ARTÍCULO EN “CARTA LOCAL” DE LA FEMP DE LUIS YUSTE RICOTE Y JAVIER NÁJERA MARTÍNEZ. CRONISTAS OFICIALES DE PARACUELLOS DE JARAMA (MADRID).
Las enfermedades infecciosas han acompañado a la humanidad desde el principio de los tiempos. Algunas de ellas ha sido consecuencia de la puesta en marcha en pueblos y las ciudades de los cambios urbanísticos y arquitectónicos. Este artículo hace un recorrido por la aparición de la peste bubónica, la malaria o fiebres tercianas, la viruela o la gripe española hasta llegar a nuestros días con la COVID-19.
Probablemente estamos en la llamada segunda ola de infección del virus SARS COV 2, conocido como COVID19, para la que de momento no existe ni vacuna ni tratamiento. La única forma de contención segura es la precaución, medidas higiénicas, la mascarilla, el lavado de manos y el aislamiento social, como hemos comprobado en los meses de confinamiento y alarma de la primera mitad de este 2020. Las enfermedades infecciosas han acompañado a la humanidad desde el principio de los tiempos, pero no hemos conocido sus causas hasta los últimos doscientos años. Ahora tenemos herramientas que permiten actuar sobre una enorme cantidad de microorganismos evitando la propagación.
Algunos de ellos han sido consecuencia de la puesta en marcha en pueblos y las ciudades de los cambios urbanísticos y arquitectónicos. A pesar del desconocimiento científico que ahora manejamos, en la protohistoria se empezaron a utilizar suelos con cal, que gracias a la actividad antimicrobiana del calcio protegieron a los habitantes de las casas que lo utilizaron. El uso de la cal fue extensible a paredes, utilizada no solamente en las casas particulares, también se utiliza en grandes edificios dando lugar al conocido revoco a la madrileña.
La influencia de las enfermedades en la vida urbana Las enfermedades infecciosas han acompañado a la humanidad desde el principio de los tiempos. Algunas de ellas ha sido consecuencia de la puesta en marcha en pueblos y las ciudades de los cambios urbanísticos y arquitectónicos. Este artículo hace un recorrido por la aparición de la peste bubónica, la malaria o fiebres tercianas, la viruela o la gripe española hasta llegar a nuestros días con la COVID-19. Las infecciones bacterianas están siempre presentes cuando buscamos en la historiografía, Cólera morbus (Vibrio cholerae), Tifus (Rickettsia typhi) o Peste (Yersinia pestis) son habituales de la bibliografía. Estas dos últimas bacterias tienen el reservorio natural en ciertos invertebrados, trasmitiéndose en humanos en contacto estrecho con los animales. Esto era característico en las casas de las ciudades al final de la edad media. La parte inferior de las viviendas hacía las veces de granero, en ocasiones se compartía la estancia con los animales.
Con el tiempo el espacio inferior se utiliza como negocio configurando la Calle Mayor de ciertos municipios, desplazando así los animales del casco principal, dando lugar a casas con un pequeño cobertizo para los animales, o en algunos municipios creando guarderías de ganado. La peste bubónica, probablemente, ha sido la enfermedad que más daño ha causado en distintas épocas. Esta enfermedad llevó por delante a millones de almas de todas las condiciones sociales, a pesar de ello se ponía la mirada sobre los culpables de la expansión de las enfermedades a los habitantes de los “barrios bajos”, es decir la población pobre, cuando lo cierto es que el hacinamiento es el que favorece la trasmisión. Son las clases altas las que, tras la pérdida de familiares, empezaron a ser comitentes de hospitales para pobres. Ejemplos de estos siguen presentes en algunos municipios, como el Hospitalillo de San José de Getafe, el Hospital de Juan Muñoz de Leganés o el Hospital de Antezana de Alcalá de Henares.
Las primeras instalaciones hospitalarias son las casas de pobres e plagados, también conocidas como lazaretos, donde se atendía a los enfermos infecciosos. Los Hospitales de San Lázaro, se establecieron principalmente en los pueblos jacobeos, pero poco a poco fueron repartiéndose por toda Castilla, con presencia en Buitrago y Madrid. La malaria o fiebres tercianas, enfermedad producida por Plasmodiummaladiae, es junto con el cólera, las afecciones de los que más quebraderos de cabeza produjo durante la invasión napoleónica en Madrid. Tal es así, que encontramos documentación de peticiones a médicos de las poblaciones cercanas a Madrid, sobre cuáles eran las principales enfermedades que se producían en ellas.
