LA INJERTA DE ÁRBOLES
Mar 03 2018

POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Proceso de injerta

En mi pueblo como en otros lugares, siempre han existido agricultores avezados, y los sigue habiendo, que han dominado las técnicas de la injerta de árboles.
Durante más de quince años trabajé a su lado, aprendí sus técnicas y las puse en práctica; ya que alternaba los estudios con las actividades agrícolas.

De mi abuelo y de mi padre, obtuve las enseñanzas de todo su proceso; desde la preparación del terreno, la selección de los árboles que estaban en su punto para ser injertados, la elección de los vástagos y yemas que tuvieran el vigor necesario para prender en los árboles a injertar, las técnicas adecuadas y el cultivo posterior con sus abonos y riegos pertinentes.

Ellos me enseñaron cual era la época propicia en que se debía hacer la injerta; siempre dependiendo de la familia de árboles que se tratara y, sobre todo, si procedía la injerta en forma de «yema» o de «púa» y, por supuesto, las ventajas e inconveniente de cada uno de los métodos.

El injerto de púa se realiza al ensamblar un vástago con varias yemas en el tronco del árbol que, en el argot huertano llamamos «árbol borde». Para ello, se secciona el tronco y se les hace dos hendiduras verticales, lugar en donde se colocan los vástagos, abrigando bien el corte para que no se seque ni se engome. Generalmente se cubre el corte con unas hojas verdes de cañas a las que se ciñe y sujeta con unos hilos, o madeja de esparto o cordel o cordeta.

Como he escrito con anterioridad, también se puede efectuar la injerta, con yemas de árboles jóvenes, en plena producción, que estén sanos y produzcan frutos de buena calidad.

Para efectuar este tipo de injerta, se abren unos ojales en la piel de los árboles a injertar en la corteza, en donde se colocan las yemas bien adosadas y prensadas, con el fin de que no queden burbujas de aire, ni se pudra, si es que llueve, o se agosten por el calor, ni se engomen. Después, como en la injerta de púa, se protege de la misma manera.

En la injerta de yema, no es preciso talar el árbol injertado, haciéndolo cuando haya brotado la yema injertada y comience a tener vida propia.

Los árboles que con más frecuencia se injertan en las huertas y campos, son: los cítricos, frutales, rosáceos, olivos, etc. Los agricultores son conocedores de qué, un mismo árbol puede ser injertado por varias yemas de la misma familia, por ejemplo la de los cítricos, los árboles frutales más cultivados en la huerta; ya que un mismo árbol puede tener una rama de naranjas, otra de limones, otra de mandarinas, otra de limas y, además, con las variantes de cada una de ellas.

El agricultor es sabedor de las fechas propicias para efectuar la injerta de cada clase de árboles y el cuido especial que precisa cada uno de ellos para qué, en el menor tiempo posible, se forme un nuevo árbol que vaya dando sus frutos; en cantidad y calidad.

El cultivo posterior, de estos tablares con árboles injertados, siempre se ha efectuado con la pericia de que han hecho gala nuestros agricultores.

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