POR JOSÉ MANUEL JEREZ LINDE, CRONISTA OFICIAL DE LA E.L.M. DE GUADAJIRA (BADAJOZ)
Sin lugar a dudas serán los recipientes de cerámica los más cuantiosos y también los que cuentan con una mayor representatividad en el mundo romano. Los ejemplares más antiguos fueron elaborados en la cerámica que conocemos como campaniense procedente del área de la antigua Campania (Italia) y que fechamos en torno al 190-100 a. de C. siendo muy escasa su incidencia en Mérida y su territorio. Tendríamos que remontarnos hasta la época flavia (69-96 d. de C.) para poder establecer el grueso de envases que hemos podido documentar en la ciudad de Mérida y su entorno.
La variedad cerámica más popular, la conocida como Terra Sigillata, está considerada como la producción alfarera más extendida e industrializada en época romana altoimperial. Tradicionalmente serán los talleres de Arezzo, la antigua Arretium (Italia) los primeros en comercializar sus refinados productos. Con posterioridad los centros alfareros situados al sur de la Galia, fundamentalmente La Graufesenque (Millau), serán los que alcancen una dimensión verdaderamente industrial. Finalmente los alfares hispanos adoptan y producen esta misma forma perpetuando este tipo de envases, los atramentaria, hasta finales del siglo I d. de C.
Añadiremos finalmente que este tipo de recipientes, según el tipo de variedad cerámica, se corresponde con una nomenclatura diferente, así por ejemplo en la variedad de terra sigillata sudgálica es la forma Hermet 18 o Ritterling 13, y la Hispánica 51 para los fabricados en la Península Ibérica. Su perfil es barriloide con fondo plano y un pie bajo. La parte superior es rehundida con un pequeño orificio, que llamamos de evacuación, sobre el hombro cuya función es la de absorber la tinta sobrante. Y la apertura central, que conocemos como boca de alimentación, es la entrada del atramentum (tinta) en el depósito. A este respecto incorporamos la imagen del interior de uno de estos tinteros, que aparece impregnada con restos de la tinta negra y también un pequeño fragmento de hierro adherido.
Fuente: J.M.J.L.
Bibliografía:
Alonso López, F. J., Jerez Linde, J. M. y Sabio González, R. (2014) “Instrumentos de escritura en Hispania” en Artífices idóneos: Artesanos, talleres y manufacturas en Hispania, Anejos de Archivo Español de Arqueología, nº 71, pp. 169-190.
Alonso, J. y Jerez Linde, J. M. (2014) “Tinteros de cerámica y bronce”, en Ars Scribendi, la cultura escrita en la antigua Mérida, Madrid, pp. 22-23