POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
…puede ser reconfortante, dura o incomprendida… o acomodaticia si no quiere entrar al trapo. Pero, en este último caso, sería indigna.
Es como una cara y cruz de la moneda, en este caso más bien una cruz. He tenido la ocupación, como Cronista asesor, de acompañar a un equipo de “España directo” de TVE que hace unos días han venido a grabar unos minutos de su programa. El motivo, tan de moda estos días de nuevo, es el estreno de la segunda parte de la serie “Isabel” que, después del regalo de los primeros capítulos, están emitiendo la continuación, con más medios y sin esperar en el cajón de programación, porque tras el éxito anterior, ampliará audiencia.
He manifestado anteriormente que la serie me gustaba, tenía un guión respetuoso con la historia, creíble, con un ritmo apasionante, porque nuestra historia fue eso, una apasionante aventura. Un guión en conjunto fiel a la historia, con alguna licencia novelística. Ese ha sido su éxito televisivo.
Pero en el afán de publicitar la nueva emisión de los nuevos capítulos de la serie, parece que olvida algo que debería ser primario en el periodismo de televisión, tan popular −demasiadas veces populachero−, tan del momento, que no da tiempo de recapacitar en su construcción, en su relato verídico y cuidado, tan sin preparar frases escuetas, las pocas que caben de unos minutos de emisión. ¡Es que el tiempo en Tv es muy valioso! se suele decir ufanamente. Por eso el contenido ha de ser muy medido y bien construido.
Viendo la grabación de “España directo”, en sus escenas relativas a la serie de Isabel y en Arévalo, se advirtió la manía de repetir tópicos y medias verdades, de no profundizar ni investigar, y así, en lugar de impartir cultura o al menos ser un entretenimiento formativo, no sólo no dicen nada nuevo, sino que se aferran a frases hechas poco identificadas con la realidad histórica. Te citan como asesor pero no se dejan aconsejar. Si contradices o modificas lo que ellos quieren que les digas, te ignoran. ¡Isabel viviendo en el castillo! Hace ya mucho, y se ha dicho hasta la saciedad, con documentación que lo avala, que vivió en las Casas Reales o Palacio de Juan II que existieron en Arévalo.
Esa superficialidad de la promotora de las rutas de Isabel en Castilla y León, que no es la primera vez que banaliza sobre ciertas historias en publicaciones, con temas poco cotejados y contrastados, repartiendo espacios desiguales con falta de ecuanimidad. Y hablando de Isabel, olvidar o infravalorar a Madrigal, es un agravio histórico. Profundizar en demasía sobre “falsos históricos”, es falta de ecuanimidad y de rigor.
Como Cronista, si soy convocado al rodaje, en honor a la realidad y honestamente tengo que desmentir que en nuestro castillo viviera nuestra Isabel de Castilla… sería más fácil continuar con esas falsedades que pueden ser más rentables cara al turismo, pero estaríamos traicionando el rigor histórico… pudimos haber pensado en esto cuando se tiraron las Casas Reales de Arévalo, porque “no tenían valor histórico ni artístico…”. Esa misma teoría habría de aplicarse a Medina del Campo que, desgraciadamente, tampoco conserva sus Casas Reales aunque una reconstrucción posterior pase por “Palacio Testamentario”… Es la cruz de esta moneda histórica.