POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Que la luna llena coincida en Jueves o en Viernes Santo es lo que pretende la liturgia cristiana para fijar las fechas de esta apasionante semana. Hoy conmemoramos la última cena del Maestro con sus discípulos; Jesús lavó los pies a los comensales y les dio pan ácimo y vino del país, un ribera del Jordán, que se convirtieron en la carne y la sangre del Señor, lo que se denomina transustanciación, que hoy por hoy sigue siendo un milagro. Después de la cena escondieron el grial (hay quien dice que se conserva en León, a unos cien kilómetros de Oviedo) y fueron todos al huerto de los Olivos; allí, los apóstoles se durmieron mientras el de Nazaret sudaba sangre a causa del estrés (se llama hematidrosis) a la espera de que Judas lo besara a la luz de la Luna y se armase la de Dios. Dicen que las lunas nuevas corren hacia la muerte pero hablamos de luna llena, de que amanecerá y medraremos.
Fuente: https://www.lne.es/