MARGARITA TORRES DEFIENDE QUE DE ESTA MANERA SE PUEDE CUMPLIR LA LEY DE MEMORIA HISTÓRICA SIN «MOLESTAR A LA GENTE»
La Concejalía de Cultura tiene un borrador en el que propone, a la espera de que se reúna la Comisión que decidirá sobre la retirada del callejero de los nombres franquistas en virtud a la Ley de la Memoria Histórica, qué calles desaparecerán y cuáles podrían quedarse en la nomenclatura urbana.
Cultura admite que desconoce aún cuándo podrá reunirse la Comisión, pero defiende que «ha hecho los deberes». La concejala Margarita Torres maneja un dosier que defiende la permanencia de algunos de los nombres por motivos diversos.
Entre los más controvertidos está el del fundador de la Legión, José Millán Astray, a quien un juzgado mantuvo en el callejero de Madrid a pesar de la ley de Memoria Histórica. La concejala explica que no desaparecerán ni Luis de Sosa, ni Fernández Cadórniga. Éste último fue aprobado en pleno en el año 1899, 37 años antes del comienzo de la Guerra Civil.
«Por el hecho de que una calle comience por general o coronel no quiere decir que se trate de alguien franquista», afirma la edil, que asegura que hay casos en los que el Ayuntamiento tiene la intención de modificar el razonamiento plenario que la aprobó: «Son algunas especialmente sensibles por la cantidad de personas cuya modificación afectaría», sostiene Torres Sevilla, que pone como ejemplo Alcázar de Toledo.
«Nuestra intención es cambiar la razón por la cual se intitula de esta manera y modificar la conquista del Alcázar por el general Moscardó por la que hizo el rey leonés Alfonso VI muchos siglos antes». Margarita Torres defiende que de esta manera se puede cumplir la ley de Memoria Histórica sin «molestar a la gente».
Por su parte, el historiador Víctor del Reguero, uno de los mayores expertos en el periodo de la II República, la Guerra Civil y la dictadura franquista, reivindica la inmediata retirada del callejero de los nombres franquistas por respeto a la ley.
«Están en una situación de absoluta ilegalidad», recuerda el escritor, que pone como ejemplo la localidad de Armunia, en la que continúan nombrado vías los generales golpistas Mola, Sanjurjo y Yagüe, entre otros. Víctor del Reguero incide además en la circunstancia de que en este lugar se produjeron numerosas represiones de republicanos durante la guerra civil.
Asimismo, el escritor muestra su sorpresa ante el hecho de que nadie haya caído en la existencia de calles que, como Campanillas,tienen un carácter claramente franquista.
«Esta calle se refiere al Cerro de las Campanillas de la Sierra de Madrid, donde lucharon numerosos falangistas leoneses», explica. Entre ellos, destaca José María Fernández, uno de los primeros muertos del bando franquista. Víctor del Reguero también incide en la calle Héroes leoneses, que a su juicio pasa desapercibida porque suele relacionarse con la Guerra de la Independencia. Sin embargo, estos héroes responden a las gestas de la Guerra Civil puesto que el nombre se aprobó en un pleno celebrado en 1937.
El profesor Francisco Carantoña considera por su parte «penoso» que después de 42 años de la celebración de las primeras elecciones generales, el Ayuntamiento de León mantenga en sus calles los nombres de personas que colaboraron en el golpe de estado de 1936.
«Eliminarlas es una cuestión de higiene y sorprende que las corporaciones de la democracia no se hayan ocupado de ello», denuncia Carantoña.
El historiador sostiene que la actual mayoría de la Corporación sólo quiere dilatar el asunto. «Los enredos de Margarita Torres lo demuestran», subraya el escritor, que advierte de que la Comisión no tendrá tiempo, en los escasos tres meses que restan de mandato, de llegar a un acuerdo. Francisco Carantoña recuerda que dedicar una calle es un reconocimiento que refleja «la historia y el espíritu de una ciudad».
«Que el homenaje se otorgue a los criminales o a quienes actuaron en contra los principios y valores de nuestro sistema político mancha su imagen», defiende el profesor, que asegura que nadie quiere eliminar del callejero nombres de políticos conservadores.
