ESCRITA POR LUIS LISÓN HERNANDEZ, CRONISTA OFICIAL DE ALGUAZAS Y OJÓS (MURCIA),
El historiador y cronista murciano Luis Lisón Hernández (Alguazas, 1943) acaba de publicar un libro inmenso Nuestra Señora de la Arrixaca, patrona de Murcia desde la Edad Media. Anales, bibliografía y fuentes, que ha editado la Real Hermandad de Damas y Caballeros Nuestra Señora de Arrixaca en colaboración con el Croem.
A través de sus más de setecientas páginas tamaño folio, recopila Lisón toda la historia completa, en la medida de lo que ha sido posible, de la imagen de María que recibe culto en su capilla de de San Andrés en Murcia, y que se considera Patrona del Reino de Murcia desde la Edad Media.
Para establecer con todo detalle el devenir diacrónico de lo que ha supuesto esta pequeña imagen de la Virgen en la historia de Murcia, utiliza Lisón la estructura de unos anales, que relatan sucesos y acontecimientos acaecidos desde el año 1241, cuando la conquista del reino por el infante don Alfonso, hasta 2020. A lo largo de cuatrocientas páginas y año tras año, va facilitando cuanto información existe sobre la devoción y sus avatares históricos, utilizando para ello abundante documentación publicada, inédita u olvidada.
La segunda parte del volumen es aún más interesante si cabe, porque recoge una antología muy completa de los estudios y trabajos que numerosos autores escribieron sobre la Virgen de la Arrixaca, desde el pionero de José Villaba Córcoles (1730) hata los ya clásicos de los siglos XIX y XX, de Javier Fuentes y Ponte, Andrés Baquero, Díaz Cassou, Amador de los Ríos, Jose María Ibánez García y Nicolás Ortega Pagán, a los que siguen los escritos más recientes de Antonio Pérez Crespo, José Antnio Melgares o Santiago Delgado. No olvida Lisón, por supuesto, todo lo referido a la cantiga 169 del códice de El Escorial, de las Cantigas de Santa Maria de Alfonso X el Sabio, ni a la traducción del gallego que llevó a cabo magistralmente Andrés Sobejano Alcayna, ni a la mariavillosa versión que escribio en 1943 el poeta Gerardo Diego.
Sin duda, en este libro se puede revivir de manera muy documentada todo lo que sucedió tras la conquista del Reino de Murcia en 1243 en relación con la devoción de la Virgen de la Arrixaca. Y es que la histórica relación de Alfonso X con Murcia es trascendental también desde el punto de vista literario. El más valioso testimonio de su presencia aquí es el grupo de Cantigas de Santa María referidas a Murcia y a su reino. De todo este conjunto, la más valiosa es la ya citada y entrañable cantiga 169, del códice de El Escorial, la Cantiga de la Arrixaca, una de las primeras y más bellas páginas de la literatura murciana.
La cantiga pertenece al grupo de aquellas en las que el monarca relata sucesos acaecidos durante su vida y conocidos por él. De carácter autobiográfico se base en hechos históricos debidamente comprobados, protagonizados por el propio rey y su suegro el rey aragonés Jaime I, envueltos en un eìsodio representativo de la convivencia entre cristianos y musulmanes, resulto por la intervención de María. El tono personal queda garantizado por la repetición de María. El tono personal queda garantizado por la repetición de expresiones «que vi», «que oí», que dotan a la composición de un tono personal de gran atractivo poético.
La cantiga interesa también por lo expresivo de sus miniaturas, en cuyas escenas podemos descubrir la figura de Alfonso como infante y como rey, la de Jaime I, reconquistador de Murcia, y la del rey musulmán Aben Hud, así como el arrabal murado en el que trascurrieron los hechos que en la cantiga se relatan. Se destaca el consentimiento que alternativamente dan Alfonso y Jaime a las exigencias reivindicativas de la Aljama, presa de un apasionado deseo de destruir el santuario mariano.
El signo de tolerancia, confesado y patente, constituye un reflejo de los complejos problemas políticos propios de la convivencia con los sometidos mudéjares. Pero todo queda resulto y superado por la firma y maravillosa intervención de la Virgen, que defiende su iglesia a pesar de ocedido por los monarcas.
El sentido simplista y elemental que preside las Castigas, deja ver rasgos ingenuos como el del rey musulmán temeroso del odio de Santa María, o notas de patriotismo, nutrido de fe y esperanza en futuras intervenciones sobrenaturales, como la predicción final de nuevas conquista bajo la protección dela Virgen. Ingenuidad y candor que se unen al dato histórico y realista en un conjunto literario perfecto. Exigencias y temores en los musulmanes, concesiones y fe en los monarcas cristianos, tolerancia en suma, testimonian una realidad vivida por el propio Alfonso X en Murcia.
FUENTE: Artículo publicado en La Opinión de Murcia el día 2 de agosto de 2024 autor de texto Javier Díez de Revenga, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Murcia.