POR JOSÉ LUIS LINDO, CRONISTA OFICIAL DE ARANJUEZ (MADRID)
La dedicatoria en un artículo en el libro de la Feria y Fiesta no suele ser usual, pero Permítanme que hoy haga la excepción con mi anciano padre, Anselmo Lindo de Lara, pues de él partió la idea hace muchos años de recuperar este importante episodio histórico nuestro.
Este Real Sitio de Aranjuez desde la constitución de su primer Ayuntamiento el día 9 de septiembre de 1836, comenzó a tener entre sus fechas señaladas las Fiestas y Ferias, ya fuera en el día de su Patrón San Fernando 30 de mayo, o bien en septiembre como Feria celebrándose los días 4, 5 y 6. La Feria de Ganados, de los Gitanos o de la Cuerda se efectuaba en este último mes.
Los ribereños la asociaron al hecho de que se festejaba el final de la recogida de la cosecha. El Mercado o Feria de Ganados fue conocida también popularmente entre los antiguos vecinos como Feria de los Gitanos, por ser de esta etnia los tratantes que más actividad desarrollaban en la compra y venta de animales. Y Feria de la Cuerda, porque los tratantes ataban allí a los animales que llevaban para la venta.
Las primeras noticias que tenemos de esta Feria de Ganados en el Real Sitio de Aranjuez, se remontan a mediados del siglo XIX, cuando ya en los libros de Plenos se detalla el comercio en la modalidad de Mercado de Ganados. El día 14 de agosto de 1845, bajo la Alcaldía Domingo Antero López se trataba en el Pleno Municipal que, próximo a celebrarse la tradicional Feria, debía facilitarse por el Ayuntamiento pastos para los ganados que viniesen para las ventas en el Real Sitio. Para tal gestión, se comisionó al Concejal José Indalecio García.
Pasan treinta y dos años después, cuando en el Pleno del día 5 de abril de 1877, siendo Alcalde de Aranjuez Juan Richer Turión, buen número de vecinos dirige un escrito al Ayuntamiento, solicitando el establecimiento de un mercado todos los domingos en esta población para la transacción de toda clase de ganados. Se acuerda formar el expediente y posteriormente enviarlo para su aprobación al Gobernador Civil de la Provincia.
Ese mismo día se abordaba en el Pleno Municipal la reordenación de las diferentes modalidades de venta en la población, entre ellas la de establecer el Mercado de Ganados el domingo, lo que se aprobó oficialmente tras formarse el oportuno expediente.
Las inéditas Memorias de Ángel Sánchez-Guzmán, que se inician a finales del siglo XIX, dejan una interesante descripción del Aranjuez de finales de ese siglo y mediados del XX, aludiendo entre otras cosas a las Fiestas y Ferias de esta población. Muchos de los detalles que refiere están incluso descriptos en documentos, plenos y expedientes oficiales. Al respecto de las fiestas y ferias, Sánchez-Guzmán escribe: «Por Ferias, nunca faltaba la “cucaña” con su elevado poste, o palo bien ensebado para que escurriéndose los “cucañeros” les fuera difícil en la subida alcanzar la “meta” a por la gallina o sarta de chorizos que colgaban de la cuerda.
Los demás festejos no diferían del presente, pero la animación era muy superior, pues los puestos, donde abundaban los juguetes a “Real y medio la pieza”, comenzaban en los Arcos del Patrimonio, y sin interrupción llegaban hasta los de Palacio, y los gitanos chalanes y comerciantes con la tradicional Feria de Ganados. Por las calles deambulaban numerosos vendedores que no se han vuelto a ver, generalmente a los “charros” salmantinos con caballerías cargadas de embutidos y jamones; los alcarreños, con sus ollas de miel; los murcianos, con las sabrosas frutas de sus huertos; gaditanos con camarones y “bocas de la Isla”; ciegos y videntes, con coplas y relatos sangrientos; sacamuelas ambulantes; italianos con santos de escayola».
