POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
La ‘Operación Terreros’, que desarrolló hace unos días la Guardia Civil y que permitió recuperar vasijas de gran valor arqueológico y miles de fragmentos de cerámica, podría dar un vuelco en los próximos días. Porque durante los registros realizados en una casa de Torre Pacheco, cuyo propietario sufre demencia y sus descendientes intentaban vender la espectacular colección, los agentes han encontrado evidencias de que faltan algunas piezas. Y no se trata de porciones de terracota, sino auténticas monedas de oro. Concretamente, de aúreos romanos. Así se conocen a las monedas acuñadas en la antigua Roma, entre los siglos I y IV después de Cristo.
Este tipo de monedas alcanzan un gran valor en el mercado. Valga de ejemplo que hasta un millón de euros se llegó a pagar por un áureo de Alejandro Severo, que mostraba el Coliseo en el reverso. Sin embargo, fuentes próximas a la investigación explican que la colección que se busca es más modesta. «Podrían alcanzar los 2.500 o 3.000 euros cada una», aseguran. Y lo saben porque durante el registro observaron que algunos albumes no contenían las monedas, sino solo los cartones que las identificaban. Además, su número también es una incógnita.
El intento de venta de la colección puso sobre la pista a los agentes, quienes localizaron la vivienda y procedieron a su registro. Pero pronto descubrieron que faltaban algunas cosas, entre ellas las monedas. Además, constataron que un familiar del propietario se encontraba en paradero desconocido por supuestos problemas con la justicia, aunque no lo señalan directamente como sospechoso del hurto.
La ‘Operación Terreros’ llevó a la Benemérita a decomisar unas 50.000 piezas arqueológicas, de las que una gran mayoría son fragmentos sin más valor que la prueba de un supuesto delito contra el patrimonio. A ellas se suman algunas vasijas y un lote de monedas romanas sin interés, que más tarde localizaron los agentes en un anticuario de Murcia. La familia mostró el pasado jueves su indignación porque considera que «se ha manchado el buen nombre del abuelo», propietario de la colección decomisada. Además, advirtieron de que «ni siquiera hizo falta una orden de registro, pues nosotros le abrimos la puerta a la Guardia Civil para que vieran lo que había en la casa». Claro. Con verlo les sobró: cargaron un camión con las piezas. Ahora solo resta aclarar si el hijo del propietario, a quien algunos sitúan en Sudamérica, conoce el paradero de las monedas romanas.
La segunda operación desarrollada la semana pasada nada tiene que ver con la primera. Pero tampoco tiene desperdicio por los nuevos datos que se han conocido. Bajo la denominación de ‘Charpentier’, permitió localizar la talla de un Niño Jesús que el escultor Gregorio Molera realizó junto a un San José para la ermita de la misma advocación, ubicada junto a la parroquia de Santa Eulalia.
La pieza fue una donación de José Córdoba para el Gremio de Carpinteros, que en aquella ermita tenía sede. Fue presentada el 5 de marzo de 1944. Y allí se le dio culto hasta que desapareció durante unas obras en la parroquia, cuando las imágenes se guardaron de forma temporal en casas particulares. Una familia acogió a San José y al Niño, pero solo regresó el Patriciarca.
La familia vendió hace diez años la pieza a Fulgencio, un anticuario de Alquerías, quien aseguró a ‘La Verdad’ que «la compré de buena fe y me enteré por los agentes que era robada». Tendrá que probarlo. De momento, un comprador vio la obra en el escaparate y presentó una denuncia en la Guardia Civil, que tardó 24 horas en decomisarla. Por cierto: también se buscan la sierra y la túnica del Niño Jesús, en paradero desconocido.
Fuente: http://www.laverdad.es/