CUENTA LA LEYENDA QUE IVAN MÉNDEZ DAVILA AGASAJÓ AL EMPERADOR DE TAL MANERA QUE LE CORRESPONDÍO A LA GENEROSIDAD RECIBIDA, SEGÚN REFIERE FERNANDO FLORES DEL MANZANO, CRONISTA OFICIAL DE CABEZUELA DEL VALLE
El emperador Carlos V pasó una única noche en Tornavacas (Cáceres), la del 11 de noviembre de 1556. Una noche llena de anécdotas y curiosidades.
Anochecía cuando el Emperador Carlos llegó a Tornavacas el 11 de noviembre de 1556. De aquella noche se sabe que cenó unas cuantas truchas recién cogidas. Y lo eran, porque él mismo vigiló su pesca al atravesar el Puente Cimero; y que al día siguiente abandonó la villa para atravesar la Sierra de Tormantos en dirección a Jarandilla de la Vera.
¿Dónde se alojó el Emperador en Tornavacas? Existe una casa de estilo renacentista en cuyo pórtico se puede leer: “IVAN MÉNDEZ DAVILA, CRIADO DE SU MAGESTAD”. Cuenta la leyenda que este hombre agasajó al emperador de tal manera que supo corresponder a la generosidad recibida. Y lo asegura tal que así, según lo cuenta el recientemente fallecido Fernando Flores del Manzano, cronista oficial de Cabezuela del Valle, en “Mitos y leyendas de tradición oral en la Alta Extremadura”:
“El Emperador les regaló una Virgen de mucho valor. Para recompensarles de lo bien que le habían tratado los dueños de la casa, Carlos I les hizo un regalo secreto. Pasado un tiempo, cuando los criados de Juan Méndez Dávila hacían limpieza en los desvanes, encontraron una talla de la Virgen del Carmen, aunque otros decían que era del Perpetuo Socorro. Decían que era de estilo gótico y de gran valor. Entonces pensaron que sería de alguien del séquito del Emperador y dieron aviso a Carlos V.
Éste respondió que era de su pertenencia y se la había dejado en su casa con toda intención para pagarles lo bien que le habían tratado. Les mandó un pergamino de su puño y letra para que siempre fuera suya. Les encargaba que nunca se deshicieran de ella, pues tenía un gran valor y la pintura fea de color marrón ocultaba otra de oro, que la hacía aún más valiosa. El obispo placentino les autorizó para que hicieran una capilla en la casa y la veneraran allí, junto a otra imagen de San José y un Cristo. En el mes de marzo se le ofrecían ejercicios diarios. Se día que obraba grandes milagros esta Virgen. En los años cincuenta se deshicieron de ella. Está en un museo importante”.
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