POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
Hoy hablo desde la memoria de la fragua de los hermanos Macarro en la calle de Mérida. Junto a la vivienda de los maestros Pablo Sánchez y Manuela Montes. Junto al corralón de Alejandro Gragera y la casa de Juan Cienfuegos Rodríguez y Rosalía del Viejo García, mis abuelos maternos, que siguió con ella mi tía Ascensión Cienfuegos con escuela de niños. Frente a la fragua la albardonería de Francisco López Durán. En esta fragua trabajaron los hermanos Miguel, Francisco y José Macarro Quintana.
La fragua ha sido un oficio duro. Para su ejercicio se requerían brazos ejercitados en el pegar y golpear fuerte. En aquel oficio exigente se demandaba además de fuerza y destreza, tener una probada visión para discernir la variopinta gama de colores que presentaba el hierro en su calentamiento. Sus diferentes tonalidades eran sabios indicadores que avisaban al herrero cuando el material había cogido su punto.
En aquellas fraguas, faenaron con el horno, el yunque o bigornia, que eran quienes sufrían los golpes hasta que se forjaba el hierro. La pila de agua, para enfriar y templar, el fuelle para avivar el fuego, el badil, el mazo, el marro, el macho, el caballete, las sufrideras, el puntero, los cortafríos, el punzón, la lima, la escuadra y el compás; el carbón, el torno, la piedra de afilar, el hierro, las tenazas, el martillo y unas manos. Y todo un concierto musical, en el choque del martillo con el yunque Un día las fraguas dejaron de lanzar chispas por la chimenea, el dios Vulcano había echado agua sobre el carbón y se había llevado el fuelle para que nadie avivase ya el fuego.
En 1943 se inauguró el Taller-Escuela Sindical de Formación Profesional “Ntra. Señora de Barbaño” (avenida de la Estación), las conocidas Escuelas de Artes y Oficios, al amparo de la Obra Sindical de Formación Profesional, para completar la formación de aprendices. Del Taller de Herrería y Mecánica fue director Miguel Macarro Quintana. Los pasillos de la memoria me han llevado hoy a este testigo de trabajo y esfuerzo que pasa desapercibido en un Montijo que a veces no vemos.