Entre las familias gitanas tratantes de ganados estaban los Montoya, los Heredia y Jiménez así como de otras poblaciones que tenían una importante presencia año tras año en esta Feria de Ganados. Al respecto de la relevancia adquirida por la familia de los Montoya, cuenta Sánchez-Guzmán, lo siguiente. «La familia de los Montoya, gitanos chalanes de una respetabilidad no común en estos, ricos y sin abandonar su empaque de su raza faraónica, cuando casó Montoya con la señora Anita, nada menos que el Duque de Sexto, favorito de Alfonso XII, les sirvió de padrino». Matrimonio que tuvo cuatro hijos.
Sobre la Feria de los Gitanos, Antonio Jiménez, yerno de Pepe Montoya y Pilar Heredia, vecino y empresario de Aranjuez, recuerda aquellas ferias que vivió.
«Los gitanos eran los que movían la feria, vendían principalmente a los labradores. Nosotros éramos de Torrijos (Toledo), traíamos cuarenta o cincuenta mulas y las vendíamos todas. Venían gitanos de toda España, que nos veíamos en todas las ferias. Esta feria de Aranjuez era la última de todas a lo largo del año, era muy importante, porque servía para realizar la pedida de alguna muchacha entre familias, si es que había pedida, en cualquier caso montábamos una fiesta enorme entre todos pasándolo muy bien. Era muy importante Aranjuez».
La Feria de Ganados se celebró en este Real Sitio y Villa hasta que la Guerra Civil interrumpió toda actividad. Se retomó dentro de las actividades feriales a comienzos de la década de los años cuarenta del siglo pasado, siendo los tres días feriados oficiales 4, 5 y 6 de septiembre. El día 4 de septiembre de 1943, comenzaban los festejos con la Diana que llevaba a cabo por las calles la Banda Municipal de Música, salvas de cohetes que anunciaban el inicio de los días de fiesta, y la presencia del Alcalde Vicente Lloret Pérez, acompañado de Concejales y vecinos, en la Plaza de la Paz, «este día quedará inaugurada, en el sitio de costumbre, la Feria de Ganados». Aquel año 1943 la tradicional corrida de toros contó con los espadas: Domingo Ortega, Pepe Luis Vázquez y Morenito de Talavera.
Al respecto del sitio de costumbre y otros pormenores, el anciano vecino Anselmo Lindo, refiere importantes pormenores de esta Feria.
«En los años cuarenta, el recinto de la Feria de Ganados se situaba en la Plaza de la Paz (por la calle Valera). Esta estaba entre las calles de Abastos, Gobernador, Valera y la de Príncipe de la Paz, donde hoy se encuentra el bloque de casas de Patrimonio Nacional. La calle de la Paz que iba desde San Antonio, pasaba por lo que era la serrería, y finalizaba en la calle de Abastos, porque de frente estaba cerrada la calle por la tapia del molino de aceite de Banegas. La plaza de la Paz estaba rodeada de grandes plátanos, que cuando se caían se lo llevaban los trinquivales del Patrimonio. Frente a la fachada del desaparecido Picadero Militar de Pavía, se instalaban casetas para tomar unos chatos, que era donde cerraban el trato. Allí había una cacera por donde corría el agua, que era donde los gitanos lavaban los platos, cacharros y bebían los animales. Estuvo poco tiempo, cambiándose a la calle Herrerías, hacia la parte posterior de la fábrica de Experiencias. Y finalmente, la Feria de los Gitanos se trasladó a la calle de Chillones, que es la Carretera de Madrid. Comenzaba la feria a continuación de Casa de Serafín Moreno, “La Alegría de la Huerta”, ahí se celebraban los bailes de fiesta, donde tocaba la orquesta de Simón.
Desde Serafín y la Casa de Amos, hasta el Merendero o Gango de Infantes por la larga del río, se formaba la Feria de los Gitanos, que también se la conocía por Feria de la Cuerda, pero mayormente era de los Gitanos, porque allí hacían los tratos, vendían burros, mulas, gorrinos, corderos, pollos y gallinas, de todo. Pero los gitanos por lo general vendían mulas y burros. Aquí especialmente estaban los Montoya y los Heredia, que tenían muchos animales y participaban bastante en las ferias.
