«VARIOS ELEMENTOS QUE CONFIGURAN LOS ESCUDOS EPISCOPALES QUE ADORNAN EL INTERIOR DE LA CÚPULA DE LA BASÍLICA TERORENSE HAN COMENZADO A DESPRENDERSE Y CAER SOBRE LAS BALDOSAS DEL PRESBITERIO DE LA MISMA», INFORMÓ AYER EL CRONISTA OFICIAL DE TEROR, JOSÉ LUIS YÁNEZ RODRÍGUEZ
La humedad que afecta a la cubierta de la basílica de Nuestra Señora del Pino de Teror ha provocado, tras las últimas lluvias, la caída de elementos decorativos de la cúpula del templo.
El párroco Jorge Martín de la Coba estudia la colocación de una red sobre el presbiterio de la basílica que proteja a los fieles y a los sacerdotes de nuevos desprendimientos de piezas.
«Varios elementos que configuran los escudos episcopales que adornan el interior de la cúpula de la Basílica terorense han comenzado a desprenderse y caer sobre las baldosas del presbiterio de la misma», informó ayer el cronista oficial de Teror, José Luis Yánez Rodríguez.
«Además de la gravedad que en sí mismo entraña el hecho, ya que son un peligro para los sacerdotes, los fieles o los muchos visitantes de la misma; están siendo rápidamente atajados por el párroco con una actuación preventiva en espera de la lógica y contundente actuación de restauración que toda la cubierta de este extraordinario edificio muestra en muchos lugares como urgente y perentoriamente necesaria», agrega Yánez.
La basílica del Pino fue restaurada hace medio siglo, precisamente en este 2019, de la culminación de las obras que desde 1967 a 1969 afianzaron y recuperaron para el patrimonio canario. El inmueble de Teror, por tanto, según los que lo conocen al detalle, ya da muestras del deterioro y el desgaste. Es comentario habitual entre los vecinos y feligreses que cuando llueve se observa el agua bajar por las paredes laterales e incluso por la parte trasera de los retablos, con evidente riesgo para las obras de arte y las maderas del templo.
A juicio de José Luis Yánez, la situación deja claro «que debe intervenirse nuevamente en cubierta, órgano, en la misma imagen de Nuestra Señora del Pino, que se restauró hace 45 años, y en otros muchos aspectos necesitados de nuevas rehabilitaciones».
Los desprendimientos de los elementos decorativos de escayola de la cúpula se produjeron coincidiendo con la visita de un pequeño grupo de turistas al interior de la basílica, sin que se produjeran heridos ni impacto sobre las personas. Las piezas de escayola del siglo XIX y anterior se destrozaron al contacto con la piedra de los suelos, explicaron desde el municipio terorense.
Uno de los problemas que se conocen del estado del templo es la falta de limpieza de una acequia que rodea el edificio y que se encuentra sin limpiar desde hace años, por lo que el agua se vierte al interior de la cubierta, y de ahí a las maderas y paredes de la basílica.
El párroco y sus colaboradores, responsables del culto en la basílica de Nuestra Señora del Pino, mantiene su actividad con normalidad y sus puertas abiertas al público en general y a los peregrinos que acuden a visitar a la Virgen.
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