POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO ( JAÉN).
A Don Ramón Rodríguez Perea, Maestro de la Primera Escuela de niños.
Nacido en Cabra de Santo Cristo, el nueve de diciembre de 1831, falleció en 1910. Su primer oficio fue de chocolatero y para estudiar magisterio, debió pedir una dispensa por exceso de la edad permitida. Cursó sus estudios de maestro en Granada, ejerciendo su profesión en Candela, Mecina Tedel (Granada), Villanueva de la Reina, Marmolejo y desde 1876 en Villanueva del Arzobispo, tras permutar con D. Bernabé Saravia Padilla. En nuestra localidad impartió su magisterio por espacio de treinta años.
Colaboró como auxiliar gratuito durante un año y dos días en la Escuela de Beneficencia de Guadix, bajo la dirección de D. Torcuato de Burgos; un año y tres días como auxiliar gratuito en la Escuela Superior de Guadix, bajo la dirección del profesor superior D. Juan José Pérez; tres años y siete meses y por una pequeña retribución como auxiliar de la Escuela Pública del Barrio de San Cecilio en Granada; profesor gratuito durante once meses en las Escuelas dominicales de la Ciudad de Granada y por espacio de más de tres años en colegio de señoritas pensionadas, bajo la dirección de doña Ana Generelo, explicando todas las materias de enseñanza superior. Colaboró en la Escuela Pública de las Angustias de Granada, y en otras durante ocho años, de forma interina.
Esta semblanza nos muestra una persona generosa, desprendida y de alto nivel cultural.
El examen de magisterio consistió en:
Escribir los alfabetos mayúsculos y minúsculos en papel pautado; dictado en letra cursiva; resolución de problemas de aritmética; disertación de un punto de Pedagogía, entre los tres que designó la suerte; obtuvo el resultado total de Bueno. En el Ejercicio Oral leyó trozos impresos y autografiados, que designó el Presidente; escribió en el encerado el párrafo que se le dictó e hizo el análisis gramatical de él; por último explicó al alcance de los niños la lección que indicó la suerte. En este ejercicio mereció la nota de Bueno, quedando Aprobado para Maestro de 1ª Enseñanza Elemental.
Prestó el juramento de obediencia a la Constitución de la Monarquía, ser fiel a la Reina Dª. Isabel II y cumplir con las obligaciones del Magisterio»
Su primer sueldo como interino fue de 2.500 reales, posteriormente 825 pesetas anuales hasta llegar a las 1.110 pesetas en su jubilación.
Las visitas de inspección e informes de la Junta Local, que recibió en las distintas localidades, fueron excelentes, así como en el expediente de jubilación aprobado por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
En Villanueva fue un abanderado de la cultura, escritor de numerosas obras teatrales, como “El hijo del artesano”, colaborador en distintos periódicos, especialmente en el Pueblo Católico, hemos leído sus artículos desde el año 1900 a 1906, “El Mulato de Murillo” “Gritos de Magisterio” donde se queja al Ministro de los “míseros salarios de los maestros”.
Fue maestro del insigne villanovense Eleuterio Nula Grueso, dedicándole un artículo a la muerte de su padre, Antonio Nula.
En su artículo “¡Vaya Pedagogía!” dice: “España de lo que está sedienta ¡pero muy sedienta! es de procedimientos de enseñanza social que a cada uno le hagan cumplir con su deber, que se quite de en medio tanta falsedad y tanta corrupción”.
Maestro preocupado por el tema social, los alumnos representaban obras de teatro, y con los beneficios obtenidos ayudaba a los menesterosos en la compra de calzado -alpargatas-, ropa o alimentos.
Solicitó su jubilación en septiembre de 1906 a los setenta años de edad. Los antiguos alumnos encabezados por Eleuterio Nula Grueso iniciaron las gestiones para pedir al Gobierno se concediera la Cruz de Alfonso XII, para su maestro. Él en carta abierta, agradeció las gestiones y atenciones recibidas, pero consideraba que no debían tramitar esta solicitud a las autoridades educativas.
El Ayuntamiento concedió, como prueba de su gratitud, casa gratuita a dicho profesor hasta el fin de su vida. “El Sr. Rodríguez Perea fecundo escritor católico, que siendo pacífico por temperamento nunca descansa ni sale vencido en su lucha constante con el error. Es hombre de una conducta intachable, honra del magisterio español y laboriosísimo en todos los conceptos. Ha educado a más de tres generaciones que hoy le respetan, le quieren, pudiendo decir que es en Villanueva, lo que el ilustre Montero en Jaén; un educador incansable…!.