Venían gitanos hasta de Talavera de la Reina, de toda España. Aranjuez ha tenido una Feria de Gitanos altísima. He visto muchos tratos. Se colocaba el burro o la mula delante y allí todos los gitanos y el payo. Le abrían la boca al borrico, le miraban los dientes, las patas, uno ofrecía, otro le pedía, y al final llegaban o no al acuerdo. Esta feria duró hasta poco después de llegar a la Alcaldía Manuel García Moreno».
No podía faltar por el Alcalde Vicente Lloret en el Pregón de fiestas del año 1945, además de la oferta de actividades, la clara alusión a la Feria de Ganados. «No hay que olvidar, que estas fiestas tienen como base la tradicional Feria de Ganados, que da ocasión a la instalación de la llamada “Feria de los Gitanos” con sus puestos de churros y licores, sandías y melones, ferial lleno de animación y colorido en donde la alegría y el tipismo asoman por todas partes, entre el festejar de las transacciones del día, con sus canciones de estilo flamenco, que atrae una multitud que disfruta con la sana alegría que llena aquel ambiente».
Con el inicio, el día 4 septiembre, después de la Alegre Diana de la Banda de Clarines y Tambores de los Regimientos de Caballería de Pavía, el disparo de cohetes, a las ocho de la mañana se inauguraba por el Alcalde «la tradicional Feria de Ganados con su típica “Feria de los Gitanos” llena de animación y colorido». Y como oferta cultural, ya entonces escribía tres páginas de historia el que fue primer Cronista Oficial de Aranjuez D. Miguel Puerta Pérez.
La Feria de los Gitanos era reflejada en las poesías de vecinos que escribían en el libro de las Fiestas y Ferias ribereñas. Luis Martínez, en su poesía “Día de Feria en Aranjuez”, recoge este hecho en la citada población. «Conciertos, carreras, bailes, pitos, churros y atracciones donde todos enronquecen, con sus gritos y canciones/. Van viniendo los gitanos, se van viendo caras nuevas/; es la señal de que ya, pronto va a llegar la feria/. ¿Madre, hoy estreno el traje?/ Dice el mocito a su vieja/; no lo estrenes, hijo mío, hasta que llegue la feria/. Y ese día sale el mozo que no hay calle para él/; y ese día es el más grande, ¡Es la feria de Aranjuez!».
En la feria de 1951, siendo Alcalde de Aranjuez en su segundo año Carlos Richer López, se cambiaba la ubicación de esta reunión ganadera de la calle Herrerías a la calle Chillones, conocida como Carrera de Madrid. Corría el año 1954 cuando el Pregón volvía a contener líneas alusivas a esta Feria de Ganados, de la que se decía que se soñaba «todo el año con asistir a este típico rincón ribereño, pese a que la causa de esta feria casi ha desaparecido, nos referimos a la Feria de Ganados.
«Pocas, muy pocas transacciones se hacen en ella, dándose el caso de que acuden mayor número de gitanos que animales traen y es malo el negocio. ¡Pero qué típica es! ¡Qué ambiente más acogedor se respira en ella!».
Aun así, la Feria de Ganados siguió durante la Alcaldía Presidida de Manuel García Moreno hasta 1962. Al año siguiente se inauguraba la Feria Agrícola que se instaló en la plaza de San Antonio o Mariblanca. Se daba paso a maquinaria, tractores y arados para las tareas del campo.
La Feria de Ganados tenía cierta relevancia económica por la congregación de agricultores de Aranjuez y la Comarca, comerciantes y vecinos en sus diferentes tratos, al ser la agricultura el oficio en el que en aquellos tiempos se utilizaban más los animales en la labranza y tareas del campo. La Feria de Ganados, era un enclave importante donde poder adquirir o cambiar un animal por otro. Allí se movían muchos reales y pesetas mediante el trato de chocarse la mano vendedor y comprador compartiendo un chato de vino. Era cuando el trato entre hombres valía. No había cheques o transacciones bancarias, el dinero era pagado en el acto.