POR MARÍA ESPERANZA MORÓN GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE POZUELO DE ALARCÓN (MADRID)
El primer dato con el que contamos acerca de la enseñanza en Pozuelo de Alarcón, al comenzar el siglo XX, es el remitido por la subsecretaría del Ministerio de Instrucción Pública en 1903, en el que se informa del número de alumnos, colegios y adultos que asisten a las clases, en los pueblos de la provincia de Madrid.
Pozuelo de Alarcón figura con 189 alumnos en edades comprendidas entre 6 y 12 años, repartidos en cuatro escuelas públicas y una privada.
En el casco del pueblo había dos, una de niños y otra de niñas ubicadas en la planta baja del edificio del Ayuntamiento, situado en estos años en la plaza de la Coronación y otras dos en el barrio de Húmera que, ante la pérdida de población en la década de los veinte, se redujo un aula.
La escuela privada que menciona eran las Escuelas Católicas, localizadas en las proximidades de la calle Hospital. También había clases nocturnas para adultos que, según el informe del maestro -Ramón Jiménez-, la solicitud de asistencia era numerosa pero al finalizar el curso, el número de alumnos se reducía a la mitad.
El absentismo escolar era frecuente entre las niñas, que faltaban a clase para ayudar a sus madres en las faenas domésticas y entre los niños, en los periodos de faenas agrícolas o épocas de trabajo fuerte de los negocios familiares. Muy pocos continuaban hasta la edad de catorce años, porque entre las familias más humildes era habitual poner a trabajar a los niños y niñas con corta edad en trabajos relacionados con su sexo, para ir adquiriendo una práctica, que luego desarrollarían en la edad adulta.
Sin embargo, el índice de analfabetismo fue escaso entre la población autóctona, dato que lo pone de manifiesto al hacer el estudio de la población del año 1940, en el que el analfabetismo entre los adultos, nacidos en Pozuelo de Alarcón, apenas existió. Al aumentar la población infantil en el casco del pueblo, las aulas habilitadas en la planta baja del Ayuntamiento debieron quedarse pequeñas y se construyeron dos colegios, uno para niñas y otro para niños, en diferentes solares que el Ayuntamiento disponía en el centro del pueblo, el de niñas en la calle Ramón Jiménez y el de niños en la calle Luis Béjar.
Estos edificios tenían tres aulas, patio de recreo y una sala para los maestros, lo que permitía agrupar a los niños en tres niveles: pequeños, medianos y mayores.
Sin embargo, el barrio de La Estación carecía de centro escolar, a pesar del aumento de población infantil que había experimentado en los últimos años del siglo XIX y principios del XX.
Se hicieron instancias, por parte de los vecinos, al gobernador de la provincia solicitando esta escuela. Éste mandó al Ayuntamiento que se incluyera en los presupuestos de 1902 una partida para la dotación de un colegio y si no hubiera suficiente, se pidiera un crédito.
El Ayuntamiento argumentó que no era necesaria esta escuela, porque el municipio ya tenía una de niñas y otra de niños, que cubría las necesidades escolares de acuerdo con la Ley de Instrucción Pública, y que los niños de este barrio podían asistir a ella, aunque hubiera dos kilómetros de distancia, porque el camino estaba en buenas condiciones.
Pero ante la perseverancia de los vecinos del barrio de La Estación, años más tarde, se consiguió que el alcalde incluyera en los presupuestos municipales una partida de gastos para cubrir el sueldo de una maestra, material escolar y el alquiler de un local para impartir las clases.
En 1923, las clases se daban en una casa alquilada por el Ayuntamiento y, en numerosas ocasiones, los maestros pidieron al alcalde que lo arreglara debido al mal estado en que se encontraba. Mariano de Lucas, director del periódico La Atalaya, creó una Comisión Organizadora formada por las personas más representativas del municipio, con el fin de designar a un Comité Ejecutivo, “para activar las gestiones” de construcción de un Grupo Escolar en el barrio de La Estación.
Por fin, en 1934, el Ministerio de Instrucción Pública de la II República, proyectó la construcción de dos grupos escolares, uno para el pueblo y otro para el Barrio de La Estación. El del pueblo se ubicó en terrenos del antiguo cementerio (hoy colegio público Divino Maestro) y en el barrio de La Estación, el actual María Inmaculada.
En 1936, el Ministerio deInstrucción Pública terminó la construcción de estas escuelas“…graduadas mixtas con cinco secciones (dos de cada sexo y una de párvulos)…” Se tenía prevista su inauguración.
Para el curso 1936-1937, pero debido al estallido de la Guerra Civil no se inauguraron y durante ésta, los edificios quedaron dañados, pero al terminar la guerra se restauraron y en 1943 los niños empezaron a asistir
a estos colegios.
(Fuentes: AHN. AGA. AMPA. HN.)