POR ANTONIO BRAVO NIETO, CRONISTA OFICIAL DE MELILLA
Acaba de publicarse un libro, titulado ‘La ciudad de los saberes en la Edad Moderna’. En este trabajo, hemos escrito un capítulo titulado «Los hospitales reales del siglo XVIII. Un modelo de actuación urbana en las ciudades del norte de África». En él abordamos la forma en la que la Monarquía Hispánica realizó un gran esfuerzo por edificar hospitales en los presidios norteafricanos, en Orán, Melilla, Alhucemas, Vélez de la Gomera y Ceuta.
En el transcurso del siglo XVIII la monarquía española desarrolló un importante programa de transformaciones urbanas y edilicias con incidencia en todas sus fronteras. Dentro de este marco de renovación, la construcción de hospitales se constituyó como un elemento imprescindible de cara a la configuración de numerosas ciudades, entre las que destacaremos las norteafricanas. Tales estructuras hospitalarias buscaban solventar uno de los problemas fundamentales en estas poblaciones de frontera: contar con espacios específicos para cubrir las necesidades de los enfermos, en lo que concernía tanto a la población militar como a la civil. El desarrollo de esta política se hacía especialmente imprescindible en lugares alejados y que funcionaron como verdaderas “islas” por sus condicionantes geográficos.
Con base en este programa se llevó a cabo un importante número de obras: los hospitales reales de Ceuta y Melilla, los de Orán (el de la alcazaba, el antiguo de San Bernardino y un proyecto de nuevo hospital no realizado en esta misma ciudad) y los más reducidos de los peñones de Alhucemas y de Vélez de la Gomera. De todo este rosario de arquitecturas hospitalarias ilustradas, ejecutadas por ingenieros militares, actualmente sólo quedan en pie el hospital Real de Melilla y las ruinas del que fuera hospital Real de la alcazaba de Orán. Sea como fuere, nuestro principal objetivo es dejar patente el peso específico que tuvieron tan amplios edificios en la trama urbana de las ciudades norteafricanas del siglo XVIII, determinados por una serie de peculiaridades humanas, sociales, políticas y económicas que los hacen sumamente singulares.