POR ANTONIO ILLANES VELASCO, CRONISTA OFICIAL DE PUENTE GENIL (CÓRDOBA)
Dentro del Patrimonio artístico de la Semana Santa de Puente Genil, hay una gran pieza, me estoy refiriendo a la excepcional cruz de plata, obra de platería antigua que guarda celosamente la Cofradía del Patrón en su sede de las Cien Luces. Otros pueblos tuvieron cruces parecidas, respondiendo al arte imperante en la época, el Barroco, esta ofrece la particularidad de que ha pasado y se ha conservado a lo largo de los siglos sin apenas deterioro alguno. Tampoco le afectaron las modas de otra época, en muchas ocasiones se fundía la plata para hacer otra Cruz más acorde con la moda imperante, sirvan de ejemplo algunas de las cruces de los Nazarenos de Andalucía, realizadas en carey y plata. La de nuestro Terrible data del año 1.677, tenía un alma de madera a la que iban cogidas las placas de plata con tornillos y charnelas del mismo metal, era en un principio enteramente de plata. Esta Cruz, está perfectamente documentada en el libro de la Cofradía, que guarda en su archivo y que fue recientemente restaurada. El platero estaba establecido en Montilla, se llamaba Tomás Gonzalo de Alcántara y Angulo y su costo fue algo más de 14.000 reales, cantidad de la plata invertida en la Cruz y la hechura de hacerla, cantidad elevada para ese tiempo. Fue un regalo que le hizo todo el pueblo ya que se le hizo de limosna, unos devotos daban más y otros menos, según sus posibilidades y de esta forma se presentaba Jesús en la mañana del Viernes Santo con tan bella alhaja, que el pueblo de la Puente de Don Gonzalo le había ofrecido. Hay que tener en cuenta que fue solo 27 años después de la peste de 1.650 y la Villa había bajado considerablemente de población. Por el año de 1.822 se le hizo una restauración por parte de los Cofrades Don José Atanasio de Rivas y Doña Gonzala de Zafra y Carvajales de San Román, restauración que le incluyo las cantoneras de bronce dorado, más barato que la plata y también unas charnerlas del mismo metal dorado, conserva una de plata original en la parte interior de la Cruz, que descansa sobre el hombro. En el disco central de la Cruz hizo grabar al platero la inscripción YO SOY DE JÓSE ATANASIO DE RIVAS Y GÁLVEZ lo que le mando al platero que gravase, ya que él pago el arreglo de la cruz y hay un refrán que dice, el que paga manda. Al principio hace años nos desconcertó, la cruz está decorada con grandes Cs entrecruzadas y así se puede ver en antiguas pinturas que se conservan.
Durante la Guerra de la Independencia, era el saqueo tan frecuente, fue escondida como otras cosas, para no ser fundida en Córdoba, como lo fue la plata labrada que había en San Francisco de la Victoria, para ser convertida en moneda. La pasada Guerra Civil no se tocaron los ornamentos de Jesús, aunque si hubo destrozos. Los mayores si alcanzaron a verlo con la Cruz de plata y hay abundante material gráfico de esos momentos. La Cruz presidía el salón más pequeño, sobre un dosel de brocado. Estuvo en este estado hasta 1.994 creo recordar, fue cuando se restauró la Imagen de Jesús Nazareno , por el Instituto de Restauración de Bienes Culturales, al visitar el Cuartel , el equipo restaurador, se dio cuenta del valor artístico de la pieza y se ofreció a restaurarla gratuitamente, dado que un hermano devoto guardaba en una cajita en la sede Cien Luces, que alumbra al patrón, todos los tornillos y adornos que se le desprendían, fueron menos los que hubo de fabricar de nuevo en plata. Dado que la antigua Cruz, tenía un alma de madera, a la que iban aplicadas las chapas, se cambió el soporte interior para que fuera menos persona. Hoy día luce la Cruz, en el Besapié del Martes Santo, esperemos que algún día la vuelva a llevar el Viernes Santo, como algo simbólico que fue regalo de aquellos pontanenses que nos precedieron en la devoción a nuestro Nazareno.