Al encontrarse la presencia de fiebres tercianas, recomendaban la desecación de los lugares habituales de encharcamiento, desapareciendo así charcas y pequeñas lagunas en los alrededores de estas poblaciones. Carlos III y José Bonaparte, fueron los principales reyes que se dieron cuenta de la importancia de hacer de Madrid, de las ciudades, lugares más amplios y seguros para sus habitantes. Respecto a las enfermedades víricas, tenemos dos que han causado mucho daño. La primera, la viruela es la que precisamente, se erradica gracias al descubrimiento de la primera vacuna.
Aparece en Madrid produciendo verdaderos estragos, en las poblaciones que hay una incidencia epidémica mayor cambian totalmente sus condiciones higiénicas. Esto nos lleva a la otra enfermedad vírica, la mal llamada Gripe española. Este virus hace su entrada triunfal en diciembre de 1918, pues no venía sola, la acompañaba la viruela. Se calcula que entre 20 y 50 millones de personas murieron por la pandemia gripal. Si miramos los censos de población de esos años, vemos como la muerte sesgó la vida de cientos de vecinos de la provincia de Madrid. Encontramos que en las cercanías de Madrid, los municipios de Paracuellos de Jarama y Torrejón de Ardoz son los únicos que en la década de los años 10 a 20 del pasado siglo suben sus censos de población. Probablemente se deba al cambio en los hábitos sanitarios de sus vecinos, al haber pasado la viruela con gran intensidad, poco antes de la gripe española. El hacinamiento no es bueno para las pandemias. Por ello en el siglo XIX Carlos María de Castro, planifica un ensanche de Madrid.
El cercado y abigarrado Madrid de Felipe IV hace que el municipio esté demasiado apretado en sus costuras, así que hay que expandirse para el bienestar sanitario de los vecinos. Con el ensanche, Madrid multiplica por tres su superficie, sus calles se acercan al trazado hipodámico permitiendo la ventilación de las calles. Además, éstas se diseñan con casas más espaciosas, calles con la anchura para mantener una distancia social, evitando así posibles contagios. A esto, hay que añadir el pavimentado e iluminación de muchas calles, lo cual disminuye sustancialmente la posibilidad de infectarse en las vías encharcadas de distintos “¡agua va!”. La gripe española, es la pandemia más cercana a este siglo XXI. Así se produce una trasformación sustancial en la ciudad de Madrid como en toda España, sobre todo en su saneamiento, así como la creación de hospitales. A esto ha de unirse el esfuerzo del Canal de Isabel II para que el agua corriente llegue no solamente a las fuentes de los barrios, también a los hogares. Madrid se va transformando urbanísticamente de un gran poblachón en una gran ciudad tras sucesos catastróficos como plagas, pandemias, guerras y sucesos graves que afectan a muchos vecinos.
Como hemos visto a lo largo de estas líneas, las calamidades, guerras y enfermedades han ido cincelando para bien la trama urbana sobre pueblos y ciudades madrileños, cambiando y mejorando el trazado urbanístico, a la par que creando nuevos espacios ciudadanos comunes. En la actual situación tan grave que vivimos del coronavirus, vemos ciertos reflejos de nuestro pasado: la ciudad de Madrid, por ejemplo, peatonaliza importantes calles para el mantenimiento de la distancia social y contará con un Hospital de Pandemias; y los barrios de grandes ciudades con más habitantes por metro cuadrado son los que más atención suscitan para evitar los contagios.
Bibliografía y webgrafía: • ARRlZABALAGA, J. (2002):La enfermedad y la asistencia hospitalaria. Historia de la ciencia y de la técnica en la corona de castilla, 1 Edad Media. Págs 603-629. Junta de Castilla y León. • CAÑEDO RODRÍGUEZ, M. (2012): La ciudad medicalizada: epidemias, doctores y barrios bajos en el Madrid moderno, Journal of Spanish Cultural Studies, 13:4, 372-407, DOI: 10.1080/14636204.2013.820008 • PORRAS GALLO, M. I. (1994): Una ciudad en crisis: la epidemia de gripe de 1918 – 19 en Madrid. Tesis Doctoral. Universidad Complutense de Madrid. • NÁJERA, J.; YUSTE, L. (2016). Historia(s) de Paracuellos. Ayuntamiento de Paracuellos de Jarama, Madrid. • Desigualdades sociales en salud en la Comunidad de Madrid (7): El crecimiento urbano e industrial (III): El ensanche de Madrid y los extrarradios. JAVIER SEGURA POZO. URL: http://www.madrimasd.org/ blogs/salud_publica/2010/03/05/131687 [consulta 9/09/2020]
Fuente: http://femp.femp.es/files/842-354-fichero/Carta%20Local%20n%C2%BA%20338,%20septiembre%202020.pdf