«Se trata de eliminar de las calles a los artífices y colaboradores del golpe de Estado de julio de 1936 y a los políticos y militares que construyeron y mantuvieron el régimen dictatorial». Entre ellos, Carantoña destaca a los generales Mila, Yagüe, Lafuente o Aranda, al «inquisidor» Berrueta, o el asesor nacional de los sindicatos verticales Luis Almarcha.
ESTOS SON LOS NOMBRES DE LA DISCORDIA
Avenida de Roma
Esta calle fue renombrada tras la guerra y anteriormente era la calle de Méjico (con ´j’). Se cambió en honor a la Italia fascista de Mussolini. De hecho, los hay que creen que se modificó con el fin de congraciarse con el régimen fascista italiano.
En 1939, Franco invitó al Ministro de Asuntos Exteriores de Italia, el Conde Ciano, quien realizó una gira por toda España en la que fue agasajado y homenajeado con actos, monumentos y desfiles, en una muestra más de amistad entre ambos gobiernos. No está en la lista de calles en conflicto.
Calle Pilotos Regueral
Esta pequeña calle, situada en la plaza de Santo Domingo, sustituyó a la calle Pósito, nombre que hace referencia a un depósito de cereal. En este lugar, de titularidad municipal, se realizaban préstamos de cereal a los vecinos necesitados con condiciones ventajosas.
Diario de León publicaba el cambio del nombre de la calle el 12 de junio de 1942: «La calle Pósito será en lo sucesivo calle de Pilotos Regueral en memoria a los dos aviadores del mismo nombre que dieron su vida por España». Se propone su salida.
Alcázar de Toledo
Lo mismo ocurre con la actual Alcázar de Toledo, que sustituyó al filántropo leonés Sierra Pambley. La nueva nomenclatura se adoptó el 29 de septiembre de 1937 y ese día también se cambiaron las de Gumersindo de Azcárate, que en lo sucesivo se llamaría General Mola, Pablo Flórez, que sería Daoiz y Velarde, Menéndez Pallarés, que pasó a llamarse De la Torre, Pi i Margall, que se convirtió en padre Arintero y la del General Picasso, cuyo recambio fue calle del Pozo.
El Ayuntamiento quiere que permanezca por razones comerciales. La opción es modificar la razón plenaria. En lugar de que conste en el callejero por la guerra civil, lo hará por la ampliación durante el reinado de Alfonso VI y sus sucesores Alfonso VII y Alfonso VII. Se propone cambiar la razón en pleno.
Alférez provisional
El Ayuntamiento no quiere su modificación y lo explica que se trata de un rango militar, si bien fue creado en la zona sublevada durante la guerra civil española con el objetivo de suplir la falta de oficiales que entonces existía.
Álvaro López Núñez
Es otra de las que podría permanecer. De hecho, su inclusión no tiene sentido en opinión de los expertos. Académico de Ciencias Morales y Políticas, Álvaro López Núñez, fue un periodista y escritor español, acérrimo defensor de la asistencia social, los seguros sociales y la democracia cristiana.
Murió asesinado junto a su hija Esther al comienzo de la Guerra Civil Española.
Antonio Pérez Crespo
Nacido en 1870 en Santa Colomba de Somoza, fue diputado en la Segunda República fue diputado por la minoría agraria por la provincia leonesa, resultando elegido en las elecciones de 1933 y de 1936.
Fue también profesor de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, socio del Ateneo de Madrid, donde pronunció brillantes discursos, y autor de diversas obras y dictámenes jurídicos.
Capitán Cortés
Es una de las más céntricas de la ciudad. Une Ordoño II con La Pícara. Se denominó en Comisión plenaria en 1937, un año después de comenzada la Guerra Civil y será una de las que se modificarán.
Santiago Cortés encabezó en 1936 la sublevación de un numeroso grupo de guardias civiles en el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza.
Fernández Ladreda
Militar y político, fue uno de los fundadores de la CEDA. Alcalde de Oviedo, fue también diputado en Cortes y ministro de Obras Públicas.
