EL CRONISTA OFICIAL DE PILOÑA, ANDRÉS MARTÍNEZ VEGA, QUE RESALTÓ EL CARÁCTER DIALOGANTE DE ESPINA
Un hombre serio, familiar y trabajador. Así describieron al exregidor piloñés Gilberto Espina Coballes algunos de los amigos y vecinos que ayer abarrotaron la iglesia parroquial de Infiesto para darle el último adiós. Espina, que gobernó el concejo entre 1979 y 1983, convirtiéndose en el primer alcalde de la etapa democrática bajo las siglas de Unión de Centro Democrático (UCD), falleció en el Hospital Universitario Central de Oviedo (HUCA), a los 88 años de edad, el pasado lunes.
Entre los asistentes al funeral del que fuera diputado autonómico hasta 1987, se encontraba el actual alcalde de Piloña, Iván Allende. El socialista valoró la labor del finado al frente del equipo de gobierno «marcada por la puesta en marcha de los servicios públicos básicos y el consenso con los grupos de la oposición», dijo. «Su figura política era muy respetada por los piloñeses y su fallecimiento dejará un gran vació en el concejo», aseveró.
Espina fue simpatizante de la agrupación Foro Asturias desde su constitución y por eso los miembros de la promotora local, con Juan Carballo a la cabeza, no quisieron faltar a su despedida, a la que acudió la presidenta del partido, Cristina Coto.
Los casquistas le brindaron un homenaje en 2013 en el que también nombraron socio honorífico al piloñés Lele Azcoitia. Este último resaltó ayer tras el funeral el buen hacer del finado. «Su mayor éxito fue traer los ciclos de Formación Profesional a Piloña. Lo recuerdo trabajando en el Ayuntamiento siempre desde primera hora de la mañana. Era buen administrador y pudo hacer obras sin endeudar las arcas municipales», afirmó Azcoitia. Su opinión la compartía el cronista oficial de Piloña, Andrés Martínez Vega, que resaltó el carácter dialogante de Espina. «Era un político nato que siempre trabajó para traer mejoras a Piloña y la cumbre la puso al inaugurar el centro de Formación Profesional en San Cipriano», destacó.
Por su parte, el párroco de Infiesto, Manuel García Velasco, puso en valor durante la homilía el esfuerzo dedicado durante toda su vida al servicio de la comunidad.
Espina nació en febrero de 1929 en su casa familiar de El Corralón, en la parroquia de San Juan de Berbío, y a los 24 años de edad tomó las riendas del taller mecánico de su padre, que dirigió en Infiesto hasta su jubilación. Viudo de Josefa Morán, «Pepa», deja una hija, Concepción y una nieta del mismo nombre.
Fuente: http://www.lne.es/ – Cristina Corte