POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Charo Baeza llegó tan lejos que en España -no digamos en su Murcia natal- pocos la conocen. A Charo Baeza, en realidad, no es que nadie la recuerde. Más bien, parece que muchos la han olvidado. Porque ya en 1981, la Asociación de la Prensa le otorgó uno de sus Laureles por considerarla la murciana más universal. Y desde luego que lo era. Aquel mismo año también recibió en Atlanta City (EE UU) el galardón a la mejor artista del año en un certamen donde competía con estrellas de la talla de Frank Sinatra o Ann Margret.
Charo nació en Molina de Segura un 15 de enero de 1951. O, como reza su partida de nacimiento, 10 años antes. Aunque ella siempre mantuvo que se debió a un error en los documentos. Y, por si alguien lo dudaba, consiguió que un juez americano le diera la razón. Así que contaba solo 15 años cuando se casó con el músico Xavier Cugat, según ella misma explicó en su día, como única forma de que le permitieran actuar con esa edad en clubes nocturnos. La boda fue la primera que se celebró en el hotel Ceasar de Las Vegas.
Cantante, bailarina, cómica, actriz y guitarrista española -de no poco virtuosismo-, Charo logró alcanzar el manido sueño americano. De la mano de Cugat estableció su residencia entre Nueva York y Las Vegas, además de realizar continuos viajes por Europa y América del Sur.
Su aparición en largometrajes norteamericanos a finales de los años 60, aunque efímera, le reportó cierta popularidad, que se vería desbocada cuando comenzó a trabajar en diversos programas televisivos. En 1970, por adelantar un dato, participó en el documental-concierto Elvis: ‘That’s the Way is It’.
De Molina al mundo
Aún vivía en Molina, donde nació y fue bautizada con un nombre más corto -Rosario del Pilar Martínez Molina- cuando comenzó a estudiar flamenco y guitarra clásica. Su primera aparición en el cine fue en 1963, en las películas ‘Nuevas amistades’ y ‘Ensayo general para la muerte’. Pronto atrajo la atención del director de orquesta Xavier Cugat, con quien contrajo matrimonio en 1966.
Durante los años setenta del siglo XX, Charo ostentó el título de la más popular ‘show-woman’ de los Estados Unidos, lo que le permitió actuar en rodajes míticos como ‘Vacaciones en el mar’, donde alcanzó el récord de estrella invitada en más ocasiones. Mientras, compaginaba su faceta de actriz con aclamadas actuaciones en casinos y salas de fiestas de Las Vegas.
Su agenda de contactos crecía a cada instante. Los murcianos la conocieron a través del diario ‘Línea’, cuando reproducía instantáneas de la diva con Elvis Presley, Ray Charles o con el secretario de Estado americano, Henry Kissinger. No era esta última una foto cazada. En aquella ocasión, el todopoderoso político había asistido&hellip ¡a la inauguración de la nueva casa de la murciana!
Charo volvió a acaparar páginas en los diarios cuando recibió, en la distancia, el Laurel de la Prensa murciana. Entonces aseguró que, incluso al otro lado del Atlántico, le enviaban el rotativo ‘Línea’ para mantenerse al día de la actualidad en su remota tierra natal. Además, aunque su imagen de diosa rubia chirriara al anunciarlo, reconoció que en su hogar de Las Vegas mantenía un pequeño huerto donde cultivaba habas.
Bebe en porrón
«Y también bebemos el vino en porrón y comemos morcillas y longanizas», añadía tan ufana acaso sin saber que, a este lado del océano, esa costumbre de empinar el porrón ya era considerada por muchos algo típico del Bando de la Huerta. Entre sus mejores lugares para comer estaba, como no podía ser de otra manera, el Rincón de Pepe, «el mejor restaurante de Europa. Y lo tenéis en Murcia, no lo olvidéis», concluía.
La popularidad de esta murciana resultó tan aplastante que exigía para actuar, como es bien fácil de probar, un caché similar al de Frank Sinatra o Dean Martín. No es extraño que fuera invitada indispensable en los programas televisivos de mayor audiencia, entre ellos ‘The Sonny and Cher Show’, ‘La hora de Carol Burnett’, ‘The Dean Martin Show’ o ‘The Brady Bunch Hour’.
En el año 1977, Charo se nacionalizó estadounidense. Poco después contrajo matrimonio con su representante Kjell Rasetn, con quien tendría un hijo, Shel Rasten, batería del grupo metal Treazen. Cuando apenas era un niño, Charo decidió establecerse en Hawái, donde regentaba también un restaurante. Deseaba que el pequeño creciera lejos del mundano ajetreo. No regresarían hasta el año 2000. Y lo hizo para conquistar de nuevo el estrellato. Charo, quien incluso registró su frase más aclamada -Cuchi, cuchi- también es la primera murciana que ha aparecido en un episodio de Los Simpsons, concretamente el titulado ‘El viejo y la llave’. Uno de sus últimos proyectos, aparte de un disco que arrasa y se titula ‘Sexy Sexy’, es el espectáculo ‘Charo in Concert’, en el Riviera Hotel & Casino de Las Vegas.
Junto a decenas de distinciones en América, Charo Baeza recibió de manos del alcalde de Las Vegas las Llaves de Oro de la Ciudad. Es muy posible que, a golpe de porrón jumillano y en honor de su Murcia lejana, lo celebrara más tarde.
Fuente: http://www.laverdad.es/