UNA PARTE IMPORTANTE DE LA FOTOTECA PROCEDE DEL FONDO QUE TENÍA EL CRONISTA OFICIAL DE DOS HERMANAS, PEDRO SÁNCHEZ NÚÑEZ

El que puede ser el libro más valioso de todos los que posee la biblioteca municipal Pedro Laín Entralgo de Dos Hermanas no se encuentra al alcance del público en general ni se sitúa entre las numerosas estanterías en las que se apilan miles y miles de títulos de todos los géneros. El libro más antiguo que se custodia es una Biblia Sacra de 1663 que, para desgracia de muchos nazarenos, no está a la vista de los usuarios que a menudo frecuentan este espacio ni tampoco puede consultarse físicamente como tal, por razones obvias de conservación.

El mismo, todo un tesoro para los responsables de la biblioteca, se custodia a buen recaudo en una vitrina especial, ubicada en una de las salas interiores de la biblioteca, junto a otros 300 libros más, caracterizados todos por su antigüedad. Una parte importante de ellos son de los siglos XVI y XVII, de temas religiosos y con encuadernación de piel. Estas obras constituyen, prácticamente, la «joya de la corona» de la biblioteca, según reconocen sus responsables, pues desde los años ochenta se lleva inventariando, además de libros de actualidad, otros tantos de siglos anteriores que llegaron bien por donaciones directas o por adquisiciones que se realizaron en su época.

Apenas unos pocos privilegiados han podido hojearlos y tenerlos en sus manos, pues las puertas de estas vitrinas permanecen cerradas casi todo el tiempo. Aun así, la gran mayoría de ellos están digitalizados y, por suerte, pueden consultarse de forma online. Como curiosidad, esta Biblia de 1663 lleva un exlibris de Jesús de Grimarest y Villasís, periodista y político sevillano que residió durante algunos años en Dos Hermanas, donde tenía varias propiedades, llegando a participar de forma activa en la política local y siendo alcalde entre 1920 y 1921.

Hay también primeras ediciones de poetas íntimamente ligados a Dos Hermanas como Fernán Caballero o Lamarque de Novoa, dibujos de los personajes de la célebre «La familia Alvareda» y planos de la época, así como obras de la primera biblioteca local, fundada a principios del siglo XX. Eso sí, desde entonces hasta ahora, este fondo de libros apenas se ha engrosado. «La gente se desprende de lo viejo pero no de lo antiguo», reconoce la directora de la biblioteca, María del Carmen Gómez Valera.

De cualquier forma, recientemente, el centro recibió una importante donación de objetos del siglo XIX que pertenecieron al marino ilustre Camilo Carlier, quien eligió Dos Hermanas para pasar los últimos años de su vida. Se trata, en concreto, de condecoraciones y títulos militares, instrumentos marítimos antiguos, postales escritas por el marino a una amiga o, incluso, la maqueta de un barco de la época. El verano pasado, la biblioteca organizó una exposición para dar a conocer esta histórica donación recibida.

Y es que, además, de promover la lectura y acercar los libros a la población en general, desde su nacimiento la biblioteca de Dos Hermanas ha mostrado su preocupación por preservar el pasado del municipio. En sus instalaciones –aunque en salas interiores de acceso restringido- hay marcos, lámparas, estanterías y armarios antiguos que pertenecieron al antiguo edificio consistorial.

Crece la fototeca

En esta tarea de preservar el pasado local juega un papel fundamental la fototeca municipal, constituida como tal hace tan solo unos años, aunque desde entonces no ha parado de crecer. Una parte importante procede del fondo que tenía el cronista oficial de Dos Hermanas, Pedro Sánchez Núñez, aunque la colaboración ciudadana ha hecho que el montante total crezca exponencialmente en poco tiempo.

«Muchas personas nos traen fotografías antiguas que tienen en casa y nosotros las escaneamos en el momento para catalogarlas, preguntándoles quiénes son las personas que aparecen en las imágenes, el año y todos los detalles que sepan para extraer la mayor información posible», explica Ana, una de las bibliotecarias del centro.

Fuente: http://sevilla.abc.es/ – Laura Montes