POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÑANCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Cuéntase que San Francisco de Asís (1182-1226) santo bueno y humilde, deseoso de estimular a sus seguidores en la firmeza de su fe y servicio a los demás, quiso advertirles en el día de su festividad mediante pequeños golpes con el cordón-cíngulo de su hábito. Como eran tantos, decidió hacerlo con una advertencia sonora de truenos y vientos.
Es el CORDONAZO DE SAN FRANCISCO que cada 4 de octubre anuncia galerna, vendavales, tormentas, lluvias…abriendo puertas a la invernía.
En Asturias a esos vendavales los llamamos «el airón de les castañes», «el airín de les castañes» (si el vendaval es suave), o «el vientu les castañes».
Vientos que tiran al suelo los frutos de los castaños («les castañes») y que las gentes, propietarias de los castañedos, se apresuran a recoger.- Son jornadas de andecha, de alegría y trabajo de mocedad y de algún que otro requiebro amoroso:
«Les castañes son castañes,
los oricios son oricios,
los güeyinos de to cara
son para mi dos hechizos…»
Y aquí, en este costumbrismo recolector de castañas, entra en juego LA GUETA, LA PÍA, LA GANDAYA o LA BOLENGA, que esos son los nombres que definen tal actividad.
Don Braulio Vigón lo explica muy bien: «Voz del derecho municipal consuetudinario, que expresa la acción de recoger y apropiarse de los frutos caídos NATURALMENTE del árbol ajeno, siempre que estén en terreno de uso o aprovechamiento común».
En muchos sitios se acostumbraba también a ·ir a la pía (a la gueta, gandaya, etc.) a castañedos de propiedad privada una vez que los dueños habían efectuado la recolección.
Como ven, esto de ir a la pía o a la gueta es, en realidad, una atención de caridad con los más necesitados (de ahí el nombre de PÏA = acción piadosa) y, por tanto, digna de fomentar y tener en cuenta.
Francisco Gozález Prieto, «Pachu´l péritu», nos lo contaba así en su libro «La vida asturiana nun cientu sonetos (1921):
«Mozacos hay que viaxen per advientu
con un sacu al costau y en sin maleta;
non van a trabayar, van a la gueta,
fiendo pal añu l´abastecimientu.
Pañen del suelu lo que tira´l vientu
i daqué más, pues llenen la gabeta
de manzanes del sapu o de raneta,
de castañes, maiz y algún pimientu…»
Para los niños de mi generación ir a la gueta o a la pía era «pirar un día de escuela» para excursionar por los castañedos; para otros, era una necesidad de supervivencia.
Recuérdenlo, señores de la política: la PÍA o la GUETA entran también en el DERECHO CONSUETUDINARIO asturiano y están EXENTAS DE INSPECCIONES E IMPUESTOS.
Y si no lo recuerdan, vendrá San Francisco a darles de cordonazos.