POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Eran días para música de orquestas, miradas de abuelas, saludos, copas compartidas, amores de juventud, muñecas de tómbolas, risas nerviosas de niños, aire de abanico, verbenas, fuegos artificiales, turrón de almendra y besos calientes en la madrugada. Fueron tiempos oportunos para bailar y para abrazar. Tiempos para alegrarse y para disfrutar. Tiempos de amistad y tiempos para cantarle con euforia a la vida y al destino. Pero ahora vivimos tiempos muy diferentes. La vida de nuestros pueblos, como la vida de los hombres y mujeres, aún en circunstancias difíciles como las que estamos viviendo, siempre nos lleva hacia la esperanza. Porque estamos marcados, queramos o no, por una alegre vocación de fiestas. Ojalá salgamos pronto de esta enorme pesadilla que nos amedrenta. Que llegue pronto.