POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
Ebolá, oh la la. Cuánta estupidez plena de altivez explicándola. Por televisión y prensa-papel, éste, el otro, aquel con el corazón falto de ilusión prendido de él.
Ebolá, ebolá, epidemia, plaga, quien la cura paga y a la vista está. Todos asombrados, cuarentena al canto, mayor desencanto que los ya pasados. ¡Oh tiempos airados! Por él va mi planto.
Ebolá maldito que viaja en avión como un moscardón. Ni pongo ni quito. Es una cuestión que hay que resolver para contener la respiración con extremaunción y mucho saber.
Ebolá ¿por qué mala mala suerte infiltras la muerte y ni se te ve? Óyeme, ebolá, y escucha a Ana Mato por la que no mato en esta omertá. Nada más ingrato. Basta, basta ya.