– (1)Caja Legajo 20082 Archivo General de la Administración
Don Juan Cárdenas Mendoza, Profesor de la Segunda Escuela de niños.
Del Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares, Legajo 17593, extraemos algunos datos más amplios de la vida y obra de D. Juan de Cárdenas y Mendoza:
“El examen para magisterio, celebrado en 1863, constó de: Escribir los alfabetos con mayúscula y minúscula, resolvió problemas; de tres bolas sacadas tuvo que elegir uno de los temas y defenderlo. El segundo ejercicio consistió en la lectura en prosa y verso de un texto y análisis de un párrafo; después se sortearon las preguntas de cada una de las materias, otorgándole al final la nota de Bueno, prestando el juramento de ser fiel a la Constitución y ejercer bien el magisterio. Para este examen debió realizar una solicitud especial, ya que aún no había cumplido los veinte años, edad exigida para finalizar magisterio.
Deben realizar informes de buena conducta moral y política el Alcalde y Párroco de su localidad, además de las prácticas de Enseñanza realizadas en la escuela de D. Luís Mayor y Doncel profesor de 1ª Enseñanza Superior, de Linares.
Pasó, desde abril de 1864 por diversas escuelas y la valoración de su trabajo, según los exámenes, visitas de la Junta Local y del Inspector de Primera Enseñanza es de Regular en las diferentes localidades, en Marmolejo, se le calificó de Buena.
Realizó su trabajo en Huesa, Noalejo, Siles, Chiclana, Santo Tomé, Marmolejo, y Villanueva del Arzobispo.
Trabajó, antes de su jubilación, un total de 41 años, cuatro meses y veinticuatro días, de los que veintisiete años fueron en Villanueva.
En Siles, en el año 1868, sufrió un expediente. Tal vez, como siempre, el maestro estuvo a merced de los caciques de turno, y pudo ser este el motivo
“Que al constituirse en esta población la Junta Revolucionaria por virtud del glorioso alzamiento de septiembre, uno de los primeros actos más significativos fue la separación del profesor encargado de la instrucción primaria D. Juan de Cárdenas, interpretando fielmente los deseos de todos los padres de familia, interesados en la educación de sus hijos, retraídos de asistir a la escuela, por no engendrar en sus tiernos corazones los hábitos más perniciosos, que tan desgraciadamente forman la conducta constante pública y privada del indicado profesor”. Protestaron cuando, pasada la transición política, volvió a ocupar su plaza D. Juan de Cárdenas y cesó D. José Pío Sánchez Palomares, que había abierto clase gratuita, a la que asistían más de cien niños y a la del Sr. Cárdenas, apenas una docena llevados por el compromiso de familia.
Ante el Alcalde se le acusó, por diversos padres, de embriaguez, de actos impuros y escandalosos hasta en la puertas de la escuela a la vista de los niños y transeúntes; que la mayoría de los días los niños habían permanecido en la calle por no concurrir el maestro; que había desoído las amonestaciones de la Junta de Instrucción; que se había ausentado de la población sin autorización, dejando la enseñanza en manos de incompetentes, y que no había llevado los niños a misa.
El informe de la Junta de Instrucción Pública se manifestó en el mismo sentido, apoyando el cese de este maestro y el nombramiento de D. José Pío Sánchez y Palomares.
La Junta Provincial de Instrucción Primaria, devolvió el escrito al Ayuntamiento de Siles: “Se amplíe el expediente oyendo a D. Juan Cárdenas, y que la instancia suscrita por los niños de esa escuela no es admisible, ni esta Junta puede tomarla en cuenta por no ser digno ni decoroso a la enseñanza el que esos niños falten el respeto y consideración que deben a su maestro, sean cualesquiera las condiciones de éste”.
Ante el Alcalde prestaron declaración otra serie de padres que defendieron al Sr. Cárdenas:
Que era falso que se embriagase, ni hubiese dado escándalos en la puerta de la escuela; que las faltas habían sido por razones urgentes o por enfermedad; que en sus ausencias había dejado personas de total responsabilidad como D. Jaime Muñoz , teniente de cura; D. Pedro Ramal, primer teniente de alcalde, D. Doroteo Ramal licenciado en farmacia y D. José Antonio Garrido; que había llevado los niños a misa todos los días de precepto y les había instruido en materia religiosa y que reunía todas las condiciones para el ejercicio de la enseñanza.