León es una de las ciudades que aún conserva su nombre en el callejero. Tras la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, su nombre desapareció de Candás, Arrecife, Madrid y Segovia.
Fernández Cadórniga
Periodista y político, comenzó su carrera durante el reinado de Isabel II, militando entonces en el Partido Moderado. Fue redactor en 1866 del periódico de esa tendencia, El Español, y formó parte más tarde del consejo de El Cronista (1882).
Muy afín a la Soberana, fue diputado por Astorga en las llamadas “Cortes de tercera”, constituidas en 1867, y en ellas fue secretario de la comisión de las provincias castellano- leonesas más castigadas por la sequía.
En 1875 formó también parte de otra que, presidida por Claudio Moyano, gestionó la suspensión de la Base 5.ª del Arancel para así mejorar la protección a los cereales. Se incluyó en el callejero en 1899.
Fernando González Regueral
Es otro de los que el Ayuntamiento quiere mantener. Político conservador, fue gobernador civil en varias provincias españolas.
Fue asesinado por Buenaventura Durruti el 17 de mayo de 1923, en la calle Cervantes a doscientos metros de su casa en la plaza de las Torres de Omaña, trece años antes del golpe militar.
General Aranda
Es uno de los propuestos para abandonar el callejero. Antonio Aranda Mata fue un militar español que combatió en la Guerra Civil Española en el bando sublevado, con el grado de coronel en 1936 y de general en 1939.
Sin embargo, en 1943 fue arrestado bajo la acusación de conspirar contra Franco en favor de una restauración monárquica, pero su condición de héroe en la guerra le permitió ser rápidamente liberado.
Según documentos desclasificados por el Servicio secreto británico, en la época que había sido capitán general de Valencia cobró dos millones de dólares del Reino Unido a través del banquero Juan March para encabezar un golpe de Estado contra Franco.
General Lafuente
Se cree que este general fue el que delató al capitán Rodríguez Lozano, denuncia que terminó en el fusilamiento del que fuera el abuelo del presidente Zapatero.
General Mola
El Ayuntamiento propone cambiar el nombre de esta calle, que se encuentra en Armunia y que no tiene discusión porque es uno de los generales del alzamiento.
General Millán Astray
El Ayuntamiento quiere que esta calle se mantenga en el callejero de la ciudad. Margarita Torres explica que un juez obligó al Ayuntamiento de Madrid a mantener la calle del fundador de la Legión porque no se había probado su participación en el golpe de estado.
General Sanjurjo y general Yagüe
Ambas están en Armunia y son dos de las calles sobre las que no habrá discusión con toda probabilidad porque el Ayuntamiento está dispuesto a cambiarlas.
Avenida y glorieta Carlos Pinilla
Fue un político español de extrema derecha. Militante falangista camisa vieja, durante la dictadura franquista desempeñó cargos públicos relevantes como los de gobernador civil de varias provincias, director general de Administración local y subsecretario de trabajo.
Fue gobernador civil de León, época en la que se recrudecieron en la provincia las depuraciones profesionales de funcionarios y cargos públicos. Es una de las que sale.
Calle José Antonio
Está en Armunia. El fundador de Falange española es uno de los que desaparece del callejero.
José María Fernández
José María Fernández fue un falangista leonés, uno de los muertos durante la Guerra Civil Española. Participó en la batalla de la Sierra de Campanillas de Madrid. La calle Campanillas transcurre paralela por la parte inferior a Padre Isla.
José María Quiñones de Léon
Entró en el callejero en 1969. No tiene nada que ver con el franquismo. Fue embajador de España en Francia y representante de España en la Sociedad de Naciones.
Su padre acompañó a la reina Isabel II al exilio, motivo por el cual nació y se educó en París. A su vuelta a España fue elegido senador por el distrito de Sahagún (León), en 1907.
Entre 1910 y 1916 formó parte del Congreso de los Diputados por los conservadores, como electo del mismo distrito de Sahagún. Poco después pasó a servir en el cuerpo diplomático, como agregado de embajada en París, y, desde 1918, embajador de España en Francia Gran Oficial de la Legión de Honor, miembro de la Sociedad de Naciones, en su calidad de representante español, siempre se significó por su lealtad al rey Alfonso XIII, de quien fue amigo personal.
