POR FERNANDO JIMÉNEZ BERROCAL, CRONISTA OFICIAL DE CÁCERES
Está fechada en el 22 de julio de 1681, bajo el reinado de Carlos II ‘el hechizado’, quien ordena suspender los eventos en la ciudad
El Palacio de la Isla de Cáceres muestra como ‘Documento del Mes’ de febrero una carta del Rey Carlos II fechada en 1681, en la que prohibía la representación de comedias debido a la peste.
En concreto, se trataba de la epidemia de la peste bubónica, que durante siglos arrasó todos los rincones de Europa provocando la muerte de aquellos que la padecían, y que fue especialmente virulenta durante el decenio de 1676 a 1685, causando, sólo en España, el fallecimiento de más de 250.000 personas, según las estadísticas de la época.
Este documento proviene de los fondos del Archivo Histórico Municipal y se trata de una carta que se envía a Cáceres el 22 de julio de 1681, a través de la cual el monarca ordena que “mientras duren los contagios se suspendan las representaciones de comedias”, sobre todo aquellas que se hacen “secretamente”, lo cual esclarece que el control de la prohibición era vulnerado en algunos lugares.
Esta carta narra también las medidas tanto humanas como divinas que se han utilizado para frenar los contagios. También se especifica que “se ponga especial cuidado en la recta y entera administración de justicia y que se curen pecados y escándalos públicos”.
Esta orden de prohibir las comedias en Cáceres, donde se conocen la existencia de un corral de comedias desde 1614, en el número 8 de la calle Tiendas dentro del recinto amurallado. Posteriormente, este corral se traslada al Hospital de la Piedad, futuro espacio en el que se situaría a finales del siglo XVIII la Audiencia Territorial de Extremadura.
Ya en el siglo XVII se empieza a representar en el patio del citado hospital a condición que se pagara al municipio 1/5 de la taquilla como limosna para el hospital, informa el Consistorio cacereño en nota de prensa.
Cabe recordar que la peste trastocaría las actividades públicas de los pueblos y ciudades de la Corona, siendo una de esas actividades la teatral, ya que la enfermedad impedía que las compañías se desplazasen por los caminos y además no encontraban lugares para desarrollar su trabajo.