LA FILARMÓNICA DE VIENA Y CHRISTIAN THIELEMANN ABRIERON 2024
Ene 03 2024

POR JOAQUÍN MUÑOZ CORONEL, CRONISTA OFICIAL DE ALMAGRO (CIUDAD REAL)

Se conmemoran el bicentenario de Bruckner, y del Himno de la Alegría de Beethoven

Hemos presenciado hoy -desde la tele, naturalmente- el Concierto de Año Nuevo más famoso del mundo desde 1939, el de la Orquesta Filarmónica de Viena, dirigido en esta ocasión por el germano Christian Thielemann. Y al final del concierto se ha dado a conocer, como es habitual, el nombre de quien dirigirá el Concierto en 2025. Será Riccardo Muti, que entonces contará ya con 83 años, y tomará la batuta en Viena por séptima vez.

La entrada al año 2024 ha venido acompañada, indefectiblemente, de los compases de la familia Strausss y otros compositores aledaños e igualmente notables, como Anton Bruckner, cuyo bicentenario toca en este 2024. Esta vez, el programa incluyó una obra de Bruckner en su aniversario, dirigido por el maestro alemán Christian Thielemann y comentado por séptima vez para La 1, TVE Internacional Europa, Radio Nacional, Radio Clásica y RTVE Play por el periodista experto en música clásica de RTVE, Martín Llade.

Pero este año 2024, como decimos, no sólo se celebra el II Centenario del nacimiento de Anton Bruckner. También se conmemora el bicentenario de la composición del Himno de la Alegría de Beethoven. Compuesto entre 1818 y 1824, sobre una oda del poeta Friedrich Schiller, en el que se reivindica la alegría para perderse -o encontrarse- y como base en la hermandad de los seres humanos. En 1970, el cantante español Miguel Ríos (en su segundo LP, ‘Despierta’) incluyó una canción basada en el cuarto movimiento de la Novena sinfonía de Beethoven. Exitosa adaptación que contó con arreglos musicales del desaparecido Waldo de los Ríos.

UN CONCIERTO CON HISTORIA

Decíamos que ya son 84 años de historia musical en Europa y el mundo (con algunos retazos más que dramáticos que más vale no recordar ni, sobre todo, repetir). Pero hoy son ya unos 60 millones de espectadores de 100 países –y 1000 millones de espectadores potenciales en los 5 continentes-, los que se sirven de la señal de la Radio Televisión pública de Austria ORF 1 (Österreichischer Rundfunk, 1955)…

De cualquier forma, para comenzar ortodoxamente el año es condición sine qua non, asistir al Concierto de Año Nuevo. O bien en la deseable forma presencial, o simple y confortablemente instalado en el salón de casa. Participar desde la televisión en el inicio de un nuevo año -aun estando algo maltrecho por los excesos (comida, bebida, juerga) y defectos (sueño, descanso, presupuesto) de la noche anterior, no es nada disparatado. Y además es gratis.

Las campanadas y las uvas marcan indudablemente en España el fin de un año y el comienzo del siguiente…Pero, tras la orgía de Nochevieja, el reloj biológico sólo se pone en marcha y se enrasa con la realidad –misteriosa, ilusionada, prometedora- gracias al Concierto de Año Nuevo… Que resetea nuestra vida y la pone en marcha para otros doce meses, que nunca cumplen las expectativas, y que no suelen ser tan prósperos como los habíamos deseado… Pero que pueden ser otras cosas: mayormente ilusionantes, pocas veces satisfactorios, desgarradores con frecuencia, y siempre enigmáticos…

Desde su inicio, el tradicional Concierto de Año Nuevo tiene lugar en la majestuosa Sala Grande o Sala Dorada de la Musikverein de Viena, engalanada con exquisitas flores provenientes de los jardines de la ciudad. Esta 84ª edición destacan obras de Komzák, la familia Strauss, Hellmesberger, Ziehrer, Bruckner y Lumbye, culminando, como es costumbre desde 1946, con la ‘Marcha Radetzky’. La transmisión del concierto, producida por la televisión austriaca ORF desde 1959 en colaboración con la Unión Europea de Radiodifusión, alcanza hoy a 100 países, con una audiencia de más de 55 millones de espectadores solo en Europa.

