POR GUILLERMO FERNÁNDEZ RABADÁN, CRONISTA OFICIAL DE VILLAS DE LA VENTOSA (CUENCA).
Entre las ermitas que existieron en La Ventosa y que desaparecieron con el transcurso de los siglos se encuentra la de San Sebastián. De origen medieval, seguramente estuvo relacionada su construcción con las epidemias que asolaron Europa en diferentes oleadas durante los siglos XIV y XV. San Sebastián, junto con san Roque, fueron considerados los más importantes protectores contra la peste en la Edad Media, y su devoción está también presente en otros lugares pertenecientes al municipio de Villas de La Ventosa como Bólliga (san Roque), Fuentesbuenas (san Roque), Culebras (san Sebastián), y Villarejo del Espartal (san Roque).
El 17 de diciembre de 1534 el doctor Miguel Gómez, arcipreste de Pareja y visitador general del obispado de Cuenca visitó la iglesia de La Ventosa, y uno de los diferentes asuntos que dejó mandados fue relativo a la construcción de la capilla de San Sebastián en la iglesia nueva[1]. Además, y aquí está lo importante del texto, cita de manera inequívoca la existencia de la ermita de San Sebastián, que en 1534 ya se encontraba ruinosa, por lo que nos encontramos ante una antigua ermita medieval que debía encontrarse a la salida del pueblo, posiblemente en la época de la concesión del señorío de La Ventosa a Alonso Ruiz de Sandoval en la primera mitad del siglo XIV.
Esta construcción y su ubicación, nos habla de un símbolo religioso de protección a la entrada del pueblo, apuntando precisamente hacia otro núcleo de población que desapareció entre los siglos XIV y XV llamado Villarejo de la Vega, posteriormente Villarejo Caído tras su despoblamiento, pudiendo estar ligada su desaparición a una epidemia. En el siglo XVI los vecinos de La Ventosa y Villanueva de Guadamejud realizaban aún una procesión desde cada pueblo hasta el lugar donde se encontraba la iglesia de este despoblado realizando oraciones y diciendo responsos.
El mandato del doctor Miguel Gómez en 1534 sobre la ermita de San Sebastián fue la siguiente:
“Y también mandó el señor visitador que por cuanto halló que la ermita de San Sebastián está para se caer e por ser más aumento al culto divino que no se repare en ella cosa alguna más antes venda la madera de la ermita o la deje para la capilla que él mandó que se haga en la iglesia nueva, porque de ello será Dios más servido. Y que si alguien tenía algún juramento hecho de sustentar la dicha ermita que se lo conmuta o los absuelve del dicho juramento con tanto que hagan en la iglesia nueva una capilla fuera junto a la torre, a la parte del evangelio que tenga veinte pies en cuadra y que se quiten los estribos de fuera y el arco de dentro, pues no sirven de nada, y la piedra sea para la dicha capilla y en esto no se ponga embargo alguno so pena de excomunión”.
El señor visitador mandó también al mayordomo de la iglesia que hiciera quitar toda la madera y teja del cuerpo de la iglesia vieja y lo demás del coro, y si la madera que se quitase fuera buena, que se usase para el tamborillo y para la capilla de San Roque y San Sebastián que se debía hacer en la iglesia nueva. En caso contrario, que la madera se vendiera en pública almoneda y los maravedíes obtenidos se gastasen en lo dicho anteriormente.
Actualmente no queda nada de la citada ermita, pero en este aspecto la tradición oral ha aportado la situación de la construcción, encontrándose a la salida del pueblo entre el camino que va a la Fuente del Villar y el que va a Fuentesbuenas. Para corroborar estos datos, en el catastro aún existen varias parcelas en esa misma ubicación con el nombre de San Sebastián. Además, y para confirmar todo lo anterior, se ha localizado en una relación de tierras del año 1529 un párrafo que dice lo siguiente[2]:
“Y también otra tierra detrás de San Sebastián, entre los caminos, que ha por aledaños de todas las partes los cerrillos, y por la parte de hacia los huertos el camino de Villarejo que va a la Fuente del Villar, y la senda que va a Baldurán, que cabe de cebada tres almudes”.
