POR MIGUEL GALLEGO ZAPATA, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE SAN JAVIER (MURCIA)
Como es tradicional tuvo lugar la procesión que en honor del Corpus Cristi (Cuerpo de Cristo) se viene celebrando en San Javier desde tiempo inmemorial, interrumpida solo en aquellos tres años de funesto recuerdo.
En mi casa, se le tiene una especial devoción a esta manifestación religiosa y mis hijas se volcaron en el montaje de un precioso altar donde se depositaría la custodia en su recorrido por las calles del pueblo.
Trajeron sus mejores bordados, lo adornaron con las mejores flores y sacaron las preciosas y antiguas imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y de la Virgen del Carmen que heredaron de sus antepasados y las guardamos como oro en paño.
Cuando el párroco y Vicario episcopal depositaba la custodia en el lugar, preparado al efecto con tanto esmero, no pude disimular mi intensa emoción, y volví a pensar ‘Dios había venido a mi casa’.
Será difícil olvidar tan entrañable momento, pues no merezco tanto. Recordé a tantas personas de mi afecto que ya no están conmigo, en ese momento me comunicaban la irreparable pérdida de mi amiga María Zapata de Teodoro Martínez Delgado.