POR BIZÉN D’O RÍO MARTÍNEZ-CRONISTA OFICIAL DE LA HOYA DE HUESCA
Hace tiempo que la mujer española ocupa los primeros puestos de la política y a nadie extraña verla comparecer en la Cámara, ante las cámaras de televisión y en los lugares donde se celebran los actos políticos, pero echar atrás la vista, es recordar otro tiempo, que nos lleva a los comienzos de 1983, cuando se hacía público como un avance, algunas de las conclusiones de una tesis doctoral que la joven socióloga Mari Luz Morán, estaba llevando a cabo dentro de la Cátedra de “cambio Social” en la Facultad de Ciencias Políticas, sobre “La clase política española” a imagen y semejanza de un fascinante estudio del americano R. Putman titulado “The beliefs of policians”. Parece ser que mientras buceaba entre datos y encuestas se dio cuenta de que las mujeres, según dijo a todos los medios, “pasan de ser una variable secundaria en los estudios de sociología política, para comenzar a entenderse como parte fundamental y obligada para la correcta evaluación y el entendimiento de la vida política y social de una comunidad concreta”. Y surgían entonces una serie de preguntas: ¿Cómo eran las mujeres que formaban la clase política?, ¿Cuántas eran?, ¿Por qué estaban allí?, ¿Como pensaban?, además de un largo etcétera de interrogantes que se planteo esta investigadora.
Lo cierto era que la presencia de la mujer en las Cortes españolas a partir de las primeras elecciones democráticas: el 15 de junio de 1977 con un censo electoral con un 53 por ciento de mujeres, el numero de parlamentarias que salio elegido fue menor al 5% del total; con 21 congresistas y 6 senadoras, se trataba de una cifra muy reducida que volvió a aparecer en las elecciones de marzo de 1979, incluso descendiendo un poco, pues fue el 4,48% del total, con 19 congresistas y 6 senadoras, finalmente, en la España del cambio, se celebran elecciones en 1982 en las que se pierden puestos y son 17 congresistas y 8 senadoras. La escasa representación de las mujeres en las Cámaras de representación de las sociedades occidentales era un fenómeno común a todas ellas. De los 16 países del área política occidental, España ocupaba el número 10, situándose por delante de algunos países de tan larga tradición democrática como eran Francia, Gran Bretaña, Canada y Estados Unidos.
La primera conclusión a la que llegó la socióloga Mari Luz Morán en su estudio, era que de ningún modo existía una correlación clara entre el incremento de desarrollo económico y político de un país y la presencia de la mujer en las Cámaras legislativas. Una segunda conclusión era que mientras en la mayoría de los países occidentales se observaba una tendencia a aumentar la presencia de la mujer en las Cámaras, en España la tendencia era a disminuir.
Ciertamente, eran unos años en que la mujer accedía a los puestos de representante en los Parlamentos incluida dentro de las listas lectorales cerradas, y contado con el apoyo de un partido político y dependiendo de él, y en la mayoría de los casos, como “técnico” de ese partido y no como líder. El estudio sociológico venía a demostrar de alguna forma la discriminación de que era objeto la mujer dentro de los partidos políticos, porque en 1979 se presentaron en las listas electorales un total de 1089 mujeres sobre 5072 candidatos, ocupando unos lugares muy rezagados dentro de las listas electorales, destacando como muy significativo que los dos grandes partidos mayoritarios no presentaron ninguna lista encabezada por una mujer.
De aquellas primeras mujeres que accedieron a las Cámaras españolas en 1977, ha sido necesario que pasaran muchas legislaturas con sus respectivas campañas electorales, para que la mujer llegara a ocupar en el 2023 el 43 % de los escaños .
FUENTE: EL CRONISTA