POR BIZÉN D’O RÍO MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL
Cuando alboreaba el año 1985 un grupo de trabajo “Pro-articulación de La Hoya”, estaba ya bastante consolidado, porque desde noviembre de 1984 había trabajado con unas ideas claras acerca de la legislación vigente, una vez superados los textos de la pasada época que impedían prácticamente toda articulación o agrupamiento supramunicipal, pero a partir de la Constitución Española de 1978, sus artículos 141.3 y 142.3 contemplaban la posibilidad de que los ayuntamientos se agruparan para la prestación de servicios y el estudio de asuntos de su competencia. Por otra parte, el Estatuto de Autonomía de Aragón en su artículo 5º decía: “Aragón estructura su organización territorial en Municipios y Provincias. Una Ley de Cortes de Aragón podrá ordenar la constitución y regulación de las Comarcas”.
Por aquellas fechas, se encontraba en discusión en el Senado la Ley de Entidades Locales, es decir, el Proyecto de Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local, que en su artículo 42.1 contemplaba la Comarca como unidad territorial supramunicipal. Claro estaba para el “Grupo Pro-articulación de La Hoya”, tanto la posibilidad legal, como el camino por el que en el futuro se podrían desarrollar las prestaciones de servicios de competencia municipal, albergando ya la idea o proyecto de que en un futuro inmediato se desarrollaran más y mejor las prestaciones de servicios de competencia municipal, al poderlas agrupar a nivel supramunicipal o comarcal, medio que acertadamente se pensaba como único para lograr eficacia.
Por sus pequeñas dimensiones, en la mayoría de los ayuntamientos del territorio de La Hoya, a duras penas se cumplían las mínimas obligaciones que por ley les correspondía para con sus vecinos, de aquí que se les imponía a los concejos locales la acuciante necesidad de buscar y poner en marcha fórmulas que permitieran no sólo cumplir con los mínimos, sino intentar llegar lo más adelante posible en una que sería aproximación a los servicios que eran comunes en zonas menos rurales y todo lo que era ya normal desde hacía tiempo en otros países de Europa.
De cara a estos pasos que se pretendían acometer, surgía la falta de definición ¿Qué era la Hoya de Huesca? Ya que se estaba haciendo uso de este término tanto en medios de comunicación, como políticos, sociales, económicos, etc., pero con una disparidad de criterio respecto al mismo que requería un acuerdo, una delimitación del espacio o territorio para posibilitar cualquier actuación en el mismo.
La Hoya de Huesca ha sido siempre una comarca natural dentro de la tierra llana de Aragón coincidente con la depresión del Ebro en su tramo aragonés. Con una extensión de más de 2.000 kilómetros cuadrados y una población de 60.000 habitantes; limitada al Norte por las sierras de Santo Domingo, Riglos, Loarre, Gratal y Guara; al Sur por los Monegros; al Este por el río Alcanadre, que la separa de la tierra barbastrense y al Oeste con el límite del río Gállego, situándose en su centro geográfico la capital, Huesca, que además actúa de punto vertebrador de comunicaciones, comercio, cultura y social de toda la Hoya.
La mancomunidad como entidad local para la ejecución en común de obras y servicios determinados de competencia municipal, parecía que era el marco que la nueva legislación contemplaba para los casos como éste, de una nueva articulación de la Hoya de Huesca. Ahora bien, la iniciativa correspondía a los propios municipios afectados, y era a ellos, a través de la totalidad de los concejales de los mismos a quienes competía tanto la constitución como el posterior gobierno y elección de responsables para el buen funcionamiento. Destacando que la creación de la mancomunidad no significaba nuevos estamentos, sino que los órganos de gobierno los formarían los propios ayuntamientos.
Como principales puntos o temas señalados por este Grupo de Trabajo Pro-articulación de La Hoya, se marcaron el Servicio Social de Base; Recogida de Basuras y red de vertederos; examen de las entonces Agrupaciones Secretariales; suministro de Agua Potable creando servicios comunes donde ello fuera posible para varios núcleos; Caminos Municipales, mejora y asfaltado, logrando una red de caminos que permitieran el tránsito del transporte escolar, servicios Médicos, Veterinarios, etc., además de la defensa de cuantos proyectos siendo o no de su competencia, fueran de interés general, tales como riegos, desarrollo industrial y de todo tipo.
Como prueba del interés que aglutinaba a todos los munícipes implicados en el proyecto, en los primeros días de enero de 1985, seis ayuntamientos cercanos a la capital que aglutinaban varios núcleos de población, enviaron sendas peticiones a la corporación oscense para iniciar las reuniones que permitieran llegar a un acuerdo por el cual, el consistorio de Huesca se hiciera cargo de la recogida de basuras en estas poblaciones en las que hasta ese momento no existía este servicio, por lo que los habitantes de las mismas depositaban los desperdicios en fosas o barrancos. Por parte de los ayuntamientos que planteaban la creación de la mancomunidad de La Hoya, cuyo proyecto se barajaba ya con intensidad, se proponía la instalación de contenedores en las poblaciones y que fueran recogidos dos o tres veces por semana por los camiones del servicio de recogida de Huesca. Reunida la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Huesca, el día 14 de enero de 1985, se daba el primer paso hacia esa mancomunidad tan deseada, aprobando la utilización del vertedero de Fornillos a los municipios de La Hoya de Huesca.