En esta imagen aérea de La Ventosa se muestra la ubicación de lo que en el catastro aparece con el nombre de San Sebastián, y que coincide con las descripciones del siglo XVI y con la tradición oral, encontrándose entre los caminos de la Fuente del Villar y el otro camino de Fuentesbuenas, que se dirige a la zona conocida como Baldurán junto al río Guadamejud. En el cerro que hay entre los dos caminos se encontraba el molino de viento.
En esta otra imagen podemos observar una parte del retablo barroco que se encuentra en la iglesia parroquial de La Ventosa, donde aparece san Sebastián en el centro, acompañado de san Roque a la derecha y san Blas a la izquierda, todos ellos relacionados con la protección contra las epidemias, siendo efectivo el mandato que se hizo en 1534, ya que casi cinco siglos después el retablo con los dos santos juntos sigue situado en el lado del evangelio de la iglesia parroquial (parte izquierda según se mira al altar mayor) y cerca de su torre. San Sebastián, aparece representado en su martirio, mostrándole atado a un árbol o poste, y con el torso y las piernas atravesadas por saetas, ya que el emperador mandó que le sacaran al campo, lo ataran a un árbol y que un pelotón de soldados disparasen contra él y lo mataran a flechazos.
Como se ha dicho antes Culebras, perteneciente en la actualidad al municipio de Villas de La Ventosa (Cuenca), tiene aún mucha devoción por san Sebastián, el cual es su patrón, conservando una imagen en su iglesia parroquial y realizando una procesión todos los años en su honor en la que se queman ramas de sabinas. Para hacerse una idea de la importancia de este santo para Culebras, en 1585 se le encargó la realización de su imagen al conocido escultor flamenco Giraldo de Flugo[3] “de cinco cuartas de largo” y su pintura a Juan Gómez, perteneciente a una importante familia de pintores de Cuenca, estableciendo el importe de su realización y pintura en unos cuarenta ducados[4].
Para finalizar, y por encontrarse también san Roque en el retablo junto a san Sebastián, se expone a continuación un escrito del año 1601 sobre la celebración de la festividad de San Roque en La Ventosa[5] en el que se menciona, entre otras cosas, que tal celebración era muy antigua y que existió también una ermita dedicada a este santo, siendo una posibilidad que la ermita de San Sebastián estuviese dedicada a ambos.
“En la Villa de La Ventosa, estando en la Santa Iglesia de ella, a dieciséis días del mes de Agosto, año del Señor de mil y seiscientos y un años, y siendo presentes el Licenciado Lorenzo Cerezo, cura de la dicha Iglesia y Alonso Fiel, clérigo, y del Ayuntamiento, Justicia y Regimiento de la dicha villa Don Gaspar de Bustos Espejo, Alcalde Mayor, y Felipe López, Miguel de León, Alcaldes Ordinarios, y Hernando Ortuño de Monterroso, y Miguel Orbero, y Francisco Cantero, Regidores y vecinos de la dicha villa; Domingo Saiz, Alberto de las Muelas, Juan Cantero, Blas Ballestero, Apolinario Moreno, Andrés López, Asensio González, Mingo Gil, Juan Saiz Heredero, Luis López, Miguel de la Cueva, Miguel Carralero, Miguel Pérez, Juan López, Sebastián del Rincón, Esteban Pérez el mozo, Miguel Romo, Domingo Gil el mozo, Francisco Tomás el mozo, y por ellos y por los demás vecinos de esta dicha villa por quien prestan sanción y con quien se ha tratado y comunicado a concejo público abierto, dijeron que la Fiesta del Señor San Roque, cuyo día es de tiempo inmemorial, antiguamente se ha guardado en esta dicha villa y había de él Ermita, y por la antigüedad de los tiempos no parece la memoria y razón por qué se mandó guardar la dicha fiesta sólo la hay de la dicha costumbre. Y que se solía dar caridad este dicho día al pueblo y aprobando y ratificando la dicha costumbre que se guarde el dicho día de San Roque por abogado de la peste, de su libre y determinada voluntad sin ser inducidos ni atraídos para ello dicen que de nuevo votan y quieren que la dicha fiesta del Señor San Roque se guarde para siempre jamás por los vecinos que son presentes y sucedieren de aquí en adelante a que los obligan, y el que lo contrario hiciere pueda ser castigado por cualquier Juez Eclesiástico y Real Comisión”.