El programa musical del Concierto de Año Nuevo dio comienzo con la ‘Marcha del Archiduque Albrecht’ de Karl Komzák, seguida por el vals ‘Bombones de Viena’ y la polka francesa ‘Fígaro’ de Johann Strauss. En la segunda parte, se interpretaron piezas como la ‘Obertura de la opereta Waldmeister’, el ‘Vals póstumo’ y la ‘Polka del Ruiseñor’ de Johann Strauss, entre otras, para finalizar con los emblemáticos ‘En el bello Danubio Azul’ de Johann Strauss hijo y la ‘Marcha Radetzky’ de Johann Strauss padre. El Ballet Estatal de Viena, dirigido por Davide Bombana y con vestuario diseñado por Susanne Bisovsky, ofreció interpretaciones especiales, incluyendo momentos significativos como el conocido vals ‘En el bello Danubio Azul’.

LA CIUDAD DE VIENA

Pero conozcamos de paso algunos datos históricos de la ciudad de Viena, donde tiene lugar el El Concierto de Año Nuevo. Viena es la capital y centro cultural y político de Austria. Situada en Europa Central a orillas del Danubio, en el valle de los Bosques de Viena, y al pie de las primeras estribaciones de los Alpes. Viena es la cabeza uno de los nueve estados federados (Bundesland Wien), y está rodeada por el Estado federado de Baja Austria. Estamos hablando de la segunda ciudad más poblada de Europa Central detrás de Berlín, y de la décima ciudad en población de la Unión Europea. Sus 2 millones de habitantes en 2018 (más otros 2,5 millones de su área metropolitana), hablan el idioma alemán en una de sus variantes bávaras.

Con una larga historia, desde los primeros asentamientos celtas (500 a.C.) Viena es una de las más antiguas capitales de Europa, lo que se refleja en su importante patrimonio artístico. Durante el siglo XIX fue una de las grandes capitales musicales del mundo y a principios del siglo XX meca de la filosofía y el debate político de Occidente, así como uno de los principales centros culturales mundiales.

En 1857 Francisco José I de Austria decide abrir una nueva avenida, la Ringstraße, donde se construyen importantes edificios como la Ópera, la Universidad, el Ayuntamiento, el Parlamento, la Bolsa y los museos de Historia del Arte e Historia Natural. Pero la derrota de Austria en la guerra austro-prusiana (1866) y la posterior anexión de los Estados alemanes a Prusia, convirtieron a la unificada Alemania en un ‘peligro’ para Austria. Razón por la que decide aliarse con Hungría en lo que se conoce como la ‘política de compensación o Ausgleichpolitik’.

EL IMPERIO AUSTROHÚNGARO

Y en 1867, tras el Compromiso con Hungría, Viena se convierte en la capital del Imperio austro-húngaro y en un centro cultural, artístico, político, industrial y financiero de primer orden. Aunque ciertamente efímero (Sólo duró 52 años, 1867/1919, tuvo 2 emperadores, Francisco José I, y Carlos I, con capitales en Viena y Budapest), era enorme en su extensión y en su diversidad. Además de alemán y húngaro, se hablaba checo, polaco, rumano, esloveno, eslovaco, serbocroata, ucraniano e italiano. La religión de esta ‘monarquía constitucional dual en unión personal’ era la católica, y el soberano era emperador de Austria y rey de Hungría.

Todo ello en 2 territorios claramente diferenciados, con 2 administraciones independientes con sus propios parlamentos, gobiernos y tribunales. De hecho, podríamos decir que sólo la jefatura del estado estaba ostentada por una testa coronada en los dos territorios transfronterizos. Y el Imperio sólo actuaba como una entidad, en materia  de Defensa y de Relaciones Exteriores.

Pero el año 1918 acabó con la dinastía de los Hagsburgo (los Austrias) y con el Imperio Austro-Húngaro, en cuyas tierras se encendió la mecha, y donde se entrelazan tragedias como la de Mayerling (1889), y los magnicidios de Isabel de Austria, Sissi (Ginebra, 1898), y del archiduque Francisco Fernando de Austria (Sarajevo, 1914). El antiguo territorio austro-húngaro, en cuyo suelo se originó la Primera Guerra Mundial que desdibujó, desmembró y rediseñó Europa, se extiende hoy por 13 países europeos actuales.

CHRISTIAN THIELEMANN

En Viena tiene lugar cada año el concierto más famoso y difundido del mundo, patrocinado por Rolex, la poderosa marca suiza puntera en relojería de lujo. Fundada por Hans Wilsdorf en 1905 en el Reino Unido, Rolex se trasladó a Suiza en 1919, al término de la I Gran Guerra, donde fundaría su segunda marca, TUDOR, en 1946.

En este día de Año Nuevo, hemos asistido al concierto de la Filarmónica de Viena dirigido por el germano Christian Thielemann (1959), El maestro alemán, inminente sustituto de Barenboim en la Staatsoper Unter den Linden, dirige por segunda vez a la Filarmónica de Viena en tan mediática cita. Fue director de la Deutsche Oper Berlin, y de la Orquesta Filarmónica de Munich. En la actualidad es director general de la Staatskapelle de Dresde, director musical del Festival de Bayreuth, y director artístico del Festival de Pascua de Salzburgo.

