EL CRONISTA OFICIAL ANTONIO MARÍA GONZÁLEZ PADRÓN, CRONISTA OFICIAL DE TELDE (CANARIAS) YA DENUNCIÓ QUE AUN HABIENDO CERRADO 33 AÑOS DESPUÉS, EL POLÍGONO SIGUE EN PIE
Un extrabajador de la fábrica de abono desgrana cómo contaminaba la que durante décadas fue una de las empresas más importantes de Gran Canaria. Asegura que durante años vertió al mar la ceniza de la pirita, un mineral altamente contaminante. «Con su cierre nos hicieron un favor a los trabajadores y a Canarias»
No en vano, Alemán accede a hablar para este periódico a raíz de una denuncia del cronista oficial de Telde, Antonio González Padrón, en la que protestaba porque 33 años después de que cerrara la Cinsa, todavía queda en el polígono industrial de Salinetas, en una ladera que da a la costa, un vertido de varias toneladas de pirita, el mineral altamente contaminante, del grupo de los sulfuros, que contiene hierro y azufre y que usaba esta industria para fabricar abono agrícola, en concreto, sulfato amónico.
Estos restos de pirita y de ceniza, según cuenta Alemán, se estuvieron arrojando directamente al mar durante años, de forma impune. Es más, recuerda que al principio la vertían manualmente unos operarios en la terrera que denunció el cronista y que, por tanto, se exponían a sus efectos contaminantes sin apenas filtros. Hasta que un buen día, el comité de empresa denunció esa práctica en un organismo en la capital que velaba por la seguridad y la higiene en el trabajo y obligó a cambiar ese procedimiento. Se construyó entonces una acequia donde pasaba una corriente de agua salada que era bombeada desde el mar. La Cinsa estaba al lado de la costa. «Ya no salieron más con la vagoneta, sino que volcaban la ceniza en esa acequia, en la nave, y el agua se la llevaba hacia el mar».
Pero lo peor, asegura, eran los efectos perniciosos para los trabajadores. «Jugaron con nuestra salud». Tenían hasta centro médico donde se les hacían analíticas y hasta radiografías, «y eso era por algo». Los que más en contacto estuvieron con la pirita han padecido luego enfermedades muy serias, tanto, que familias y empleados las vinculan a la contaminación de este mineral. «Cuando la cerraron (1985), nos hicieron un favor a los trabajadores y a Canarias». G.Florido.
Fuente: https://www.canarias7.es/siete-islas/gran-canaria/telde/la-cinsa-nunca-debio-montarse-aqui-EA6103143