LA CRISIS CIERRA ÓSCAR ERNST • LA JOYERÍA MÁS ANTIGUA DEL BARRIO DE TRIANA, EN LAS PALMAS, ECHA EL CIERRE POR LA COYUNTURA ECONÓMICA
Dic 15 2013

“EL INGENIERO SUIZO LEÓN WALLACH VINO MUY JOVEN, EN TRIANA ESTABLECIÓ UNA EMPRESA DE MATERIALES ELÉCTRICOS Y ERA EL ENCARGADO DE LA ESTACIÓN RADIO COSTERA INSTALADA EN MELENARA”, COMENTA JUAN JOSÉ LAFORET, CRONISTA DE LA CIUDAD

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El escaparate de la legendaria joyería Óscar Ernst, en el número 49 de la calle Mayor de Triana cerrará por el azote de la crisis económica. Desde hace tiempo, los viandantes pueden ver colgados en sus escaparates carteles de liquidación que rezan: `Por cierre -50%´. Se bajan así las persianas de 101 años de solera del establecimiento, cuyo origen como relojería, óptica y joyería se remonta a 1912, cuando el tío de la saga Ernst, Arno Lückert, tomó el testigo del antiguo negocio `Al Cronómetro´. Su sobrino Óscar Ernst emigró de Alemania a Canarias y lo rebautizó con su nombre al heredarlo en los años 50.

La joyería de la saga germana Óscar Ernst, ubicada en el número 49 de la calle Triana de la capital grancanaria y fundada en 1912, baja de forma definitiva sus persianas debido a la crisis económica que azota al Archipiélago. Con más de un siglo de historia, la tercera generación de estos joyeros alemanes decide colgar los carteles de cierre por liquidación al 50%. Relojes, sortijas, gargantillas, pulseras, brazaletes, perlas, hasta vasijas de plata se ponen a la venta a mitad de precio, como se puede ver en los escaparates del local.

Este comercio ha sido uno de los establecimientos más característicos del barrio de Triana durante todo el siglo XX. Sin duda constituye uno de los escasos referentes de aquellas relojerías, joyerías y primeras ópticas modernas que quedan en la ciudad. El empresario alemán Arno Lückert tomó el relevo de la antigua tienda conocida como `Al Cronómetro´, a principios del pasado siglo. En 1912 su sobrino, Óscar Ernst, cambió el frío de Alemania por el cálido clima de Canarias y se instaló en Las Palmas de Gran Canaria para trabajar como orfebre en esa joyería y relojería, donde también uno se podía graduar la vista y adquirir unas monturas y lentes importadas directamente del país germano, como las Nietche & Günter.

Un maestro y dos aprendices trabajaban a destajo en un taller ubicado en la trastienda del edificio, pues los servicios de reparación y montaje de relojes eran muy demandados. En la parte alta vivió la familia Ernst durante varias décadas. Llegaron los años 50 y Óscar pasó a regentar el comercio y lo rebautizó con su mismo nombre, que llega hasta nuestros días. Óscar Ernst (cuyo apellido significa «seriedad» en alemán) se labró un nombre dentro de la historia comercial y social de la ciudad, junto con otros profesionales y empresarios centroeuropeos relevantes que echaron raíces en la Isla.

«El ingeniero suizo León Wallach vino muy joven, en Triana estableció una empresa de materiales eléctricos y era el encargado de la estación radio costera instalada en Melenara. También me recuerda a la joyería-relojería de otro alemán, Juan Pfluger, que instaló en el frontis de su comercio un gran reloj que aún existe, y sus hijas continuaron con una pequeña relojería durante muchos años», comenta Juan José Laforet, cronista de la ciudad.

El cúmulo de información histórica sobre la joyería Óscar Ernst se conoce gracias a la labor de investigación que realizó hace varios años una traductora jurada e intérprete de español-inglés, especialista también en el campo judicial y médico y que ha trabajado para numerosos museos, teatros, instituciones culturales y gubernamentales de la capital. Chantal Marie Portillo Stephens publicó en 2011 una guía de rutas a pie, Historias tras los comercios en Triana, dentro del proyecto de historia oral Redescubre tu ciudad, junto con otra del barrio de Vegueta.

El punto de partida es una tesis del Doctorado de Turismo Sostenible de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), en la que se entrevistó a vecinos y propietarios de una docena de comercios tradicionales del barrio, como la joyería Óscar Ernst, con el fin de crear unas rutas guiadas que incluyen el patrimonio del casco antiguo de la capital grancanaria, desde 1940 a 1970.

En la actualidad, el negocio es regentado por el hijo de Óscar, Alfred Ernst, de 83 años, y sus hijos Alfred y Robert, cuya tía, Inger, también trabajó en el negocio familiar. Son tres generaciones de joyeros alemanes que han hecho perdurar la saga en el tiempo. «Don Alfred recuerda los necesarios viajes a la Península para surtirse de mercancía cuando Gran Canaria aún no estaba en el punto de mira de los proveedores», explica Portillo Stephens en la guía Historias tras los comercios en Triana.

Otro de los aspectos que abordó en este proyecto fue cómo evolucionó el tipo de producto que se comercializaba. De la naturaleza de relojería y óptica con la que se engendró a principios del siglo XX, fue dirigiéndose hacia «artículos de plata y los objetos chapados en el llamado oro alemán, hasta actualmente, la joyería, sobre todo, de oro», observa la autora de la guía de Triana.

En cuanto a las existencias de plata, según publica la guía, Alfred Ernst comentó que en el pasado era habitual que las familias más acomodadas tuvieran en sus hogares una cubertería y una vajilla de plata. «Hasta un sándwich era servido en bandeja de plata si se tenía cierta clase social», asegura Portillo. Por otra parte, eran frecuentes toda una variedad de regalos bañados en plata, como los marcos para fotografías, las figuritas de animales, los quinqués (lámparas de mesa alimentadas con petróleo y equipadas con un tubo de cristal que cobija la llama) o incluso el cliente podría encontrar recuerdos para recién nacidos, como chupetes o cucharitas.

La joyería Óscar Ernst es de las pocas antiguas que sobreviven en la actualidad en el barrio de Triana, de los tiempos de la gran expansión del turismo. En su día, ese sector aportaba muchos beneficios. Pero ahora, la situación es bien distinta y la crisis económica también ha golpeado a estos comercios, pese a iniciativas empresariales como la Noche Blanca de Triana.

«Como nos cuenta el hijo de Alfred, el negocio no es lo que era, y gracias a que tienen el local en propiedad han podido seguir abiertos. El futuro de otras antiguas joyerías de la calle, como Rubí o El Pino, también es incierto», afirma Portillo en la visita guiada de Historias tras los comercios en Triana (en la lista, el establecimiento de la familia Ernst aparece en el número 7). En la zona se ubican otros comercios del mismo campo, como Saphir Plata, Encarnita Joyas o Joyerías Topacio, entre otros.

Fuente: http://www.laprovincia.es/ – Eva Rancho

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