POR ANGEL DEL RIO LÓPEZ, CRONISTA OFICIAL DE GETAFE (MADRID) Y MADRID (CAPITAL).
Agraviar a Madrid se ha convertido en un deporte nacional, ya sea en el ámbito territorial o político, en lo referente a las personas que ostentan la representación de los madrileños. Tenemos la sensación de que somos el pin pan pun de los que acuden a la feria de las críticas con ánimo de desfogarse, de redimir sus frustraciones, descargando sus complejos sobre esta tierra o sus moradores.
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, de carácter provinciano y anchoero de propaganda, suele evidenciar una condición innata de bocachancla oportunista. Este personaje fue sorprendido por el micrófono de un periodista, cuando estaba charlando con varios consejeros de su Gobierno y un militante de su partido, pillado en el momento en el que, con tono preocupado, aseguraba que: «Madrid va a ser una bomba dentro de quince o veinte días». Se refería al estado de la pandemia. Al día siguiente apareció en una televisión, no para rectificar o pedir perdón, sino para criticar que alguien hubiera divulgado una conversación privada. La culpa no era de él, sino del mensajero; no se retractó de lo dicho, sino que lamentaba que hubiera trascendido lo que expresó en privado. ¡Vaya personaje!
Otro agravio reciente lo encontramos en las palabras de Irene Montero y su adjunto Pablo Iglesias. Según la ministra de no se sabe qué, “Madrid no es una ciudad segura para mujeres y gays”. Esta señora, marquesa de Galapagar, no se ha enterado de que en Madrid hay un barrio, el de Chueca, donde los gays disfrutan de absoluta tranquilidad y de todos sus derechos; o que en Madrid se celebra cada año, con pompa y tronío, la fiesta del Orgullo Gay. Quizá en el subconsciente de la ministra de Igualdad de Galapagar, hayan dejado huella esos escraches de mujeres de la izquierda radical, tan cercanas a ella, a otras mujeres que habían tenido la osadía militar en el centro derecha y que por ello sufrieron acoso en presencia de sus hijos o estando embarazadas.
Otro de los deslenguados izquierdistas que sufre de incontinencia verbal contra quienes no comulgan con sus ideas, es el periodista Máximo Pradera, conocido por sus arrebatos dialécticos, que dispara siempre en una misma dirección, hacia su derecha, y que en estos días se ha sumado a la panda resentida, porque Isabel Díaz Ayuso se haya anticipado a las veleidades de algunos y les haya frustrado una moción de censura convocando elecciones anticipadas.
Máximo de palabras gruesas y mínimo de tolerancia, habló en un tuit de “sacar la macheta de carnicero y cortar el cuello a Isabel Díaz Ayuso”. ¿Se puede ser más miserable a la hora de establecer matáforas?
Hay quienes no soportan que Madrid sea la locomotora de la economía nacional, el destino elegido por muchos inversores, de la baja fiscalidad, un referente de convivencia. Por todo esto, y algunas cosas más, Madrid sigue siendo la malquerida del Estado a la hora del reparto de los fondos, de los presupuestos generales y las subvenciones. Madrid acoge a todos, pero no todos agradecen ese nivel de acogida, y disparan con una artillería de agravios, insultos y desprecio.
FUENTE: EL CRONISTA