POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
Ya llega la noche de San Juan, la más corta del año, con toda su carga de ritos, mitos, supersticiones y leyendas. Una noche con historia de celebraciones festivas que se remontan a tiempos de ni se sabe. El fuego y el agua, como agentes de purificación, cobran un especial significado en esta noche-madrugada. El fuego, materializado en la hoguera nocturna, reduce a cenizas nuestros malos momentos ya sufridos, nuestros miedos, nuestros rencores, nuestras venganzas, nuestros odios y malos quereres. Purifica nuestro espíritu y lo limpia de pecado. El agua del mar lava y limpia nuestros cuerpos cuando es iluminado por los primeros rayos del amanecer en la playa tras la noche más corta del año.
Los orígenes de las hogueras de San Juan en Torrevieja los encontramos en la quema de montones de residuos o virutas que los aprendices de las antiguas carpinterías iban acumulando para ser quemados junto con trastos inservibles que los niños recogían de casa en casa por todo el vecindario para hacer la ‘hoguerica’.
En Torrevieja, en fechas sanjuaneras siempre se levantaron sus ‘hoguericas’. Los niños, y los no tan niños, solían limpiar las habitaciones trasteras, los almacenes y los sostres de todos los enredos y cachivaches ya inútiles; además, se recorrían los talleres de carpintería y campos cercanos en busca de cualquier cosa que pudiera arder, amontonándolos, haciendo una hoguera en la que se plantaban monigotes hechos con ropas rellenas de broza y serrín, poniéndose carteles con versos alusivos a carencias en el pueblo o a acontecimientos ocurridos en aquel año, todos con un toque crítico y de denuncia.
Como en un rito mágico, se danzaba alrededor del fuego y, cuando las llamas empezaban a extinguirse, se saltaba por encima de las brasas entonando coplas que los labios de los niños dejaban impresas perennemente en sus tímpanos: “La hoguerica de San Juan, da tres vueltas y a correr”.
Desde finales del siglo XIX, todos los 24 de junio, la familia Fortepiani celebraba en el barrio de La Punta una tradicional fiesta de San Juan. La familia, de origen genovés y afincada en Torrevieja a comienzos de dicho siglo, hizo suya la costumbre de la celebración de ese día por el motivo de haberse librado de ir a la guerra de Cuba uno de sus miembros, Juan Fortepiani. Encargó a un tallista de Murcia una imagen de San Juan que, entronada en una hornacina, en la esquina de su casa, en la calle Pedro Lorca, estuvo expuesta hasta su destrucción en los inicios de las Guerra Civil, en 1936.
(Continuará)
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 17 de junio de 2017