Desde el periódico me han invitado a colaborar con esta edición digital con una sección fija de opinión y como Cronista Oficial de Grau/Grado es casi una obligación aceptar, pero es que además me unen vínculos afectivos hacia este periódico para el que trabajé como corresponsal comarcal desde enero de 1995 a junio de 1998
La primera noticia que publiqué fue el viernes 27 de enero de 1995 y trataba sobre una recogida de firmas de comerciantes moscones contra la subida del IAE. Han pasado nada menos que 29 años, por aquel entonces estaba yo aún tan verde que le tuve que preguntar a mi padre lo que era exactamente aquello del IAE, que resultó ser el Impuesto de Actividades Económicas.
Mi segundo artículo fue al día siguiente, el sábado 28 de enero, y se hacía eco de la inauguración en Yernes de un área recreativa. El mítico alcalde tamezano Valeriano Lorenzo tuvo a bien agasajar a los asistentes con un pincheo y yo me demoré en demasía tomando un poco de vino aquí y un trocito de tortilla allá. En la redacción del periódico estaban desesperados, de aquella yo no tenía teléfono móvil así que cuando llegué por fin a casa me dijeron que me habían llamado varias veces para preguntar por el artículo, que les corría mucha prisa porque cerraban la edición y me habían reservado media página. Las noticias las redactaba entonces con una vieja máquina de escribir francesa de mi madre que no tenía la tecla “ñ”. Enviaba mis textos a la redacción por fax, que yo tampoco tenía en mi casa pero sí había en varias librerías y otros comercios locales.
Lo de las fotos era una odisea aún mayor, los carretes eran de 24 o 36 fotografías y si sacabas sólo una parte para ilustrar una noticia, había que aprovechar el resto para otra ocasión. Para eso tenía que apañar un cuarto oscuro en el baño de casa, tapando con toallas cualquier rendija de la puerta por la que pudiera filtrarse luz que velara las fotos. Totalmente a oscuras (y por tanto a tientas) sacaba el carrete de la cámara fotográfica y cortaba la parte usada que envolvía con mimo en papel de aluminio. Lo introducía luego en un tubito de plástico y en un sobre para enviarlo por el ALSA a Oviedo, donde un empleado del diario lo recogía en la estación de autobuses.
Mucho ha evolucionado el periodismo en estas tres décadas, ahora el formato digital convive y amenaza con sustituir definitivamente al papel. Pero es que todo ha cambiado de forma vertiginosa, lo digital y lo virtual han facilitado en muchos aspectos el trabajo y la vida en general, pero a la vez han acaparado en demasía nuestro tiempo de ocio y transformado radicalmente nuestra forma de socializar.
La primera noticia que publiqué fue el viernes 27 de enero de 1995 y trataba sobre una recogida de firmas de comerciantes moscones contra la subida del IAE. Han pasado nada menos que 29 años, por aquel entonces estaba yo aún tan verde que le tuve que preguntar a mi padre lo que era exactamente aquello del IAE, que resultó ser el Impuesto de Actividades Económicas.
Mi segundo artículo fue al día siguiente, el sábado 28 de enero, y se hacía eco de la inauguración en Yernes de un área recreativa. El mítico alcalde tamezano Valeriano Lorenzo tuvo a bien agasajar a los asistentes con un pincheo y yo me demoré en demasía tomando un poco de vino aquí y un trocito de tortilla allá. En la redacción del periódico estaban desesperados, de aquella yo no tenía teléfono móvil así que cuando llegué por fin a casa me dijeron que me habían llamado varias veces para preguntar por el artículo, que les corría mucha prisa porque cerraban la edición y me habían reservado media página. Las noticias las redactaba entonces con una vieja máquina de escribir francesa de mi madre que no tenía la tecla “ñ”. Enviaba mis textos a la redacción por fax, que yo tampoco tenía en mi casa pero sí había en varias librerías y otros comercios locales.
Lo de las fotos era una odisea aún mayor, los carretes eran de 24 o 36 fotografías y si sacabas sólo una parte para ilustrar una noticia, había que aprovechar el resto para otra ocasión. Para eso tenía que apañar un cuarto oscuro en el baño de casa, tapando con toallas cualquier rendija de la puerta por la que pudiera filtrarse luz que velara las fotos. Totalmente a oscuras (y por tanto a tientas) sacaba el carrete de la cámara fotográfica y cortaba la parte usada que envolvía con mimo en papel de aluminio. Lo introducía luego en un tubito de plástico y en un sobre para enviarlo por el ALSA a Oviedo, donde un empleado del diario lo recogía en la estación de autobuses.
Mucho ha evolucionado el periodismo en estas tres décadas, ahora el formato digital convive y amenaza con sustituir definitivamente al papel. Pero es que todo ha cambiado de forma vertiginosa, lo digital y lo virtual han facilitado en muchos aspectos el trabajo y la vida en general, pero a la vez han acaparado en demasía nuestro tiempo de ocio y transformado radicalmente nuestra forma de socializar. La Nueva España
FUENTE: https://www.lne.es/grado/opinion/2024/01/27/nueva-espana-grado-97380902.html