POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
El 4 de julio es la fiesta nacional de Estados Unidos en la que celebra el Día de la Independencia. Coincide con el día en que se firmó la Declaración de Independencia en 1776, en la que el país proclamó su separación formal del imperio británico. A Torrevieja le costó mucho acabar con la dependía de la Corona y conseguir su ‘Independencia Municipal’ para no depender directamente de la corona borbónica, ya que las lagunas y sus terrenos lindantes eran de su propiedad. Las Reales Salinas y lugares de Torrevieja, junto con La Mata eran Cotos Reales, ejerciendo su contador y administrador, que era el Regente de la Real Jurisdicción Ordinaria, con todas las funciones de tipo municipal y judicial.
En 1766, la administración de las salinas de La Mata realizó pruebas de extracción de sal en la laguna de Torrevieja, resultando de una excelente calidad, construyéndose, en 1772, las Eras y creciendo la población tan vertiginosamente que Carlos III concedió la erección de una ayuda de parroquia. En 1802, una Real Orden decidió el traslado de las oficinas de la administración de las salinas desde La Mata a Torrevieja, debido a la mayor producción de sal en este lugar, una mayor facilidad para su embarque, la creciente importancia de la población, y las muchas solicitudes de gentes que deseaban edificar sus casas y fijar su residencia en Torrevieja. Carlos IV aprobó, el 3 de marzo de 1803, el plano de edificación de la población de Torrevieja, cediendo el Ministerio de Guerra los terrenos al de Hacienda y autorizando al administrador de las salinas la concesión de licencias para el levantamiento de casas y dotando a la nueva población de médico, cirujano y maestro de primeras letras.
Desde 1808, Fernando VII estuvo apartado del poder, obligado a abdicar en Bayona, pasando toda la guerra de Independencia preso en Valençay (Francia), dando lugar a que las Cortes de Cádiz concedieran el primer Ayuntamiento de Torrevieja, una vez aprobada la Constitución, consiguiendo la ‘Independencia Municipal’, desapareciendo el mandato directo que hasta entonces tenía de la Corona, dirigiendo todo lo concerniente a la administración del poblado. En el año de 1812, tuvo su primer alcalde, Vicente López Martínez, nacido en La Mata, que en su corto mandato procuró la extensión de los derechos de la Aduana de Alicante traspasándolos a la de Torrevieja. En 1814, a la vuelta al trono de Fernando VII como rey absoluto, Torrevieja volvió a la jurisdicción de la Reales Salinas, perdiendo ‘Independencia Municipal’ de la que había disfrutado.
En 1820 un pronunciamiento militar dio inicio al llamado ‘Trienio Liberal’, restableciéndose la Constitución y los decretos de Cádiz. Un grupo de vecinos de Torrevieja solicitó la constitución de Ayuntamiento, siendo nombrado alcalde Antonio Alberola Ponce, sucediéndole, en 1821, Manuel Galant Martínez; Mariano Talavera Trives, en 1822; y Antonio Hermógenes Sánchez Fuentes, en 1823. A medida que los liberales moderados eran desplazados por los exaltados, Fernando VII, conspiró para restablecer el absolutismo, lográndolo tras la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis, en 1823, volviendo la población a depender del administrador de las Reales Salinas, que dependía directamente del monarca.
La última fase de su reinado, la llamada Década Ominosa, se caracterizó por una feroz represión de los liberales, así hasta llegar al 2 de julio de 1830, en que la Real Audiencia de Valencia, en nombre del rey, designó a las primeras personas que debían constituir el Ayuntamiento, entre ellas al alcalde José Galiana Tarancón, que volcó su preocupación en cuestiones básicas como el abastecimiento de víveres, la sanidad, elaborar un padrón de vecinos y la construcción de una Casa Consistorial. La flamante corporación, por causas políticas o administrativas que no están claras y que acaso se debieron a la tensión con el administrador de las Reales Salinas, que dependía directamente del rey y que había perdido influencia en sus mandatos dirigidos a sus habitantes -jornaleros y artesanos trabajadores de las salinas la mayoría- tuvo un final desgraciado, pues en la noche del 11 de diciembre de 1830 la mayoría de los componentes del Ayuntamiento fueron hechos presos y conducidos al Castillo de Galeras de Cartagena, entre ellos el alcalde José Galiana y otros tres regidores; en enero 1832, todavía continuaba José Galiana preso. Señalar que, desde aquel julio de 1830, el Ayuntamiento de Torrevieja tubo una continuidad de “Independencia Municipal” hasta llegar a nuestros días.
Una salvedad ocurrió en 19 de julio de 1873, fecha en que se constituyó el Cantón de Torrevieja, presidido por Concha Boracino. que para mantener su propia supervivencia solicitaron su incorporación al Cantón Murciano, siendo disuelta la Junta local cantonal, seis días después, el día 25 de julio.
En la historia reciente, la ‘Independencia de Pilar de la Horadada de Orihuela’, destacó por la gran reivindicación popular, resaltando quizás, como acción más emblemática, el cerramiento y tapiado de la oficina municipal, momento en el que los pilareños pidieron a los policías que controlaban la manifestación que no vistieran los uniformes sellados con el escudo de Orihuela, recrudeciéndose las protestas, teniendo las fuerzas del orden que emplear gases lacrimógenos contra los manifestantes, produciéndose cortes en el tráfico rodado de la carretera N-332. El 30 de julio de 1986 un decreto aprobaba la concesión de la segregación de Pilar de la Horadada. Desde entonces, el recién estrenado Ayuntamiento pilareño decidió que cada 30 de julio se celebraría su “Fiesta de la Independencia”.
Otra “Independencia” territorial fue la ruptura territorial del término municipal de Los Montesinos con el Ayuntamiento de Almoradí. Convertido Los Montesinos en una pequeña aldea se consolidó y atrajo nuevas actividades económicas, hasta con la llegada del gran auge inmobiliario y turístico de los años ochenta del pasado siglo, generando mayores posibilidades laborales, y por lo tanto, mayor riqueza que desde el Ayuntamiento de Almoradí no repercutía en el poblado montesinero. Su crecimiento provocó tensiones con Almoradí, ya que los vecinos de la pedanía se consideraban generadores de una riqueza que no revertía en el poblado, igual que ocurrió con Pilar de la Horadada. Los trámites de segregación se prolongaron hasta el 30 de julio de 1990, fecha en que consiguieron los vecinos de la segregación municipal por Real Decreto.
Ya digo, en el mes de julio ¿Independencia?