POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Éramos un buen grupo, casi cincuenta personas, el aforo completo previsto, y quedamos en la Plaza del Real para la cita de las Visitas de Arqueoturismo, para descubrir Arévalo.
Y tuvimos la satisfacción de recibir al Doctor en Historia de la Universidad Autónoma de Madrid, Gregorio Manglano, que acudió a la ciudad para participar en una de las visitas de «Arqueoturismo» que con tanta aceptación organiza Jorge Díaz, arqueólogo y guía de turismo, y patrocina el Ayuntamiento.
La propuesta despertó una gran curiosidad, y nos habló de «¿Arévalo vetona? Aproximación a las esculturas zoomorfas (verracos)».
Una primera parte se desarrolló en la sala de conferencias de la Casa del Concejo donde el doctor Manglano nos puso en antecedentes de esas esculturas propias de los celtíberos, principalmente de los Vettones, pueblo prerromano que habitó las sierras de Ávila, Salamanca, Cáceres y limítrofes de Portugal, quero que tuvieron una gran zona de influencia, entre ella la vaccea de la meseta llana, nuestra zona que como vecina y colindante presenta muchas influencias culturales y de intercambio económico. Por eso los límites de estas esculturas son tan imprecisos, aunque estudios recientes dicen que la piedra de granito es toda procedente de Cardeñosa, nuestra abastecedora en todo tiempo del bien escaso de la piedra de granito, como pone de manifiesto la arquitectura patrimonial de la ciudad y comarca.
Un extraordinario resumen del estado de la cuestión, toros y verracos, que muchas veces se cofunden. Ahí estuvo la revelación del profesor Manglano que aseguró que nuestra histórica «Marrana Cárdena» podría ser un toro.
Yo tengo que reconocer que, hasta este momento, por lecturas y escucha de expertos, siempre mantuve lo de «marrana» incluso haciendo ostentación de sus atributos sexuales, proponiendo un culto a la fertilidad… pero este discurso parece fenecido en vista de lo que nos propone nuestro invitado especial.
Posteriormente, el nutrido grupo nos trasladamos al Museo de Historia donde pudimos ver otro verraco, mutilado, pero que los técnicos ven en estos restos lo que los aficionados no vemos. Y después, a ver nuestra joya la «Marrana Cárdena» que está en el patio de la casona de los Ríos, una pieza emblemática que llegó aquí por el coleccionismo del General, y su nombre «cárdena» no es definitorio del color, que es granito gris normal, sino de su origen, de su enclave anterior, el palacio de «Cárdenas Vadillo y Machuca». Su ubicación primitiva la desconocemos. Luego vimos otros ejemplares, terminando en los clásicos de la base de a torre de San Miguel, también retocados para su aprovechamiento como sillares.
Pero, lo verdaderamente reseñable es la sapiencia de nuestro profesor Manglano, que nos ilustro sabiamente sobe estas esculturas zoomorfas que son testigo y testimonio de nuestro pasado histórico.
Una mañana veraniega de calor en la que aprendimos mucho, aunque yo tengo que manifestarles que esta nuestra escultura prerromana siempre será la «Marrana Cárdena», porque así es conocida por todos…
Enhorabuena Jorge Díaz por tus ofertas de visitas de «Arqueoturismo» siempre llenas de nuevas ofertas culturales y tan bien acogidas por el público que siempre agota esta oferta, acude con avidez y goza de las enseñanzas…
Gracias Jorge.
FUENTE: https://www.diariodeavila.es/noticia/z2b75aab2-d71a-a76e-eafc50fdfce24e6f/202407/la-marrana-cardena