POR ANTONIO ILLANES VELASCO, CRONISTA OFICIAL DE PUENTE GENIL (CÓRDOBA)
No era tal su título, pero era conocida en toda la comarca por Castillo-Anzur entre las clases más populares, los demás conocían su verdadero título. Su nombre era Doña Ángela María Apolonia Pérez de Barradas y Bernuy, era hija de los marqueses de Peñaflor de Écija, el palacio de los balcones largos, vinculada con las familias más aristocráticas de la ciudad. Era viuda del Duque de Medinaceli. En sus tiempos juveniles fue un adorno de la corte isabelina, brillando también en los salones de la corte de Alfonso XII. Afamados pintores la retrataron, uno de ellos vestida de maja andaluza, retratada por Federico de Madrazo se encuentra en el Prado, otro retrato que ilustra este artículo nos la presenta en traje de corte y luciendo la magnífica tiara de rubíes de la casa de Medinaceli. Por qué motivo traerla a estas páginas, primero por la larga tradición de permanencia de la Villa a la casa de Priego-Medinaceli. En segundo lugar por qué al final de su vida residía varios meses al año, en la hacienda conocida como la Yegueriza en compañía de su hijo y esposa, sobre todo en la década de 1.890 hasta la muerte de dicha señora, acaecida en 1.903. Venían después de año nuevo y estaban en la Hacienda hasta la Semana Santa en que marchaban a Sevilla. Por aquellos años le daba conciertos y serenatas el Orfeón pontano, reseñas periodísticas de la época son frecuentes, lo dirigía por aquellos años Cayetano Padilla y eran generosamente convidados por la señora, de ello hay recortes en prensa de época que así lo manifiestan.
Durante la regencia de la segunda reina María Cristina, la conocida por Doña Virtudes, en nombre del rey, madre de Alfonso XIII, en 1.886 se separaron los dos títulos, que ostentaba esta señora particularmente desde 1.882, fecha en la que se los había concedido Alfonso XII, con idea de que con el tiempo pasaran a su segundo hijo, el que vivía y organizaba frecuentes cacerías en el tiempo de su permanencia en el citado cortijo, y del que hemos oído hablar.
La Duquesa Ángela María en el año de 1.890 le cedió a su hijo Carlos María de Constantinopla el ducado de Tarifa y a la muerte de su madre tuvo también el de Denia.
El Duque de Castillo Anzur, su nombre completo era Carlos María de Constantinopla Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas, murió en 1.931. Era de talante liberal, me han comentado mujeres ya fallecidas, hijas de obreros, que residían en el cortijo, que les dejaba venir a mítines de lzquierdas, lo único que les decía es que a la mañana siguiente tenían que estar allí. Estuvo casado con una hija de los marqueses de Esquivel, no tuvieron hijos. Él era muy aficionado a la música, mantenía un quinteto de músicos que iban siempre donde el estuviera. Parte de su colección de pintura la donó al Museo del Prado a su muerte.
En aquellos años era propiedad suya la Casa-Palacio, conocida por la Mayordomía, en la calle Don Gonzalo, pero como vivía entonces en ella, su mayordomo administrador, Don Honorio Gómez de Cisneros, preferían el Cortijo.