POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)

La enseñanza no oficial prestó al pueblo sencillo grandes beneficios, “maestros y maestras”, sin titulación, pero con una gran claridad en sus ideas, ingeniosos y trabajadores, que sufrieron las pésimas condiciones de los caminos de herradura que los conducían a los cortijos y núcleos aislados, lugares a los que no llegaba la planificación escolar; enseñando por un salario escaso y un plato de comida. Las mujeres instalaron en sus casas un santuario del saber y de la tradición artesana, de donde salieron numerosos ajuares y un despertar a la vida, a la lectura y escritura. Salvaron a numerosas personas del analfabetismo e incluso las forjaron para estudios superiores. En algunas ocasiones sufrieron la denuncia, la prohibición de la enseñanza, cuando no la persecución o la difamación.

Como parte integrante de la vida escolar de la localidad, nos acercamos a su historia.

La Junta Municipal asistía a los exámenes trimestrales de los alumnos, de todas las escuelas de la villa. Visitaban con el mismo protocolo y exigencia la enseñanza privada, realizando con posterioridad un informe sobre los resultados obtenidos. En 1895 hay un acta de exámenes de los niños que concurren a las escuelas privadas de Juan Sánchez y Antonio Campiña Fernández.

El 25 de Diciembre, a las 9 de la mañana verificaron el examen de la escuela privada. Los alumnos contestaron bien todas las preguntas de Religión y Moral, exhibieron sus cuadernos de escritura pudiendo apreciar por ello el celo con que el Maestro se dedicaba a la enseñanza. Leyeron varios libros impresos y manuscritos diversos, siendo los alumnos muy justamente celebrados por los señores asistentes, haciéndoles variadas preguntas de gramática y aritmética que fueron acertadamente contestadas, escuchando el director de esta escuela Sr. Sánchez muchos y merecidos elogios.

A las dos de la tarde se constituyó la Junta Local en la escuela de Antonio Campiña y demostraron los alumnos que poseían conocimientos bastantes en todas las materias.

Terminados los exámenes el Sr. Presidente excitó el celo de los dos maestros para que continuasen en pro de la educación y merecerían, juntamente con el aprecio y estimación de los padres, la consideración de Municipio y manifestó a los discípulos cuán grande debía ser el cariño y respeto que debían profesar mientras vivieran sus maestros.

Quedó complacida la Junta con la enseñanza impartida.

En 1906 ya encontramos las primeras prohibiciones para el funcionamiento de estas escuelas “que se clausuren las escuelas de primera enseñanza no oficial, que en esta localidad funcionan: la de Felipe Pariente, Francisco Marco, Antonio Campiña, Antonio Sánchez, Juan Muñoz, Constanza López y Rita Rueda”.

En 1915, el Alcalde Esteban Bueno Romero, escribió:” Que hay varias escuelas a cargo de personas y entidades privadas ignorando si están autorizadas, por lo que ordeno se gire visita a: Antonio Campiña Rodríguez, José Galera Martínez, Ángel Bezares Mota, Juan Muñoz Carrillo, José Moreno Sánchez, Sociedad Nuevo Rumbo, Escuela de niñas Constanza López Galdón, María Rueda Medina y Orfanato de San Ramón.

Ordenó que se cerrasen todos los colegios, menos los de Antonio Campiña y Serapia Pérez- Cristo Rey-, Orfanato de San Ramón, que tenía permiso de la Universidad de Granada del 26 de abril de 1910 y 22 de abril de 1915.

Juanico «el sacristan»

Juan Muñoz Carrillo – Juanico el Sacristán. Impartió su enseñanza en el Colegio de “San Juan Bautista” Nació el 14 de junio de 1878, hijo de Victoriano Muñoz, carpintero –pudo actuar como sacristán en la iglesia parroquial– y de María del Rosario Carrillo. Fue bautizado por el párroco D. Juan Miguel Segarra, como padrinos actuaron Francisco Muñoz, hermano del bautizado y Mariana Segarra, soltera, natural de Villajoyosa, que podía tener parentesco con el sacerdote. El nombre de Juan, motiva el que dé a su escuela este nombre. En su escrito solicitando la autorización necesaria, dirigido al Director del Instituto General y Técnico de Jaén, indica que tiene 39 años de edad, que desea dirigir una escuela privada con el nombre de “San Juan Bautista”, en la calle Poyo Llano, número 1. Al solicitar la autorización, ya había quedado viudo. “El maestro albañil Apolonio Morales, firma el plano del local-escuela con una extensión de 105 metros indicando que el edificio lo ha hallado en buenas condiciones de seguridad y ventilación por la calidad de los materiales empleados en la construcción y estar situado en la parte más alta y sana de la población”. Continúa con el cuadro de enseñanza y distribución del tiempo. Por la mañana todos los días de la semana de lunes hasta el sábado incluye escritura y lectura en prosa; todas las tardes, lo primero, escritura al dictado; alternando después el resto de asignaturas.

Las bases reglamentarias o normativa, la divide en varios capítulos: “La escuela San Juan Bautista tiene por principal objetivo la educación e instrucción intelectual y religiosa de los alumnos, sin descuidar el desarrollo físico para que cada uno vea por dónde camina, sepa por donde va, se dé cuenta de lo que pide y posea los conocimientos necesarios para lanzarse en su día por el camino de la vida. Para esto se tendrán en cuenta los preceptos pedagógicos de las mejores escuelas”. En el punto tercero trata del sistema cíclico en la enseñanza reuniendo a los alumnos en grupo, según las edades y aptitudes. En el punto cuarto trata de las enseñanzas nocturnas, para aquellos individuos por sus ocupaciones o exceso de edad, se darán las mismas asignaturas y algunas más. Los derechos de la enseñanza tratan sobre el pago de las mensualidades por anticipado, de 25, 50 y 75 céntimos las clases diurnas y de 50, 75 y 100 céntimos las nocturnas. Como obra de caridad admite un cinco por ciento de alumnos pobres, gratis.

