HAY CONSTANCIA DE CELEBRACIONES AVILESINAS EN HONOR DEL APÓSTOL DESDE EL SIGLO XVI Y CONSISTÍAN EN CORRIDAS DE TOROS AL ESTILO DE LOS SANFERMINES
La celebración de las fiestas de Santiago en Avilés, en los últimos 56 años organizadas por el Lar Gallego que preside Ana Fernández Grela, son bastante anteriores a las de San Agustín, que datan del siglo XIX y corrían a cargo del Ayuntamiento, según señala Josefa Sanz Fuentes, cronista oficial de la villa. «Desde mediados del siglo XVI y al menos en la primera mitad del XVII, en Avilés se festejó con grandes manifestaciones populares a Santiago Apóstol el día 25 de julio, fecha conmemorativa de su martirio», señala la catedrática de Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Oviedo.
Una consulta en los fondos del archivo municipal sobre las cuentas que debían rendir anualmente los mayordomos o procuradores generales hizo ver a esta estudiosa de la historia del Camino de Santiago y de los distintos itinerarios jacobeos que «en las (cuentas) rendidas de los gastos del año 1529 se recogen unas cantidades de lo gastado en la llamada colación del día de Santiago, que también aparece denominada colación de los toros; es decir, ese día, los miembros del concejo avilesino disfrutaba de un banquete en común y había juegos de toros», explica Sanz.
En la investigación, la profesora siguió las arcas capitulares, indagó en las festividades en las que participaba el Ayuntamiento de Avilés y detectó que las de Santiago tenían unas características «diferentes». Le llamó especialmente la atención, señala, «que no se hace referencia al aspecto religioso de las mismas; no se habla de procesiones y sí de la comida común del concejo, una pitanza, y de las corridas de toros», subraya.
Las cuentas del siglo XVII son más explícitas, observa la cronista de Avilés, que recogió estas investigaciones en un artículo publicado recientemente por la revista «O noso lar», que edita el Lar Gallego ubicado en la calle Galiana, y que recientemente se vistió de gala en homenaje al patrón de España. «En 1636 aparece anotado el cobro de unas rentas para la celebración de la fiesta de Santiago y cómo el 26 de julio se contrató a Toribio García de Casares, vecino de Teverga, para desjarretar uno de los toros que se habían corrido el día anterior».
Sobre la participación de estos bovinos en el festejo, Josefa Sanz aclara que «consistía en correr los toros, no en torearlos; imagino que sería el equivalente los encierros de Pamplona o al de otros muchos pueblos y ciudades españolas, ya que correr el toro es una tradición que aparece en toda la geografía, incluso en Cataluña», dice.
También, destaca que al hablar del toro por las calles, en los documentos «aparece siempre la presencia de un matarife y sólo al final encontré la referencia de un toreador». Finalizada la actividad festiva y muertos los animales, la docente indica que «se desjarretaban para surtir con ellos de carne a la carnicería municipal; era una manera que tenía el Ayuntamiento de recuperar el dinero», comenta la historiadora.
Siguiendo las pesquisas de las fiestas de Santiago, Sanz también encontró papeles en los que figura que el 21 de julio de 1638, el Ayuntamiento dio orden al procurador general Fernando de las Alas para gastar cuarenta reales en dar «la merienda y colación a la justicia y regimiento de la villa el día de los toros». Y al igual que había sucedido dos años antes, el día 26 aprueba que se pague a Pedro Blanco Herrero doce reales por desjarretar el toro de la fiesta.
En la misma línea, unos años después, en septiembre de 1685, continúa relatando Sanz, el Consistorio abona, en este caso a Domingo López, «una cantidad de ducados por construir un balcón para las fiestas de los toros, poner algunas maderas y otras ocupaciones», y el 31 de julio del mismo año, según rezan los documentos, pagó 130 reales de vellón a Álvaro Rodríguez Calzón «por el gasto, trabajo y pérdidas que ha tenido en los toros que se han corrido en la villa», incluidos «cuatro reales de a ocho que les ha dado por orden de la justicia y regimiento a dos toreadores». En el rastreo de las cuentas municipales, la estudiosa observa, igualmente, que el 30 de junio de 1686 se paga a Juan Menéndez Rionda un ducado de vellón por «los gastos que hizo en cambiar los tapejes para las corridas de toros».
A día de hoy, en Avilés, los festejos en honor a Santiago se circunscriben al Lar. No obstante, ya que acoge a cuantos peregrinos se dirigen a tierras gallegas bordeando el mar Cantábrico, a Oviedo para continuar por el Camino primitivo, o incluso a León para conectar con la ruta francesa.
Fuente: http://www.lne.es/ – C. G. Menéndez