NUESTROS PUEBLOS SE QUEDAN SIN «CAJAS» E INSPIRAN A ESCRITORES, POR SOLEDAD LÓPEZ-LAGO, CRONISTA OFICIAL DE TALARRUBIAS (BADAJOZ)
Manuel Godoy se cargó los pósitos y la crisis está cerrando las sucursales rurales de las cajas de ahorro. Las guerras con Portugal de principios del siglo XIX provocaron la ruina de los pósitos rurales de la región, una especie de cajas de ahorro locales que hacían préstamos en dinero y en especies a los agricultores durante los tiempos de carestía.
Los pósitos tuvieron que contribuir económicamente a la guerra y Extremadura se quedó sin su incipiente red bancaria rural. Doscientos años después, la crisis está desmantelando la moderna red de sucursales de cajas de ahorro que llegaba hasta los pueblos más perdidos.
Si se van las cajas, los pueblos se quedan desamparados. Resisten los médicos, los curas, los boticarios y los maestros donde resisten, pero si se rompe ese eje vertebral del dinero, la enseñanza, la salud y la religión, lo que queda es el desamparo, preludio trágico de una despoblación inminente que parece inexorable.
Virginia recorre España charlando con los últimos habitantes de aldeas recónditas. Entre ellos, Antonio Carrizosa, último habitante de Los Rubios, pedanía de Granja de Torrehermosa.
Antonio contaba hace dos domingos su experiencia a López Lago en las páginas de Hoy y el reportaje nos explicaba emocional y racionalmente la realidad extremeña.
El pasado 3 de enero, me llamaba Gabi Martínez, un escritor barcelonés descendiente de La Siberia extremeña por línea materna. Gabi ha publicado en 2017 ‘Las defensas’, considerada por la Librotea de El País una de las 20 mejores novelas del año.
Ha publicado libros de viajes, planteados desde una óptica muy particular, sobre Canarias, China, Australia, Creta, Nueva Zelanda o Pakistán, algunos de ellos traducidos a varias lenguas. Gabi me telefoneaba porque prepara un libro sobre la Siberia, una comarca fascinante, pero tan desconocida que lo poco que ha encontrado escrito sobre ella son seis reportajes a doble página que se publicaron en HOY durante el otoño de 2016.
Gabi Martínez, tras escribir libros de viajes sobre lugares lejanos, se siente atraído por la Extremadura de sus antepasados, la despoblada, la que se queda sin sucursales bancarias y sin gente. La soledad y la literatura, la nada y la preocupación…
Hace justo una semana, me paró por la plaza de Conquistadores de Cáceres un desconocido. Me contó que hacía cinco años que no venía a la capital, que se había refugiado con sus ovejas en el campo y que tenía una preocupación que lo atosigaba: la despoblación de Extremadura. Me pedía apoyo o ideas para organizar alguna reunión, debate o comisión de expertos que intentara aportar soluciones al problema.
Desconfiaba de los políticos. Le comenté que Rosario Cordero, presidenta de la Diputación de Cáceres, sufría ese tema con intensidad y se desesperaba por encontrar soluciones. Quedamos en charlar más despacio. Me pareció un señor interesante. Al despedirnos, le pedí su nombre.
Me lo dio: Segundo González. También me dibujó en cuatro palabras su biografía y me quedé con que había fundado Corderex. Sabía de lo que hablaba y lo resumió en una sentencia: «La despoblación es el primer problema extremeño». J.R Alonso de la Torrem
Fuente: http://www.hoy.es/extremadura/extremadura-vacia-20180208002054-ntvo.html