso Pérez de Guzmán, a instancias de los Reyes Católicos.
Y esta relación permaneció durante toda la primera mitad del siglo XVI porque la ciudad permaneció bajo la tenencia, que no bajo la jurisdicción, de esta casa ducal hasta 1556. Fue ese año y bajo el gobierno del VI Duque, llamado también Juan Alonso Pérez de Guzmán, cuando pasaría su administración directamente al Rey Felipe II.
Otra parada en este breve recorrido histórico nos lleva, varios siglos después, hasta 1913. El 11 de marzo de ese año, el rey Alfonso XIII firmaba un real decreto donde se le concedía a Melilla el uso del escudo oficial de la Casa Ducal de Medina Sidonia, previa autorización del XIX duque, José Joaquín Álvarez de Toledo y Caro. Desde entonces es el escudo oficial de la ciudad de Melilla.
Cincuenta años después, en 1963, se produce la visita a Melilla de Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, la XXI duquesa de Medina Sidonia. Invitada como huésped de honor por el ayuntamiento de la ciudad, llegó al puerto de Melilla el domingo uno de septiembre de ese año, acompañada de la baronesa Odile de la Couët de Lorry. El motivo de su visita fue asistir a las fiestas patronales, por lo que una de sus primeras actividades fue visitar la iglesia de la Purísima Concepción, finalizando el día en el Club Marítimo, desde donde pudo ver los fuegos artificiales que se desplegaron en la ciudad antigua.
El lunes dos, fue recibida por la corporación en pleno en el ayuntamiento, donde firmó en el libro de oro de la ciudad y celebrando la cena de esa jornada en el antiguo museo municipal, el almacén de pólvora de la Concepción. La vinculación con Melilla la Vieja se repitió el día siguiente, el tres, recorriendo el Pueblo y su museo municipal de la mano del entonces cronista oficial, Francisco Mir Berlanga. Mientras la noche la ocupó con una curiosa actividad, las II galas Nacionales de Prestidigitación en el auditórium Carvajal.
De estas visitas a Melilla la Vieja conservamos tres fotografías en el archivo del Cronista Oficial, donde aparece la duquesa en la puerta de Santiago y en la zona del museo de la Concepción.
Su visita finalizó el miércoles día cuatro, zarpando hacia el puerto de Málaga. Por su intensidad recogemos las palabras de la duquesa en un artículo publicado en El Telegrama de Melilla, donde agradecía “a las autoridades y a Melilla entera el haberme llamado, porque a lo que no se conoce no se le quiere, y hoy quiero a Melilla”.
El día cuatro de diciembre de ese mismo año, 1963, en acta de la sesión ordinaria del Ayuntamiento, presidida por el alcalde accidental Antonio Romaguera Barceló, se daba cuenta de “la resolución del expediente relativo al nombramiento de Alcalde Honorario de la ciudad a favor del titular del Ducado de Medina Sidonia” en testimonio de gratitud y reconocimiento por cuanto dicha Casa Ducal hizo por Melilla. Es curioso constatar que para conceder esta dignidad honorífica, la corporación tuvo que contar previamente con la conformidad de la Dirección General de Administración Local del Ministerio de Gobernación.
Y finalmente, sesenta años después, Melilla volverá a recibir la visita de otro miembro de esta Casa Ducal, en concreto el XXII duque Leoncio Alonso González de Gregorio y Álvarez de Toledo. En esta ocasión, el duque ha sido invitado por el Real Club Marítimo de Melilla a cerrar los actos conmemorativos del 80 aniversario de esta entidad, y el próximo día 22 impartirá una conferencia en el salón de actos de este club, titulada “Melilla y el ducado de Medina Sidonia”. Este acto revalidará sin duda la vinculación histórica entre la ciudad y la casa ducal, lo que representa sin duda un hecho digno de resaltar.