POR MARÍA TERESA MURCIA CANO, CRONISTA OFICIAL DE FRAILES (JAÉN)
Dentro de la religiosidad popular el tema central se encuentra en el estudio de las fiestas, o mejor en el tiempo festivo como opuesto a el tiempo laboral. La actividad seria y responsable, metódica y cotidiana, frente a lo lúdico y bullicioso, la actividad alegre y distendida, con la Fe, la creencia y la esperanza.
La tradición cristiana, atribuye el origen de la fiesta de la Cruz de Mayo a una celebración puramente religiosa que se hacía en la antigua Roma para conmemorar el hallazgo por Santa Elena, madre del emperador Constantino, de la Cruz donde murió Cristo. A este respecto, los libros litúrgicos de la iglesia católica contienen en su calendario dos fiestas dedicadas al culto de la Cruz: la Exaltación de la Santa Cruz el 14 de Septiembre y la Invención de la Santa Cruz el 3 de Mayo. La primera conmemora la dedicación de las basílicas de Jerusalén y es una fiesta de origen oriental, que no pasó a Occidente hasta fines del s.VII a través del rito romano; pero la Invención de la Santa Cruz, en cambio, es conmemorada desde muy antiguo y, en España, aparece en todos los calendarios y fuentes litúrgicas mozárabes, siendo citada también en el Leccionario de Silos, compuesto hacia el año 650, donde aparece con el nombre de Dies Sanctae Crucis. Éste es el más antiguo testimonio de su conmemoración en España, siempre poniéndola en relación con el hallazgo de Santa Elena.
Aunque el origen de nuestra fiesta se remonta oficialmente al tiempo de los romanos, podrían buscársele raíces aún más profundas en la vieja Hélade, la Grecia primigenia, y más concretamente en las fiestas dedicadas a la ninfa Maya, una de las Pléyades hija de Atlas que, amada por Zeus en el monte Cileno, alumbró a Hermes, el dios mediador que establece la comunicación entre los hombres y los dioses y tantos bienes trajo a la Humanidad. Las fiestas en su honor, las mayas, tenían lugar en plena primavera, con tal profusión de manifestaciones, que el calendario romano debe el nombre del mes de mayo a esta divinidad.
Maya era la reina de la primavera, la diosa de la resurrección en la estación de la vida, del color y la explosión de los sentidos. La maya era una fiesta mística y petitoria en la que el mayo, como simbólico árbol, era un madero plantado, emblema mágico de la fecundidad y de la renovación material, al que se le pedían buenas cosechas y se le hacía el centro de la celebración. Un tronco muy alto, adornado profusamente con cintas de colores, flores y ramas con frutos era colocado en el centro de la plaza y a su alrededor se bailaba y cantaba con gran entusiasmo durante todo el día y la noche hasta el amanecer. El sentido de la fiesta era plenamente naturalista, era el agradecimiento expresado por el pueblo en sus sentimientos más espontáneos a la Naturaleza, el saludo al nuevo ciclo con la esperanza puesta en la futura cosecha. En ese mismo sentido, repleto del simbolismo, la Cruz sustituyó al madero en la fiesta cristianizada, quedando como el místico árbol mayo cristiano y apropiándose toda la tradición anterior.
Una sociedad económicamente volcada hacia la actividad agrícola, al campo y el cultivo de la tierra, no puede sentirse ajena a las manifestaciones vitales y festivas de sus gentes, que piden al cielo por mediación de la Cruz les dé una abundante cosecha:
A esta santísima Cruz
le venimos a cantar
que no se coman los grillos
los trigos ni las cebás.
A esta santísima Cruz
le venimos a cantar
que nos dé un montón de trigo
y otro tanto de cebá.
En Frailes era costumbre que el día de la Cruz se salía a comer al campo. Niños con sus familias, jóvenes en pandilla, todos echaban un día de campo en donde la amistad, y el amor … eran los protagonistas. Había ocasiones en que las faenas agrícolas no permitían salir a comer al campo, componían la merendica en los patios de las casas.
Sí ese día se iba de merendica al campo, y en toda cesta no podía faltar el hornazo. Pan con uno o dos huevos que se compraba en las panaderías, y que luego fue evolucionando a bollo dulce.
Es en Los Rosales en donde la fiesta se celebra con más enjundia. En la Era del Portillo del Espinar hay una cruz de piedra a la que se le hizo una diminuta ermitica. Cada año el tres de mayo de adorna la cruz con telas y flores. El párroco de Frailes celebra la eucaristía y comienza la fiesta pagana con el baile y un chiringuito que hace las delicias de lugareños y foráneos.
También en la aldea de Trujillos, en la frontera entre las provincias de Jaén y Granada, se celebra de Santa Cruz como fiesta patronal. Una cruz de piedra protegida por una pequeña ermita y ataviada de flores y adornos dan lugar a su fiesta más importante. Música, baile, juegos y comidas comunitarias contribuyen a la fiesta y el jolgorio del mes de mayo.
FELIZ DÍA DE LA CRUZ
Fuente: http://cronistafrailes.es/