POR RAFAEL ALVAREZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLACASTÍN (SEGOVIA)
Captó mi atención la frase del epígrafe pronunciada por el actor que representaba el papel de profesor de Historia en la película “Un verano en Oxford” y creo que es verdad. Pongo como ejemplo el hecho histórico de la muerte de la reina de Castilla, María de Aragón, el 18 de febrero de 1445 en el lugar de Villa Castín y su posible envenenamiento.
Es un hecho que tenía pendiente de estudio y que se encuadrará en la “Historia de Villacastín-El S.XV”. Pero casualmente en el proyecto en que trabajo, surgió la figura de María de Aragón y al buscar datos sobre ésta reina de Castilla en ensayos de especialistas en la historia del siglo XV, surgieron novedades que respondían a preguntas pendientes de investigar ¿Por qué la reina residió en el lugar de Villa Castín? ¿Cuánto tiempo vivió en él y con qué familia? ¿Cuál fue la causa de su muerte? ¿Hubo exequias reales? ¿Dónde enterraron a la reina? ¿Qué consecuencias tuvo para el lugar? Fue un hecho histórico importante y por ello perduró, pero el dato es frio, si no se explican las circunstancias…que ocurrió y por qué.
María de Aragón hija de Fernando I de Aragón y de Leonor de Alburquerque, nació en 1403. Desposada en 1418 con el rey Juan II de Castilla, a la muerte de su padre los infantes de Aragón, sus hermanos, acaudillaron a los nobles castellanos contra su marido y el privado Álvaro de Luna.
En el conflicto mantenido durante años, la reina María tomo partido por sus hermanos contra el rey. Del matrimonio nacieron tres hijos, Enrique IV que sucederá a su padre, Catalina y Leonor.
En 1441 las tropas de los infantes de Aragón apresaron al rey tras lo cual, María como reina de Castilla tuvo un papel dirigente. En 1443 los infantes dominan Castilla y la reina es protagonista. En 1444 Juan II escapó del castillo de Portillo (Valladolid) donde estaba recluido que produjo la desbandada de los infantes. Leonor, hermana de la reina María (reina viuda de Portugal) se instaló en Toledo. Durante varios meses no hubo noticias de la reina María, que llegó a Villa Castín en los últimos meses de 1444. En febrero de 1445 María se entrevistó con su hermana Leonor que deseaba regresar a Portugal no como reina sino como madre, pero muere. El 18 de febrero un día más tarde, fallece María en Villacastín. Los síntomas de la enfermedad fueron los mismos en ambas hermanas y duraron solo cuatro días, aparecieron tras estar reunidas, dolores de cabeza, dificultad respiratoria y manchas cárdenas en la piel, lo que hizo pensar que habían sido envenenadas con hierbas.
Los estudios realizados al respecto constatan que murieron de meningitis meningocócica (hoy en día mortal si no hay tratamiento) y se habrían contagiado durante su entrevista. Resultó que por entonces, Juan II estuvo varios días en El Espinar, donde recibió la noticia de la muerte de su esposa, la reina Dª María y en la Crónica escribieron “… el rey ovo aquel sentimiento que de razón debía…” Pero estando apenas a 5 leguas (20 Km.s) el rey partió, con la gente que allí recogió, camino de San Martín de Valdeiglesias. No hubo luto ni exequias en la corte. La reina en su testamento dispuso que la enterrasen en la basílica del monasterio Jerónimo de Guadalupe junto al altar mayor a mano derecha conforme se entra en la sacristía, con las exequias acostumbradas y entre otros deseos, determinó que los huesos de dos frailes fueran trasladados a su sepultura. La reina había visitado el monasterio durante su reinado y muerto fray Pedro de Cabañuelas, su confesor, encontraron en su celda 130 cartas manuscritas por ella. En septiembre y en octubre de 1445 Juan II estuvo alojado en el monasterio de Guadalupe. Durante estas estancias, el rey verificó personalmente las disposiciones testamentarias de su esposa respecto del enterramiento.
Mientras tanto, el cuerpo de la reina de Castilla fue enterrado en el interior de la antigua iglesia de Villa Castín y el rey Enrique IV, su hijo, trasladará los restos hacia 1454 por lo que habría permanecido en ella, al menos 9 años (por precisar). Enrique IV quería ser enterrado debajo de la sepultura de la reina, su madre.
En el Siglo XX con motivo de unas obras en la Iglesia de Guadalupe, aparecieron dos féretros bajo la bóveda situada tras el altar mayor, que resultaron ser los de la reina María y su hijo Enrique IV. En 1945 el Doctor Marañón estudio los restos del rey y del cadáver de la reina María dijo que estaba envuelto en un sudario de lino, mientras que el féretro de Enrique IV contenía restos de ricas vestiduras. Por razones a estudiar aparentemente no respetaron la voluntad de la reina María.
Algunas preguntas se han contestado y otras quedan pendientes y podemos añadir conclusiones sobre los hechos narrados pero conocemos mejor el hecho de que “María de Aragón, reina de Castilla, murió en Villa Castín en 1445…” y es que “la historia también sucede allí donde nadie mira”. R.A. Tribuna de El Adelantado