Con el advenimiento de la Segunda República fue apartado de la misión diplomática, aunque, durante la Guerra Civil, no dudó en posicionarse a favor del gobierno de Burgos, convirtiéndose en representante del bando nacional en Francia, ejerciendo al mismo tiempo como enlace de éste con Alfonso XIII.
José María Vicente López
Fue el primer director de la Escuela Normal tras la guerra. Su nombre se incluyó en el callejero en 1974.
Laureano Díez Canseco
Es uno de los ejemplos de la falta de información sobre los personajes del callejero. Laureano Díez Canseco, proveniente de una familia de la alta burguesía leonesa, estudia Derecho en la Universidad Central, donde se doctora en Derecho (1891).
Después de obtener la Cátedra de Derecho Natural en Valladolid el 7 de junio de 1900, se traslada a Berlín para ampliar sus estudios donde recibió la influencia de Rudolf Stammler. Fue Decano de la Facultad de Derecho y vicerrector de la Universidad de Valladolid.
Luis de Sosa
Héroe leonés de la guerra de Independencia. Y uno de los diputados de las Cortes de Cádiz. contribuyó al alzamiento de la ciudad de León contra los franceses, participando activamente en la guerra hasta el mes de agosto de 1809.
Fue primero nombrado comandante general de la Caballería, con la graduación de teniente coronel.
En febrero de 1809 la Junta de León le nombró comandante general de la provincia y la Junta Central le concedió el grado de coronel.
Durante este tiempo combatió por zonas de Castilla, Asturias y sobre todo en la provincia de León. El 29 de julio de 1809, ayudado por tropas de Juan Díaz Porlier, ocupó la ciudad de León, dirigiendo el 31 de julio una encendida proclama a los vecinos de León: “Leoneses, Fernando VII ha vuelto a reinar en vuestra ciudad…”
Sin embargo, a mediados de agosto, enfermo y después de 19 días sin poder acostarse por el continuo acoso de los franceses,4 las tropas de Sosa tuvieron que abandonar la ciudad al no contar con apoyos militares.
La ciudad de León permaneció así ocupada unas temporadas por tropas francesas y otras por tropas españolas, hasta la retirada total de los franceses en 1813.23 La calle se instituyó antes del comienzo de la guerra.
Mariano Domínguez Berrueta
Es una de las que sale. Mariano González Berrueta, que también da el nombre a la biblioteca regional, dependiente de la Diputación. Mariano Domínguez Berrueta uno de los nombres más controvertidos. Participó en la depuración de la Fundación Sierra Pambley y su biblioteca.
Manuel Fraga Iribarne
El Ayuntamiento defiende que el que fuera ministro con Franco no tiene la calle por su labor en la dictadura sino por su trabajo para convertir el monasterio de San Marcos en el emblema de Paradores.
Marqués de Montevirgen
Es el mismo caso que José María Quiñones de León, que era marqués de Montevirgen. Tampoco sale.
Marqueses de San Isidro
Nada que ver tampoco con el franquismo o la Guerra Civil. El marquesado de San Isidro fue un título nobiliario español, otorgado el 14 de enero de 1730 por el rey Felipe V, a favor del mecenas y oligarca Pablo Rui-Gómez Lasso de la Vega y Balmaseda, vizconde de Benafarces y regidor perpetuo de la ciudad de León.
A excepción del quinto titular, que fue dado sepultura en el Sacramental de San Isidro3, todos los demás marqueses fueron enterrados en el Convento de San Marcos en León, como marcaba su tradición.
Obispo Almarcha
El 10 de julio de 1944 Pío XII lo nombró obispo de León, siendo consagrado el 29 de octubre del mismo año, cargo que desempeñó hasta el 4 de abril de 1970.
