COMO DICE EL CRONISTA OFICIAL DE AGULLENT, RAMON HARO ESPLUGUES, «LA TRADICIÓN AGULLENTINA ADMITE SIN RESERVAS LA PREDICACIÓN DEL PADRE Y MAESTRO VICENTE FERRER EN AGULLENT ALREDEDOR DEL 1410
Es la noche del 1 de septiembre, cuando la villa de Agullent celebra la Festa del Miracle (Fiesta del Milagro) o Nit de les Fogueretes (Noche de las Hogueritas), una romería nocturna que sube desde este pueblo valenciano de la comarca de la Vall d’Albaida hasta la ermita de San Vicente Ferrer, para agradecer al santo valenciano el fin de la peste que asoló este pueblo en 1600.
Así lo encontramos datado en el documento del voto de esta villa: «dit consell de comú consensu determinen, decreten, statuhixen e diguen que voten la festa de dit gloriós Sant Vicent Ferrer en tal dia com és a quatre de setembre, prometent-hi al dit sant gloriós, cada any en dit dia, pujar a la seua hermita en processó amb molta devoció».
Aunque tradicionalmente esta romería se celebraba siempre en la noche del 3 al 4 de septiembre, desde el 2013, la Nit de les Fogueretes (declarada Fiesta de Interés Turístico Local) se celebra el fin de semana más próximo a esta fecha, tal como decidió Agullent en un referéndum.
La fiesta fue instituida el 7 de agosto de 1600 como cantan los Gozos:
«Era lo any mil sis-cents/ en que esta Universitat/ estava molt afligida/ patint de la pesta el mal,/ puix huitanta-i-tres veïns/ en dos mesos soterrà».
Así, en las actas del Llibre de Consells (1592-1644) Municipals del 28 y del 29 de octubre, el pueblo de la universidad de Agullent, reunido en Consell Particular el 28 y en Consell General el 29, admitió que la curación de los enfermos de peste y la desaparición de esta epidemia, fue debida a la intervención de San Vicente Ferrer.
La tradición nos dice que fue la noche del 3 al 4 de septiembre de 1600, cuando en el pueblo ya habían muerto 83 vecinos víctimas de la peste, que el ermitaño Joan Solves oyó un fuerte ruido en la ermita:
«Era ermità en esta ermita/ Joan Solves aquell any,/ i sols quedava en les cases/ lo vicari i los jurats;/ la demés gent fugitiva per barraques i barrancs».
Cuando Joan Solves fue a ver qué había pasado, vio a un fraile dominico, que identificó con San Vicente Ferrer, arrodillado, rezando. El ermitaño fue a avisar a su mujer y cuando el marido y su esposa llegaron al lugar donde él había visto a San Vicente orando, ya no vieron a nadie:
«Joan, tancada la porta,/ desde son cuarto atisbà/ genollat un dominico/ davant de l’altar del Sant;/ més cridant a sa muller/ mai el pogueren trobar».
Pero en el lugar donde había estado el gran santo y taumaturgo valenciano, vieron una lámpara encendida supuestamente por el santo (y que antes estaba apagada) y que con su aceite curaba de la peste a los enfermos del pueblo:
«Però veieren que la llàntia/ que ans no havien cuidat/ estava sobreeixint d’oli/ en una llum molt flamejant».
En ver este prodigio, «Lo repic i la notícia,/ per lo poble s’escampà,/ pujaren tots a l’ermita». Así lo cantan estos Gozos de 1658: «Tocaren, doncs, la campana,/ i després es veren pujar,/ Justícia, Jurats, Vicari,/ pensant-se era algun fracàs;/ però vent ser gran miracle,/ plens de goig tornaren a baixar».
Una vez allí «Prengueren, puix de la llàntia/ llum i oli en quantitat,/ anant-se’n per poble i terme/ untant i curant malalts;/ i en un instant,/ s’encontraren de la pesta/ bons i sans».
Subir cada año, de noche, a la ermita de San Vicente de Agullent, con antorchas y farolillos, ya es una tradición más que centenaria en esta villa de la Vall d’Albaida. Es la manera como el pueblo agradece cada año a San Vicente la curación de los vecinos de Agullent. Una tradición que perdura cada año y que consiste, cuando se llega a la ermita, en ungirse la frente u otra parte del cuerpo con el aceite de la lámpara de San Vicente.
Por eso, también este año, aunque no sea la noche del 3 al 4 de septiembre, Agullent aclamará a San Vicente, para así agradecerle su protección:
«Puix que Déu en Agullent/ per Vós féu coses tan grans:/ guardau-nos, Gloriós Vicent/ de la pesta i altres mals».
Como dice el amigo y cronista oficial de Agullent, Ramon Haro Esplugues, «La tradición agullentina admite sin reservas la predicación del padre y maestro Vicente Ferrer en Agullent alrededor del 1410, como también su estancia, una noche», en esta villa de la Vall d’Albaida. Ramon Haro afirma también que «la devoción agullentina al santo aparece en la documentación del Llibre de Consells de la Universitat d’Agullent, en el Decreto del Milagro y en los escritos de mossèn Josep Esplugues, agullentí, rector de Montaverner y promotor de la Nueva ermita de San Vicente Ferrer (1745-1749)».
Que en esta fiesta tan entrañable, San Vicente, patrono del País Valenciano, nos enseñe a ungir con el aceite de la caridad y de la amabilidad, de la generosidad y de la alegría, a todos aquellos que viven situaciones de pobreza, de enfermedad o de solitud. Y que San Vicente continúe protegiendo a los ciudadanos de Agullent y de todo el País Valenciano: «La salut per atalaia/ en tal tossal us posà:/ Guardau-nos gloriós Vicent/ de la pesta i altres mals».
El amigo Ramon Haro, en 1972, escribía este precioso poema dedicado a la Nit de les Fogueretes, con el cual quiero honrar esta fiesta y a todos los agullentinos y agullentinas, por el hecho de haber sabido mantener esta tradición tan hermosa y tan enraizada en la villa de Agullent :
«És la Nit del Miracle,/ nit de popular devoció;/ de setembre, la nit més lluminosa;/ d’Agullent, la més bella explosió./ És nit de bona assistència,/ puix tots els agullentins/ hi fan acte de presència,/ acudint per tots els camins./ Xics i xiques pugen pel Camí de ciprers/ i pel pinar a l’ermita del Sant,/ uns amb falles, d’altres a ballar./ La música ix de la Plaça/ i de la torre la campana/ la nostra festa proclama./ És la Nit del Miracle,/ que proclama el nostre idioma vernacle».
Fuente: http://www.periodistadigital.com/ – Josep Miquel Bausset