POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
En unos capítulos conoceremos los avatares de esta donación, la actuación del maestro mayor de las aguas de Baeza, los maestros alfareros de Úbeda su contrato de trabajo; cómo los arroyaderos, destrozan varias veces la conducción de aguas; la llegada de personas del Reino de Valencia para abrir las distintas zanjas; las peticiones de los sobrantes de agua, las solicitudes de permiso a los vecinos; las últimas obras, su coste… el estado actual de la Fuente de las Monjas.
A pesar que gran parte de los conventos y algunas casas poseían pozos de agua, de donde se suministraban para todas sus necesidades, era una gran preocupación para la comunidad dominica, el agua. Preocupaba también, el aceite para las lámparas ante las distintas imágenes, lo que motiva el que soliciten al rey un privilegio para poder atender a este gasto.
Este es el resultado de la donación de una fuente al convento de las monjas dominicas, en terrenos de la llamada Cuesta de Torafe.
En septiembre de 1633 se celebra una reunión en el locutorio para tratar y otorgar las escrituras pertenecientes al dicho monasterio, en la parte de dentro las Madres Sor María de Cristo, priora, Sor Inés de San Mateo, subpriora y resto de la comunidad.
De la reja para afuera, el reverendo padre Fray Andrés de la Barrera, predicador de la provincia de Andalucía y Vicario de este convento, el notario público de la Audiencia Eclesiástica de dicha villa, dijeron que el Licenciado Alonso Pérez Román, clérigo presbítero, ya difunto, vecino que fue de la villa de Iznatorafe, por escritura pública, que otorgó ante Francisco Romero Sedeño, escribano público en la dicha villa a veinte y uno del junio de mil seiscientos y diez y seis años, hizo, donación al dicho convento del agua suya propia en una heredad en el sitio la Hoya de Jódar, para que la trajese el dicho convento para servicio suyo.
En Iznatoraf a 18 de septiembre de 1633, comparecen Francisco Romero Sedeño y María Romana su mujer, vecinos de esta localidad. María Romana expresa su consentimiento para que su marido en venta real por juro de heredad, al Convento de Monjas de Nuestra Señora de Santa Ana de Villanueva del Arzobispo, el nacimiento del agua que tienen en un quiñón de nuestra propiedad en la Hoya de Jódar, que la puedan sacar encañada por sus minas y llevarla al dicho convento dentro de veinte días.
El nacimiento del agua lo venden por el precio de sesenta y cinco ducados, que confiesan haber recibido: los cuarenta y seis de una escritura de censo que el dicho convento tenía contra ellos y los dichos 19 ducados el dinero del contado.
María Romana renuncia a las leyes del Emperador Justiniano y del Senado Consuelo Valiano y vieja constitución; leyes de Toro y Partida y Pragmáticas Reales y lo firmo de hecho del favor de las mujeres, y a cuyo efecto avisé al notario que doy fe como sabedora, firmo, renuncio y juro por Dios Nuestro Señor y por una señal de la cruz… otorgamos en Iznatoraf, a diez y ocho día del mes de septiembre de mil seiscientos y treinta y tres años. En agosto del mismo año visitan el nacimiento del agua en la Hoya de Jódar, tomaba posesión pacífica el vicario de las monjas, actuando como testigos Juan Ruiz, sacristán mayor y Pedro de Palacios, Alguacil de Villanueva, que firman ante el escribano Juan de Trillo Molina.
Contrato para encañar las aguas, con Francisco Martínez, vecino de Baeza
En septiembre del mismo año, reunidos en el locutorio bajo, el vicario, madre priora y otras religiosas de la comunidad, con Francisco Martínez, vecino de la ciudad de Baeza, maestro mayor de las fuentes de aquella ciudad. Que quiere traer encañada y por atanores y arcas el agua de la Hoya de Jódar hasta la entrada del convento y repartiéndola en partes.
Que habiéndose medido, hay unas mil trescientas varas al derecho y trescientas atajeas para cortar el agua. Que se ha afinado el precio en mil trescientos ducados, que se han de pagar a Francisco Martínez. Que los mil trescientos ducados se han de ir dando como vaya trabajando para el gasto de su gente y jornales, que los daños que se hicieren por las heredades donde pasara el agua los pagará el convento, junto a los arcaduces, atanores y tinajas conforme al concierto con Alfonso de Mora. Que todo el viaje del agua y caminadero ha de ser de piedra seca y como es costumbre en semejantes obras y minas con sus losas fuertes por encima.
Que Francisco Martínez responde con sus bienes raíces y muebles habidos y por haber y la priora, subpriora y demás monjas, con los Propios y Rentas de dicho convento. Firman el acuerdo en el convento y locutorio referido siendo testigos, Pedro Sánchez Oñate, Melchor Mora y Francisco Adán Satra, vecinos de esta villa, el dicho vicario y monjas, Francisco Martínez, dijo que no sabía escribir y lo hizo un testigo.
Francisco finaliza las obras en octubre de 1634 y firma un recibo en donde indica que ha recibido los mil cuatrocientos ducados.
Destrucción de la conducción del agua en 1793
En ese año, el apoderado de las monjas dirige un escrito al Ayuntamiento informando de las escrituras del agua y como los arroyaderos han destruido la conducción por lo que solicita la conducción por el Camino Real que sube desde Villanueva a Iznatorafe por encima del Santi Espíritu.
El Ayuntamiento en reunión de febrero de mil setecientos noventa y tres años, las señorías, Consejo, Justicias, y Regimiento que lo componen, un Diputado de abastos y Caballeros Síndicos, general y personero de este común el escribano, dan licencia para la obra.
Firman Don Lucas Poblaciones, Sebastián Luis de Luna y Medina, Don Pedro María de Baltanás y Poblaciones, Fernando Romero Avilés, Tomás Bueno y Sierra, Martín Crespo, Marcos de Ortega Sanz, Damián González Marín; Ignacio Joseph Rubio ante el escribano Bartolomé de Uceda y Romero.
Un nuevo escrito dirigido al Ayuntamiento de Iznatoraf, insiste en los documentos presentados y solicita el permiso para ejecutar las obras.
El Ayuntamiento concede el correspondiente permiso pero indica: “Que no se cause perjuicio a los “Trajineros en el Camino Real de Iznatoraf a Villanueva “ firman los responsables, Don Diego González Felgueras, y Juan López de Segura, alcaldes ordinarios; Mateo López Salido y Juan Ibáñez de Siles, Regidores; Marín Aranda, Alfonso Bodoque, Cristóbal Ruiz Gallego y Juan Manjón de Aranda, Jurados; Síndicos, y Personeros de su común, firman ante Melchor Joseph de Ávila y Martínez, diez y siete de diciembre de mil setecientos noventa y dos.
La priora Sor Catalina Ordaz y San Antonio, realiza varios escritos a los propietarios de los terrenos por donde debe pasar canalizada el agua, solicitando su autorización: A la madre Abadesa y Rvdas. Madres Religiosas del Convento de San Francisco, a D. Francisco Vélez, A Doña María Molina y Marín, y María Josefa Molina y Marín.