Bajo su mandato e iniciativa tuvieron lugar en León acontecimientos tan importantes como el VI Congreso Eucarístico Nacional, I y II Semana Nacional de Arte Sacro, Año Isidoriano, XI Centenario del Concilio de Coyanza y un sínodo diocesano. Creó en León el Centro de Estudios e Investigaciones “San Isidoro” y la Escuela Superior de Arte Sacro, realizando una colosal obra de conservación del patrimonio artístico.
Uno de los mayores logros del obispo fue la creación de una cooperativa de Casas Baratas en el barrio de San José de las Ventas de León, poco tiempo después de fundar las Cajas de Pobres. Además, Luis Almarcha, canónigo de Orihuela y vicario general, ayudó a Miguel Hernández y le consiguió finalmente el permiso para su traslado a un sanatorio, pero ya tarde, después de que Miguel Hernández únicamente aceptara, cuando agonizaba, el matrimonio católico.
Si hubiese llegado antes el permiso, posiblemente el poeta hubiera sobrevivido.
Obispo José Álvarez Miranda
Fue partidario de la dictadura de Primo de Rivera y de la sublevación militar que dio origen a la Guerra Civil en 1936, pese a lo cual solicitó formalmente el indulto para varios condenados.
En agosto de 1936 el obispado de León hizo una petición de clemencia para el capitán Rodríguez Lozano, abuelo del presidente Rodríguez Zapatero, y otros condenados: “Con humildad y verdadero encarecimiento suplico de V.E. la mayor clemencia a favor de los seis condenados a última pena en Consejo de Guerra celebrado en esta en el día de ayer, José Obispo de León”.
Así rezaba el mensaje remitido por el prelado al comandante de Estado Mayor, el 15 de agosto de 1936.4 Meses más tarde, en noviembre de 1936, unos días después de la condena a muerte, entre otros, del alcalde de León Miguel Castaño, del presidente de la Diputación Ramiro Armesto y del gobernador civil Emilio Francés, el obispo de León y algunas otras personas influyentes de la ciudad de León escribieron una carta de petición de indulto para los condenados.
El primer firmante de la carta fue el obispo Álvarez Miranda. La petición no surtió efecto e irritó a los militares que no podían consentir que, en una pequeña ciudad de provincias, la iglesia dudase de la justicia que se estaba impartiendo y que esto pudiese hacer dudar a los ciudadanos.
Todos los firmantes, incluido el obispo, fueron castigados con multas muy elevadas para la época, en concreto al obispo se le impuso por su osadía una multa de 10.000 pesetas.
Roa de la Vega
En la II legislatura de las Cortes republicanas se adscribió a la fracción agraria dentro de la CEDA y en la III legislatura como perteneciente a la minoría de Renovación Española.
Se denominaba leonesista, y consideraba que el leonesismo que propagaba tenía el fin principal de frenar a la izquierda emergente.
Él, como Berrueta, Eguiagaray y otros, formó parte del Grupo de Tradiciones Leonesas durante los años treinta; grupo que estaba ligado a Acción Femenina Leonesa y Acción Agraria Leonesa, del entorno programático político de José María Gil Robles.
Raimundo Rodríguez del Valle
Fue falangista y presidente de la diputación entre 1937 y 1940. Fue la peor etapa en términos de represión.
ARQUEOLOGÍA EN LAS CALLES
La pretensión de devolver a la ciudad los nombres que las calles tenían en su origen puede ayudar a comprender mejor la ciudad. Un ejemplo es la calle Pilotos Regueral, que sustituyó a la calle Pósito, nombre que hace referencia a un depósito de cereal. En este lugar, de Titularidad municipal, se realizaban préstamos de cereal a los vecinos necesitados con Condiciones ventajosas. El Diario de León publicaba el cambio del nombre de la calle el 12 de junio de 1942: «La calle Pósito será en lo sucesivo calle de Pilotos Regueral en memoria a los dos aviadores del mismo nombre que dieron su vida por España». Lo mismo ocurre con la actual Alcázar de Toledo, que sustituyó al filántropo leonés Sierra Pambley. La nueva nomenclatura se adoptó el 29 de septiembre de 1937 y ese día también se cambiaron las de Gumersindo de Azcárate, que en lo sucesivo se llamaría General Mola, Pablo Flórez, que sería Daoiz y Velarde, Menéndez Pallarés, que pasó a llamarse De la Torre, Pi i Margall, que se convirtió en padre Arintero y la del General Picasso, cuyo recambio fue calle del Pozo. La arqueología del callejero no tiene fin.