El día 21 de marzo de 1985 en la sede del PSOE de Huesca, se reunían concejales y alcaldes de municipios pertenecientes a La Hoya de Huesca, con el fin de debatir y fijar criterios de actuación, mediante la confrontación de opiniones y puntos de vista acerca de la eficacia y necesidad de crear una mancomunidad que reuniera a todos los municipios y localidades de La Hoya de Huesca. De esta reunión saldría el alcalde de Huesca elegido como portavoz y representante del PSOE en cuantas negociaciones y gestiones tuvieran que hacerse hasta llegar a la creación definitiva de la mancomunidad.
En el siguiente pleno municipal del mes de abril, el alcalde oscense presentaba una moción solicitando el apoyo de los demás grupos municipales, el Popular y el Regionalista a esta iniciativa, que además sería llevada a la práctica en el resto de concejos de la zona de influencia de La Hoya. Este proyecto inicial suponía de hecho, el reconocimiento de las características especiales de esta comarca, siendo el contenido previsto de la mancomunidad la suma de diversos programas concretos que si bien no afectaban a todas las localidades que conformaban esta zona natural de la provincia, sí deberían de contar con el apoyo de todos los ayuntamientos mancomunados, tratándose posteriormente las ayudas que pudieran aportar tanto la administración central, como la regional y la propia Diputación Provincial.
El día 11 de junio, paralelamente, los concejales de trece municipios de La Litera, aprobaban los estatutos por los que se regiría su mancomunidad que venía a unirse a las ya existentes: Jaca-Sabiñánigo y la Flumen-Monegros, y en Huesca, el día 13 del mismo mes, el concejo debatía la moción presentada por la Comisión de Hacienda respecto a dar vía libre a las gestiones encaminadas para ver la viabilidad de una mancomunidad de municipios de la Comarca de La Hoya de Huesca, en la que además de la capital y municipios agregados se unirían los de: La Sotonera, Monflorite-Lascasas, Nueno, Sangarrén, Angüés, Ayerbe, Almudevar, Loporzano, Pueyo de Fañanás, Alerre, Chimillas, Banastás. Pero en otras comarcas existían igualmente estas inquietudes, así es que cuando va a finalizar el año 1985 los 18 ayuntamientos del Sobrarbe redactaban los estatutos por los que debería regirse su mancomunidad.
Había transcurrido un año de trabajos en Pro-articulación de La Hoya de Huesca, habían sido numerosas las voces que se habían elevado para expresar la necesidad de que en este territorio, las gentes que lo habitaban tomaran conciencia de la problemática acerca del futuro que les esperaba, de las distintas alternativas que se les presentaban y de cómo debían actuar para conseguir lo más apropiado y efectivo para La Hoya de Huesca. A tal efecto, el 3 de enero de 1986, se invitaba a la reflexión a los habitantes y a los alcaldes y concejales de La Hoya de Huesca, haciendo especial hincapié en la importancia de la capital y su problemática, de cómo se quedaban disminuidos el resto de los problemas de la comarca y los numerosos pueblos que la componían, ya que eran más de 90 núcleos agrupados en 45 o 52 municipios, según el límite que se considerara con Monegros, porque en aquellos momentos la nueva Ley de Régimen Local, exigía la prestación de nuevos servicios a los ciudadanos y que los pequeños municipios difícilmente podrían prestar en solitario.
Cuando el 24 de enero de 1986 se reúnen los representantes de los ayuntamientos de la Comarca de La Hoya, estudian la firma del convenio para la creación del Servicio Social de Base, la propuesta para la adhesión al Matadero Comarcal y la creación de una mancomunidad de servicios, si bien algunos ayuntamientos habían ya manifestado su conformidad por escrito. De este modo, el servicio ya existente para Ayerbe-Sotonera se ampliaría al resto de pueblos de La Hoya, creándose dos subzonas, la occidental con centro en Bolea y la oriental en Monflorite. Se acordó así mismo, se establecieran dos comisiones permanentes para desarrollar la tramitación. La primera constituida por representantes de Monflorite, Siétamo, Huerto, Loporzano, Angüés, Sangarrén, Nueno, Alcalá del Obispo y Blecua-Torres. La otra estaría formada por las localidades de La Sotonera, Ayerbe, Lupiñén, Agüero, Loarre y Chimillas, dándoseles a ambas el encargo de propiciar las reuniones y que de cara a una posible constitución de mancomunidad, acudieran a técnicos concretos que pudieran aportar elementos de juicio.
Durante los días 20 de marzo al 4 de abril de 1986 La Hoya iniciaba unas jornadas informativas, la pretensión era el crear las condiciones hacia la articulación del territorio que, se creía, debía culminar con la constitución de una Mancomunidad desde la que poder afrontar de modo eficaz la prestación de servicios y desarrollo del territorio, algo imposible de lograr individualmente por estos pequeños municipios. A partir de estas jornadas informativas se iniciaba un largo proceso a seguir, dentro del cual, se consideró siempre, que todos los ayuntamientos de la Hoya deberían unir las fuerzas para crear una “Mancomunidad Comarcal” que sirviera de instrumento y posibilitara un marco de debate de asuntos de interés general, pues sólo a partir de ese debate se podrían acometer acciones que permitieran conseguir un mayor grado de bienestar para todos los ciudadanos de La Hoya de Huesca.
Treinta y cinco años después, tras distintas sedes sociales, inauguraba en los primeros días de marzo, su sede definitiva, en lo que fuera antiguo Banco de España en Huesca, un edificio singular del famoso arquitecto Eduardo de Adaro y Magro, levantado en 1903.