POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Fue el día 8 de octubre del año 1611, cuando el Rey Felipe III, firmó el decreto de expulsión de todos los mudéjares del Valle de Ricote. Sin embargo, tras la temprana muerte del III Marqués de los Vélez D. Pedro Fajardo y Córdoba, el marquesado de los Vélez quedó regentado por su esposa Mencía Requesens y Zúñiga, por la minoría de edad del IV marqués. Debido a estas circunstancias, la expulsión de los mudéjares de Ulea y de todo el Valle de Ricote, quedó relegada a fechas posteriores.
Para salir de este atolladero, la primera cuestión a resolver era la cristiandad de los mudéjares y esta labor fue encomendada al confesor Aliaga; persona cualificada del Comisionado del Reino de Murcia.
Todas estas revisiones ocasionaron el retraso a la hora de fijar la fecha de la expulsión; siendo el día 20 de abril del año 1612 cuando se le dio un nuevo impulso. Sin embargo, los pretextos eran confusos y los unos delegaban la responsabilidad en los otros. Así las cosas, el día 19 de octubre del año 1613 se le autorizó al Conde de Salazar para que dirigiera dicha expulsión.
El Conde de Salazar mandó que se publicaran los bandos de expulsión el día 30 de noviembre de 1613, haciendo una mención especial: eximir de la expulsión a los clérigos, frailes y monjas de origen morisco; así como a los cristianos viejos casados con moriscas, a sus mujeres e hijos y los esclavos llegados de Berbería a convertirse. Como consecuencia, el número de mudéjares a expulsar quedó bastante disminuido.
Por fin se publicó el censo de mudéjares para expulsar de Ulea, con arreglo al siguiente anagrama: casas de mudéjares afectadas 59. Número de mudéjares contabilizados 244, cristianos viejos 1. Casas expropiadas 35 y porcentaje de expulsados el 59´3 por ciento.
Los mudéjares a expulsar del pueblo, tenían que dejar la mitad del valor de sus propiedades a la Encomienda del Valle de Ricote, según el trato que efectuaran con los compradores de sus bienes. Sin embargo, en este trasiego, hubo muchos tratos sumergidos, entre vecinos y parientes a los que les prometían regresar si no eran eliminados.
La relación oficial de vecinos que depositaron ese 50 por ciento de sus pertenencias, la fecha y el dinero depositado fue la siguiente:
-Juan Carrillo ULEA 24-12-1613 1250 Marav. – Diego Hellín de Pedro idem idem 19924 – Francisco Hellín Martínez id id 14552 – Alonso Pinar id id 15709 – Juan Gómez Pinar id id 5780 – Francisco Pinar id id 19482 – Alonso Tello id id 1190 – Pedro de Vega id id 2448 – Francisco Hellín (Alcalde) id id 28220 – Esteban Pinar id id 5100 – Martín de Mella id id 5032- Juan Tomás (Alguacil) id id 2312 – Juan de Hellín de Pedro id id 10982 – María Pinar id id 14688 – Diego Serrano id id 408- Diego Beltrán id id 408 – Alonso de Pay id id 5100- Antón de Vega id id 2720 – Juan Tello id id 2380- Diego Pina Riquelme id id 4080- Pedro de Pay (Regidor) id id 59908- Juan Pay (Regidor) id id 11696- Cosme Ramirez id id 31858 – Francisco Carrillo id id 2312- Juan López Tello id id 16354- Juan López Tello (2) id id 26248- Francisco Sánchez id id 544 – Juan Pérez id id 5712 – Diego Tomás Monteroy Catalina Tomás. (viuda) id id 35598. Asi como * Gonzalo Pay (v) id id 816* Juan Tornero id id 1632* Juan Tornero(2) id id 3400 * Beatriz López (viuda) id id 33354 * Pedro Pay (2) id id 2856-Pedro Ramírez id id 18700 -María Yelo id id 26248
Estos 38 ciudadanos de origen morisco, que no abrazaron la conversión al cristianismo, bajo las condiciones que les propusieron los Caballeros de la Orden de Santiago, renegaban tener que malvender las propiedades que tantos esfuerzos les había costado.
Además, convivían con los cristianos locales y tenían gran confianza los unos con los otros. Producto de ello, muchas de las propiedades se las anexionaban a los cristianos con la seguridad de que pronto regresarían.
De hecho, algunos de ellos se escondieron en la montaña y en el campo; otros no zarparon en Cartagena en el barco que les llevaría a su destierro y un tercer grupo, en efecto, regresaron al cabo del tiempo. Como es lógico, aproximadamente la mitad ni se escondieron ni regresaron.
Bibliografía
- Westerveld (2001) Expulsión y regreso de los Moriscos del Valle de Ricote y 2.- L. Lisón Hernández (1992) Mitos y realidad de la expulsión de los mudéjares del Valle de Ricote.