La hemeroteca demuestra que los sucesivos regímenes llegaron para eliminar el rastro del anterior. Así, un paseo por las páginas de Diario de León nos demuestra que la República tampoco esperó para borrar el rastro monárquico. Así, el 23 de abril de 1931, el periódico publica la proposición sobre el cambio de nombres de calles. La calle del Rey pasará a llamarse de Montesino, Ruiz Jiménez se llamará 14 de abril, Isabel II, pasará a denominarse de Galán, Reyes se llamaría García Hernández, plaza de Oriente se convertirá en plaza de la República, Reina Cristina, Ramón y Cajal, plaza del Rey pasará a ser plaza del capitán Domingo, avenida de Reina Victoria, de Pablo Iglesias y calle de las infantas será a partir de ese momento calle de Rosalía de Castro.
En el citado pleno municipal, también se propuso que desapareciera el nombre de Primo de Rivera que rotulaba una calle particular y revocar el acuerdo por el que se dio nombre a la calle de Miguel Zaera. «Usa la palabra el señor López Robles (Joaquín) para decir que, a su entender, los ayuntamientos deben ser corporaciones eminentemente administrativas, huyendo de toda política partidista». El artículo refleja también la opinión del político monárquico José Eguiagaray Pallarés, que destaca que «le parece bien que los que sacrificaron su vida por un ideal reciban homenajes, pero borrar nombres que otros países en iguales circunstancias que España respetaron es poco gallardo, pues los nombres constituyen parte de la historia de los pueblos». Poco le duró a José Eguiagaray el respeto por la historia. La hemeroteca nos muestra hasta qué punto el nuevo régimen se dio prisa en modificar los nombres de las calles. Así, el diario Proa del 24 de noviembre de 1936 informa de que la Comisión Gestora municipal bajo la presidencia del señor Luaces aprobó el cambio de varias calles.
Así, a la calle de Juan Nuevo se le dio el nombre de calle del Teatro, a la del capitán Galán se le renombró calle de la Rúa, a la de García Hernández se le concedió el nombre de calle Nueva y a la plaza de la Libertad, Santo Domingo. Asimismo, se eliminaron los nombres 14 de abril, plaza de la república, Avenida Pablo Iglesias, Primero de mayo, avenida de Castro Girona y avenida de Méjico. Desde entonces, estas arterias de la ciudad pasarían a denominarse avenida de General Sanjurjo, Plaza de Calvo Sotelo, José Antonio Primo de Rivera, avenida 18 de julio, paseo de la Lealtad y Avenida de Roma. Esta última no está incluida en la lista y, sin embargo, es una de las que tendría que formar parte de las calles que habría que modificar de acuerdo a la ley de Memoria Histórica puesto que hace referencia a la Italia fascista de Mussolini.
Pero ¿Quiénes eran el capitán Galán, Juan Nuevo García Hernández y Castro Girona? El primero de ellos fue un militar español, condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando por su destacada distinción con la Legión española en la Guerra del Rif. En 1926 participó en la Sanjuanada contra la Dictadura de Miguel Primo de Rivera, circunstancia que le supuso, tras Consejo de Guerra, seis años de condena en el Castillo de Montjuic, donde tendrá ocasión de intimar con destacados líderes barceloneses del movimiento anarquista. Además, junto a Ángel García Fernández uno de los protagonistas de la sublevación de Jaca. Por estos hechos, ambos fueron condenados a muerte. Ambos fueron considerados héroes de la República. Por su parte, Alberto Castro Girona era el 18 de julio de 1936, uno de los tres tenientes generales del Ejército Español, nombrado jefe de Estado Mayor del nuevo Ejército Popular de la República.
Fuente: https://www.diariodeleon.es/ – CRISTINA FANJUL