Como máximo exponente de la tradición germana en dirección de orquesta, fue ayudante y es continuador de Karajan, y especialista en el repertorio de Bruckner y Wagner. En nuestra opinión, resulta algo hierático, lejano, excesivo y calculado en su trabajo, en detrimento de una mayor frescura, espontaneidad, maleabilidad y empatía. Aunque hace bien su trabajo, de forma quasi matemática.

Se trata de la segunda vez que un director alemán dirige el concierto. La primera fue en 2019, y por el mismo Thielemann. Que no es una persona de trato fácil y además pesa sobre él un sambenito de filo nazi por esa combinación de ideas conservadoras y resistencia a lo políticamente correcto. Thielemann fue muy amigo de Karajan, a quien siempre consideró su maestro. En este sentido, recordaremos que aunque Heribert Ritter Von Karajan dirigió la Filarmónica de Berlín durante 35 años, y dirigió el Concierto de Año Nuevo en 1987, nació en Salzburgo y conservó siempre su nacionalidad austríaca.

EL CONCIERTO 2024

A la figura de Thielemann, alguien la ha descrito como ‘un gladiador ante la orquesta’. Y que actuó con ademán impasible, escasas concesiones a la empatía visual, y nada de animus iocandi, como buen alemán. Tan sólo ha esbozado una leve sonrisa en una ocasión, y le ha faltado savoir faire austríaco.

PROGRAMA DEL CONCIERTO 2024

Primera Parte (11:15 a 11:51)

  • Karl Komzák – Marcha del archiduque Alberto, op. 136
  • Johann Strauss II – Dulces vieneses. Vals, op. 307
  • Johann Strauss II – Figaro-Polka. Polka francesa, op. 320
  • Josef Hellmesberger (hijo) – Para todo el mundo. Vals
  • Eduard Strauss – Sin descansos. Polka rápida, op. 238

Intervalo (11:51 – 12:15). Con  un interesante documental acerca de la historia y biografía de Anton Bruckner (1824-1896). En 20024 se celebra el segundo centenario de su nacimiento en Ansfelden (Austria).

Segunda Parte (12:15 – 13:45 aprox.)

  • Johann Strauss II – Obertura a la opereta «Waldmeister»
  • Johann Strauss II – Vals de Ischl. Vals póstumo Nr. 2
  • Johann Strauss II – Polca Ruiseñor, op. 222
  • Eduard Strauss – La alta primavera. Polka mazurca, op. 114
  • Johann Strauss II – Nueva polka pizzicato, op. 449
  • Josef Hellmesberger (hijo) – Estudiantina-Polka del Ballet «La Perla de Iberia»
  • Carl Michael Ziehrer – Ciudadanos vieneses. Vals, op. 419
  • Anton Bruckner – Cuadrilla, WAB 121 (Orquest. W. Dörner)
  • Hans Christian Lumbye – ¡Me alegro, Nytaar! Galope
  • Josef Strauss – Delirios, Vals, op. 212

Felicitación del Maestro y la Filarmónica por el Año Nuevo

Y ahora vienen las obligadas “propinas” del Concierto de Año Nuevo de Viena:

  • Johann Strauss hijo – En el bello Danubio Azul – Vals, op. 314 con Ballet
  • Johann Strauss padre – Marcha Radetzky, op. 228

El cierre se ha producido con una secuencia de fanfarria y el Himno de Eurovisión, a las 13:40, marcando el fin de la transmisión.

Por razones obvias no entramos a comentar todas y cada una de las piezas interpretadas. Pero sí nos gusta reparar en las piezas finales. Naturalmente se interpretó ‘El bello Danubio Azul, el vals más famoso del mundo, de Johann Strauss II… No podía dejar de interpretarse en el concierto más famoso del mundo… Pese a que en su estreno inicial resultó un fracaso. Lo que obligó a su autor a recortarlo, renovarlo, y a suprimir el coro masculino que inicialmente incluía.

Y ¡qué decir de la Marcha Radetzky…! Tal vez el número más esperado y celebrado, por la interacción que supone con los espectadores… En esta ocasión, Christian Thielemann ha sido algo menos hierático, indicando a sus improvisados palmeros, y marcando claramente los pianos, los fortes y los silencios… Tras el momento, otros ya de nostalgia…

FUENTE: https://www.lanzadigital.com/cultura/la-filarmonica-de-viena-y-christian-thielemann-abrieron-2024/

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