POR JOSÉ A. RAMOS RUBIO, CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO (CÁCERES)
Huertas de Ánimas es una aldea o arrabal de Trujillo situada a dos kilómetros de dicha ciudad. Los únicos restos medievales que quedan en la zona son tumbas antropomorfas fechables en el siglo VII d.C. En 1466, en los prados de Santa Catalina los frailes dominicos construyeron un convento. Estos frailes enseñaron a los campesinos a rezar el santo rosario, y con gratitud de venerado recuerdo por los muertos. El amor de estos vecinos a la Virgen del Rosario y su interés por las almas del Purgatorio, fueron alto exponente de la fe católica de estos hombres, prevaleciendo la piedad del sufragio y dando al arrabal el nombre de Huertas de Animas. Es indudable que entre ellos había gran estimulo a la devoción de las Animas, por esa devoción como agradecimiento a quienes les proporcionaba trabajo y sustento. Por esto y por la razón antes apuntada, al erigirse una ermita en el ruedo de las Huertas para servicio espiritual de los colonos, se dedico a las Animas Benditas del Purgatorio, tal y como denota el cuadro de Animas del siglo XIX colocado frente a la puerta de entrada de la iglesia. Ese cuadro conmemora el suceso, pero lo curioso en el cuadro, es que la Virgen no tiene en sus manos el escapulario como es propio en los cuadros de animas, sino que aparece en el purgatorio con su divino niño en los brazos y teniendo en las manos el Santo Rosario, y este es otro dato importantísimo para conocer bien la nota religiosa del pueblo.
En la Iglesia de Santo Domingo, cuyas ruinas se ven junto al castillo, sirvió bastante tiempo de parroquia a los huertanos, entre ellos estuvo muy arraigada la devoción del rosario, y sin duda al erigir el altar de animas para la ermita, quisieron reunir las dos devociones en una, y poner a los difuntos bajo la protección de la Virgen del Rosario. Y está el principio de la Cofradía que tanto renombre a dado al pueblo y que tan extendida está entre sus vecinos; porque la cofradía no es otra cosa que una hermandad de sufragios mutuos bajo la tutela de la Santísima Virgen Del Rosario. Asistían al culto litúrgico en la iglesia parroquial de Santo Domingo, hasta que en 1803, se erigió en Parroquia. El 26 de junio de 1803 se celebró la fiesta del reservado del Santísimo Sacramento en la iglesia, quedando erigida en parroquia, siendo su primer ecónomo Fray Francisco de Garrovillas, predicador religioso descalzo y morador del convento de la Magdalena, en la ciudad de Trujillo. El Sr. Obispo de Plasencia la agregó como dotación de su fábrica, los diezmos que, la derruida iglesia de la Vera Cruz de Trujillo, percibía de la Cillas de Trujillo, Abertura, La Cumbre, Ibahernando, Ruanes, Torrecillas, Sierra de Madroñera y del Pago; sumaron éstos el primer año de la adjudicación, que fue en 1817, sesenta fanegas de trigo, nueve de cebada, doce de centeno y cuatro de avena, que se vendieron, el trigo a cuarenta reales, cebada y centeno veinticuatro y la avena a once. La iglesia de Huertas de Animas empezó a adquirir lo necesario para los actos litúrgicos, de hecho, en la Visita Pastoral realizada en 1817 se menciona la pila bautismal así como dos cálices y caja portaviático de plata, seguramente, procedentes de la iglesia de la Vera Cruz – aunque hay que hacer constancia que los bienes muebles de la clausurada iglesia se habían trasladado a la cercana parroquia de San Andrés –según la existencia de un inventario- en el mismo no se cita la pila bautismal, en dicha Visita ordena el Sr. Obispo que se construya el coro alto de la iglesia. Por entonces se empezaron a construirse los cementerios dejando de enterrar los cadáveres en la iglesia y en sus atrios, como venia haciéndose desde los primeros tiempos; aquí se enterraba desde la fundación de la parroquia, en el trozo de atrio de la ermita, comprendido entre la huerta y el ábside o sea lo que fue la sacristía hasta hace dos años y hoy corresponde a la capilla de la virgen y dependencias; antes de 1803 los cadáveres se llevaban a Trujillo, pero al fundarse la parroquia se levantó un muro en aquella parte del atrio quedando un pequeño cementerio adosado a la pared de la iglesia, y otro entre dos estribos, para el osario en el lado opuesto; durante 20 años, estos fueron los cementerios de pueblo, hasta que en 1822, con la prohibición, de enterrar en las iglesias se construyó el cementerio actual en terrenos que eran, una parte de la propiedad de la iglesia (cerca del pajar) y otra adquirida por el municipio: en el reparto que este hizo para el cementerio de la ciudad, correspondió a esta iglesia 12 reales y 5 maravedíes. El 9 de agosto de 1822 la población consiguió su autonomía respecto a Trujillo.
La iglesia parroquial de San José es un edificio de comienzos del siglo XIX, construido en el solar de la primitiva ermita que ya existía en Huertas, que ha experimentado diversidad de reformas y adiciones, buena parte de las cuales corresponden al siglo XX. La fábrica es de mampostería, parcialmente enlucida y blanqueada. Consta de una nave con transepto y cuatro capillas adosadas al lado del Evangelio. Las cubiertas de la nave y brazos del crucero son de cañón con lunetos, sustentada sobre arcos de medio punto que arrancan de pequeñas pilastras prismáticas; el crucero se cierra con cúpulas sobre pechinas, y las capillas laterales y bautismal mediante bóvedas de medio cañón. En este espacio litúrgico se conserva la pila bautismal, aún conserva los enjarjes de hierro para colocar el tape o cobertor. La rudeza o el deterioro de muchas de las pilas bautismales estudiadas han dificultado la interpretación de sus decoraciones, generalizándose la idea de la carencia de significaciones o del cripticismo de las mismas. Curiosamente, en la pila de Huertas se le ha sido esculpido a cincel un número, el 6. No existe una fecha completa que pueda datarnos esta pila, por tanto, el número es independiente. Los números son la clave de las leyes armónicas del cosmos, por lo tanto, símbolos de orden cósmico divino. El número Seis es la suma de los tres primeros números: 1 + 2 + 3. Representa la cualidad amorosa en la creación, la armonía y el equilibrio. Simbólicamente, aparece como la estrella de seis puntas del sello de Salomón, o escudo de David, constituido por la fusión armónica de dos triángulos, uno con el vértice hacia arriba y el otro hacia abajo: lo masculino y lo femenino, el fuego y el agua. Curiosamente, la pareja humana fue creada por Dios, según el Génesis, en el día seis. El Seis es la vibración de Venus, amor y belleza; en música, la nota La, en geometría, el hexágono. Es también la atracción y oposición del mundo humano versus el divino, guiado por el amor, como en el antiguo emblema hermético: «como es arriba es abajo».
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