En su defensa el maestro dijo: “que se le ha formado expediente de calumnia durante su enfermedad y ausencia, al ser destituidos los dos profesores por la Junta Revolucionaria; que ha presentado personas de providad y esmerada educación, ante el Alcalde y bajo juramento, respecto a la falsedad de las faltas que se le acumulaban; que quieren proteger e influir para el nombramiento de D. José Pío Sánchez Palomares, traído de Santiago de la Espada, solamente por la amistad que le une con el cura D. Francisco de Paula Ruiz; que han engañado a varios padres presentándoles un pliego de papel sin explicarle ni decirle para que era la firma que realizaban, indicándoles que era para el sostenimiento de la escuela; que el Ayuntamiento no ha abonado las cantidades tanto de personal como de material de esta escuela desde julio de año pasado”.
El Inspector D. Nicolás Dalmau, realizó una defensa del maestro, sobre los distintos escritos y visitas realizadas a su escuela de Siles. Vio conveniente el traslado del maestro a una escuela de igual categoría, sin la formación de ningún expediente”.
Tras este penoso incidente el Sr. Cárdenas llegó a Villanueva donde permaneció hasta su jubilación y muerte en 1907.
Doña Torcuata Rodríguez Rodríguez, Profesora de la Primera Escuela de niñas.
Hija del maestro D. Ramón Rodríguez Perea. Nacida el 6 de enero de 1857 en Guadix. Realizó sus estudios de forma privada y el examen en el que aspiraba a Maestra de primera enseñanza elemental, lo realizó en Málaga. Escribió al dictado en cuartilla y en el papel pautado los abecedarios minúsculos y mayúsculos, resolviendo los tres problemas de aritmética. El ejercicio oral constó de preguntas de Doctrina Cristiana, Gramática, Aritmética, Pedagogía y Economía Doméstica, según la suerte entre las cincuenta lecciones del programa. Después hizo una sencilla exposición a las niñas sobre el punto que le tocó en suerte. Leyó en prosa y verso, analizando gramaticalmente y finalizó con el ejercicio de labores. Fue declarada Aprobada por el Tribunal.
Ejerció en Sorihuela del Guadalimar, Cabra de Santo Cristo, Iznatoraf y desde 1889 a 1923 en Villanueva del Arzobispo, finalizando su hoja de servicios con más de cuarenta y un años de trabajo.
Tuvo escuela en la casa de su propiedad en la calle Parras y al construirse los Grupos Escolares, se le ordenó clausurar este local y trasladarse a ellos.
En febrero de 1923, el Inspector encontró aceptable la labor de los Maestros y ordenó el cambio de la escuela de Doña Torcuata, al nuevo Grupo Escolar “Mercedes”.
La maestra alegó que el local donde debía trasladarse no reunía las condiciones higiénicas, pedagógicas y de moralidad que estos establecimientos requerían, por lo que siguió en la escuela de la calle Parras. En 1923 solicitó su jubilación, con más de cuarenta años de servicios.
Doña María Vicenta Segarra Sanjuán
Algunos datos biográficos de esta profesora nos indican: “Que en el examen de ingreso en la Escuela de Magisterio de Ciudad Real, justificó mediante certificado médico, que estaba libre de toda enfermedad contagiosa y que contaba con la autorización de su esposo D. Federico González de las Viñas. Expuso que durante tres años había recibido las enseñanzas del maestro D. Jaime Segarra, perfeccionándose en cortar, coser y componer las ropas de mujer, no olvidándose de los bordados y otras labores de primor.
En la Hoja de servicios de la citada profesora, se informaba que en las distintas visitas los inspectores salieron totalmente complacidos, y que en los exámenes verificado por las Juntas Locales, con motivo del centenario del Quijote, una de sus alumnas fue premiada para concurrir a la cabeza del partido, representando a la localidad.
Inició las clases en Bélmez de la Moraleda, Pozo Alcón, Torreperogil y Villanueva del Arzobispo desde 1896 hasta 1905, en que solicitó en concurso el traslado a Castellar de Santisteban de donde ella era natural.
FUENTE: Manuel López Fernández