Andrés Carrascosa nos narró: “Juanico era organista y maestro de música en la iglesia. Su escuela estuvo situada en la calle Poyollano, muy próxima a la Iglesia de San Andrés. Asistían a la escuela unos 50 niños y recuerdo a los hermanos Quesada. Pagábamos 10 céntimos cada día que íbamos a clase. Aprendíamos las cuatro reglas. La enseñanza era buena, con el lema “La letra con sangre entra”. El día en que se hundió la bóveda de la Media Naranja de la Iglesia, en el año 1928, cundió el pánico entre los alumnos, acompañados del maestro vimos todo el cañizo y yeso caído en el centro de la iglesia formando un gran escombro. Seguimos la evolución de la obras. Los obreros hicieron una escalera de caracol en torno a un poste de la luz, sujeto en el centro y así subían el material hasta las alturas de la bóveda. Juanico, además de sacristán ejercía de organista y maestro de capilla con unos pocos músicos, a los que yo también pertenecí. Como maestro de Capilla, amenizaba las procesiones, que daban comienzo con San Blas y terminaban con las de la Virgen de la Fuensanta y San Miguel”.

Doña María Rueda Medina

Doña María Rueda Medina, colegio privado “Nuestra Señora de los Dolores” Con una caligrafía perfecta escribe su solicitud para que le autoricen la escuela. María Rueda Medina, natural de Beas de Segura, y vecina de Villanueva, mayor de edad y soltera.

Doña María era hermana de Doña Rita, que ya tenía escuela en la localidad desde 1908. En el Reglamento, entre otros puntos indica: “Que las alumnas deben ser presentadas en el colegio por sus padres o tutores legales, el número de alumnas no pasarán de veinticinco para que estén bien atendidas y puedan explicar diariamente sus lecciones. El primer día de cada mes, los padres recibirán una hoja explicativa con las calicaciones del mes anterior. La alumna que no preste atención o muestre desaplicación, tendrá como correctivo, el no asistir al paseo, aislamiento del estudio con las demás alumnas, o la salida treinta minutos después de la hora señalada. La que

observe mala conducta o induzca a las compañeras a cometer alguna falta, será expulsada de la escuela. El horario será de 9 a 12 por la mañana y de 2 a 5; en verano de 8 a 11 por la mañana y de 4 a 7 por la tarde, contándose como meses de verano del uno de mayo al treinta de septiembre. En el horario reeja los minutos que se destinan a cada materia, lectura, escritura, gramática, aritmética; labores, por la tarde en unos cuarenta minutos. En la descripción del local escuela, justi- ca tras las medidas realizadas que cada alumna dispone de 3,158 metros cúbicos de aire respirable. Aclara que el piso está construido de madera para evitar la humedad y el polvo que podría arrojar el pavimento”. Algunas alumnas recuerdan aspectos diversos: “Ella creyó que su escuela iba a ser reconocida como pública y social. En uno de los documentos consultados en profesión pone Profesora .

Cobraba unas 5 pesetas al mes, que fue subiendo lentamente según pasaban los años. La mayoría de las asistentes eran niñas, pero también asistieron algunos varones como Francisco Pinel, Mariano Ruiz, Ernesto Medina… La edad en que iniciaban la asistencia las alumnas era a los cuatro años, continuando hasta el momento de casarse, bordándose allí el ajuar. Entre los nombres evocados aparecen Pepita, Araceli, Felipa, Carmen Ortega. Gabriela Peris, Antonia Hueta,…

Las mañanas las dedicaba a las cuatro reglas y la lectura en los libros “Cristo es la verdad” o la “Enciclopedia” y por las tardes al rezo del rosario y labores.

La inspección cuando la visitaba reconocía el éxito y el trabajo en el aprendizaje de las alumnas. Casi todas las asistentes eran niñas, pero en ocasiones asistieron algunos niños, especialmente en verano. Ingresaban en la escuela con cuatro años y unas pocas continuaban hasta el momento de casarse, bordándose allí el ajuar. Adornaba la clase un gran cuadro de la Virgen de los Dolores, mapas, un crucijo, la pizarra y la bandera española. Como el dinero que recibía por los alumnos era escaso, tuvo en su casa una pensión particular, alojándose en ella, sacerdotes o empleados, que llegaban para quedarse en la localidad. En algunos momentos le ayudó en la enseñanza su hermano D. Pedro Rueda, hasta su fallecimiento en 1952.

Las primeras comuniones eran un acontecimiento destacado. La perfecta formación de las alumnas en su camino hacia la Iglesia, los primorosos versos que recitaban a Jesús durante la ceremonia y el modesto, pero suculento chocolate, constituían la estampa inolvidable de estos años. Organizó y preparó funciones teatrales, donando los benecios obtenidos por la venta de entradas a la Residencia de Ancianos, “Las travesura de Juana”, “Anacleto se divorcia” o el baile del “Danubio Azul”, fueron algunas de las obras interpretadas”. Tras dejar la enseñanza en el curso 1958-59 marchó a Jaén para vivir junto a su sobrina, Amelia. que trabajaba, como conserje en la Escuela de Magisterio. Falleció en Jaén en noviembre de mil novecientos setenta y tres.

Bibliografía : A.U.G.R. 1038-005-001- A.U.G.R. 1039-011-001.

FUENTE: EL AUTOR ES M.L.F.